Por Jorge Zárate, jorge.zarate@gruponacion.com.py

El historiador David Velázquez Seiferheld brindó en la semana una clase virtual de gran interés, en la que recordó la aparición de la peste bubónica en el Paraguay en 1899 y la crisis que provocó. El acto, organizado por la Academia Paraguaya de la Historia, tuvo importante acogida tras la entrevista que mantuvo en el programa “Fuego Cruzado”, que se emite por el canal GEN y conducido por Augusto dos Santos y Benjamín Livieres.

El sitio en Facebook de la academia fue el escenario elegido por el historiador para recordar que la pandemia de peste bubónica desató en el país no solo una grave crisis sanitaria, sino también social, económica y política, que durante la exposición recreó con expresiones de la opinión pública, la iglesia católica y los diarios de la época.

En tal escenario, a principios de 1900, incluso estuvo en riesgo la presidencia de Emilio Aceval.

“El Presidente en principio atiende las medidas de higiene, pero después recibe duras críticas en La Prensa de Blas Garay, que lo ataca ante la inacción; La Democracia de la familia Ibarra, el decano de la prensa en ese momento es crítico; El Cívico y el Radical también son muy severos con el Gobierno y en cambio La Tribuna es cercano a Aceval. El Comercio ataca a la misión argentina de Salud que llegó a atender la pandemia por los daños que sufre el sector”, comentó en el programa de televisión.

Emilio Aceval representaba a la burguesía emergente que comenzaba a vender productos primarios al extranjero y había asumido el poder en un escenario donde “comenzaban a ceder espacio los generales como (Juan Bautista) Egusquiza y Bernardino Caballero, sobre todo”.

Esta irrupción de “nuevos actores” se da en un momento en el que “las finanzas no eran óptimas y el Estado tenía una concepción liberal de la política, de manera que las intervenciones en Salud eran muy limitadas. Había un papel importante de las organizaciones de caridad y había pocos profesionales”, contó el historiador. “De hecho, la Facultad de Medicina se había fundado en 1890, no funcionó de manera regular y se reactivó en 1898, entonces cuando ocurre la peste, había médicos extranjeros, algunos médicos formados en el exterior y 30 estudiantes de medicina. Después había gente designada que tenía habilidades a la que se le otorgaba la posibilidad de atender enfermos en las ciudades del interior por ejemplo”, expuso.

Describe entonces un endeble sistema de salud en el que “existía solo el hospital de la caridad, hoy de Clínicas. Había poquísimos médicos graduados y en ausencia de un sistema de salud, había muchos curanderos o conocedores empíricos, presencia de la medicina tradicional”, señaló.

LA RUTA DE LA ENFERMEDAD

La pandemia es el resultado del comercio internacional, ya que la peste llega en un cargamento de arroz procedente de la India, ya que el brote había comenzado en 1855 en China.

“Comenzó como una endemia, una enfermedad propia de ese país y hacia fines comenzó a extenderse a otras regiones de Asia”, comentó Velázquez Seiferheld.

La llegada a nuestro país en 1899 se dio en un incidente fortuito, porque no se conocía que las ratas eran portadoras de las pulgas que transmitían la peste.

Haciendo una suerte de trazabilidad de la enfermedad se establece que un barco, en Holanda, tomó la carga de la India, de allí viajó a las Canarias “y de ahí a Montevideo, donde la carga no pasa por la aduana, sino que baja directo al barco Centauro, que fue el que llegó hasta el puerto de Asunción y como aquí no había experiencia de pestes tampoco se detuvieron en el hecho de que había ratas muertas dentro del barco y que otras salieron huyendo en el momento de la descarga. Esas ratas son las que llevaron la peste hacia Encarnación Cué, que eran los bajos del Palacio, donde vivían familias de los soldados del ex Colegio de Guerra.

Los primeros casos ocurrieron en abril de 1899, pero no fueron imputados a la peste porque no se sabía cómo se contagiaba. Para julio, agosto, había aparecido la peste y había dudas en los cuarteles que estaban ubicados en la calle 14 de Mayo, donde está la Cámara de Diputados”, señaló.

“A través de las rutas del comercio internacional la peste llegó al Paraguay. Al principio como no había experiencia, de hecho es el país donde aparecieron los primeros casos y no se esperaba, por su condición de mediterráneo, que debutara enfrentando el problema, así que se ensayaron diversas hipótesis a raíz de los fallecimientos”, agregó.

De ese primer brote fueron 114 personas las contagiadas según los registros, que fue también el primer impacto de la enfermedad en Sudamérica, por lo que también se la conoció como la “Plaga paraguaya”.

SANCIONES Y PROBLEMAS

Cuando corre la noticia, “sin tener diagnóstico clínico o bacteriológico el gobierno argentino decide bloquear los puertos a Paraguay, a lo que nuestro gobierno en un primer momento niega que se trate de la bubónica porque la fama era tremenda e iba a afectar negativamente al país. Argentina envía una misión médica que junto a los poquísimos especialistas locales logran determinar que los casos eran de la bubónica y los países van reaccionando, Brasil cierra los puertos, Uruguay no lo hace, pero pone en cuarentena a los productos paraguayos”, memora.

También los puertos europeos avisan que las mercaderías podrían estar afectadas, situación que “hace tambalear al gobierno de Emilio Aceval hacia fines de 1899 (había asumido en 1898) y se lo acusa de no saber manejar la crisis, en un entorno político complejo con una correlación de fuerzas que no siempre le era favorable. En enero de 1900 casi cae el Gobierno por una conspiración que lo llegó a concretarse”, cuenta el historiador.

“Aceval era de la línea de Egusquiza y se pensaba que el caballerismo lo iba a derrocar mediante una conspiración. También el entonces presidente se ganó un adversario en monseñor Juan Sinforiano Bogarín, al promulgar la Ley de Matrimonio Civil, lo que hizo acentuar un conflicto entre Iglesia y Estado, que venía desde 1870 la contraposición entre liberalismo y catolicismo, librepensamiento y catolicidad, etc., que era un debate muy presente, imaginen que la Iglesia declaraba bastardos a los hijos de los matrimonios que solo se casaban por civil”, recordó.

“De todos modos el manejo lo deja con gran impopularidad, el sector que más se ve afectado es el del comercio formal mayorista – minorista, el de las mujeres del Mercado Central y el de las lavanderas, porque se prohíbe lavar ropas en los arroyos, manantiales y orilla del río Paraguay e incluso las ciudades vecinas prohíben que las lavanderas vayan a hacer su trabajo allí”, expone. “Estas prohibiciones generan un masivo desempleo en las mujeres, además se reducen las horas que las mujeres pueden permanecer trabajando, se resientes los comercios y hay gran presión de la opinión pública que pide al Gobierno que se entre a las casas con la policía, por lo que la gente huía y escondía a los enfermos, hasta la propia prensa publicaba ciertas delaciones”.

Todo se habría originado, según el diario La Prensa, de Blas Garay, en un cable desde Asunción a Buenos Aires en el que dan cuenta de un contagiado en los cuarteles: De allí se expande el rumor.

Por lo pronto los argentinos que interceptan la comunicación “hacen circular barcos de guerra para evitar que circulen naves, se pone en cuarentena al Paraguay. Luego envían una misión médica para hacer las pruebas clínicas y bacteriológicas, y recién el 18 de setiembre se dice oficialmente que es la peste bubónica”, comentó Velázquez Seiferheld.

Entonces, “Paraguay recurre a la cooperación internacional de Francia para abrir un instituto de bacteriología, hace traer un médico del Instituto Pasteur de París, el armenio Miguel Elmassian, que lo dirige hasta 1905. Después la peste aparece en Rosario, Formosa, Buenos Aires, Montevideo y a Brasil llega desde Santos”, comentó.

La situación provoca cuarentenas y cierres, acordados entre nuestro país, Argentina y Uruguay, que derivan en la primera Convención Panamericana Sanitaria en 1904, apuntó Velázquez Seiferheld, habitual colaborador de Gran Domingo de La Nación.

Esa cooperación argentina también “hizo dictamen en Rosario y terminó enfrentada con la autoridad del vecino país que era Eduardo Wilde, que negaba la existencia del brote y terminó renunciando”, indicó.

LA GRIPE ESPAÑOLA

El historiador recordó que la llegada de la gripe española ya encuentra más avisado al Paraguay. Es en 1918 y el contagio es de persona a persona: “Se sabía que iba a llegar y hay cierta preparación. Hay dos personajes importantes, en el caso de la bubónica el doctor Facundo Ynsfrán y en el caso de la gripe española la figura de Andrés Barbero. Hay un muy buen informe sobre el trabajo de este último publicado por el colega historiador Herib Caballero.

En la época de la peste bubónica (1900) habían 450 mil personas, que pasan a ser unas 670 mil a la hora de la gripe española (1918), por lo que se toman más precauciones. Se anticipa a la llegada de la gripe porque, a diferencia de 1899, había mejores medios de comunicación, se adelanta el final de las clases, se hacen tareas de desinfección, se nombran comisiones de salud en distintas ciudades como Villarrica. Estaba más clara la autoridad del Estado, había una presencia mejor del Estado.

Igual, cuando llega mucha gente resulta afectada, los registros oficiales hablan de 500 casos, pero Dionisio González Torres recoge testimonios que hablan de unos 2 mil fallecidos en todo el país. Y después, en el 19 hay un segundo brote que es rápidamente controlado”, reseña.

“También el presidente Manuel Franco tenía más consenso y la figura de Barbero era mucho más unificadora, había más experiencia, esto a pesar de que la Facultad de Medicina, en 1909, se cierra por falta de recursos y por la inestabilidad política y se vuelve a abrir en 1918 de manera que habían estudiantes como para atender, pero había pocos médicos, unos 50 en el país”, apuntó.

Los reportes también hablan allí de la “especulación de precios, huelga de vendedoras en el Mercado Central por la persecución que estaban sufriendo, aunque hubo habilitación de fondos municipales para subvención a pequeños comerciantes”.

En lo que hace a la educación, “en ambos casos, por alguna razón, las clases estaban terminando cuando los brotes comenzaron a extenderse, por lo que se adelantó el final de las clases y se hizo la desinfección y blanqueamiento en el caso de la bubónica.

En el caso de la gripe española otro tanto, porque era en octubre, el impacto fue mínimo, lo interesante es que los libros escolares comienzan a hacerse eco de enfermedades contagiosas, la educación se vuelve más fuerte en lo sanitario de lo que era en los años anteriores”, concluyó señalando.

El comercio en el Mercado Central. Colección de David Velázquez Seiferheld: Un sector particularmente afectado por la crisis económica causada por el bloqueo al comercio paraguayo fue el de comerciantes del Mercado Central. (foto: gentileza)
Dos referentes fundamentales de la misión médica argentina: Dres. Juan Carlos Delfino y Carlos Malbrán. Fuente: Revista Caras y Caretas (Argentina). (foto: gentileza)
Fotografía del Dr. Facundo Ynsfrán. Médico y político. Por su actuación durante la peste bubónica es considerado pionero de la salud pública en el Paraguay. (Fuente: Álbum Gráfico) -foto: gentileza-
Fotografía del presidente Emilio Aceval. Fuente: Álbum Gráfico “La República del Paraguay: Un siglo de vida nacional”. 1911. (foto: gentileza)
Mapa de Asunción en el que se identifican los sitios donde aparecieron casos de la peste bubónica. Del libro “La peste bubonique dans la Republique Argentine et au Paraguay”, de L. Agote y J. Medina. 1901. (foto: gentileza)
Postal del Cuartel del Batallón 1ª Línea. Muñoz Editores (1906) Colección David Velázquez Seiferheld. Epígrafe sugerido: La alarma en Asunción creció cuando aumentaron los casos de peste bubónica en el Cuartel del Batallón 1ª Línea. (foto: gentileza)



Historia de la salud pública en Paraguay

El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) dio a conocer en setiembre del 2020 el fascículo 3 de la valiosa colección “Historia de la Salud Pública en el Paraguay”.

En él, María Elena Ramírez de Rojas aborda el capítulo “La peste bubónica en el Paraguay, 1899-1928”, donde estudia el impacto de la enfermedad en nuestro medio. “Si bien la epidemia de la peste finalizó en 1900, seis años después se reportó un brote importante de peste bubónica en Asunción, que se repitió en 1913 y en cinco oportunidades más”, comentó la autora.

A cargo de la Dirección de Documentación Histórica, comenzó esta tarea hace 26 años luego de que le preguntaran quién fue el primer ministro de Salud y ella no supiera la respuesta, ocasión en que se aventuró a crear la primera biblioteca de salud en el país.

“Luego de saber quién era el ministro, me puse a averiguar cuándo se había creado la institución. Fue luego de la Guerra del Chaco, el Gobierno no sabía qué hacer con los enfermos y mutilados de la guerra, quienes eran asistidos por “Asistencia Pública”, institución dependiente de la Policía Nacional.

Durante el mandato del Dr. Manuel Franco, aproximadamente por el 36, mediante de quien fuera el primer ministro de Salud, Dr. Pedro Duarte Ortellado, se creó la “Secretaría de Salud”. Por ello, en honor a Duarte Ortellado, es que solicitamos que el salón auditorio lleve su nombre”, le comentó al sitio de prensa oficial del MSPyBS.

Ramírez también rememora que posterior a su investigación sobre la institución, su curiosidad fue por el lado de las enfermedades. ¿Qué tipo de enfermedades aquejaban a los pobladores durante la época de la conquista?. En ese momento comenzó su trabajo recopilativo en salud buscando información en periódicos y libros, luego siguió con la época jesuita, plantas medicinales, salud durante el Paraguay Independiente llegando hasta la período de la Guerra contra la Triple Alianza.

Actualmente Ramírez de Rojas se encuentra investigando sobre la salud en tiempos de Alfredo Stroessner.

También señala que existe un material escrito por ella en el que abarca los 200 años de la historia de salud pública, texto que se encuentra disponible en la biblioteca con más de 150 libros, periódicos que datan de 1840 y también una biblioteca virtual de salud www.bvs.org.py

Se puede asistir presencialmente de 7:00 a 17:00 y para consultas se puede escribir a los correos: malenaderojas@hotmail.com y monipostilli@hotmail.com

Aquí reproducimos parte del estudio sobre la peste bubónica:

“EL CAOS QUE SIGNIFICÓ LA EPIDEMIA”

Le epidemia produce grandes estragos en la población y sus secuelas afectan en todos los órdenes, desde lo social a lo económico. En el país se presentó en todas las formas clínicas conocidas desde la bubónica hasta la septicémica, habiendo prevalecido en formas pulmonares. Faltan médicos y alimentos. La peste prevaleció en forma endémica en Asunción durante 29 años y en el interior, a lo largo de la vía férrea, afectando solo a los pueblos de Luque, Areguá, Ypacaraí, Paraguarí, Carapeguá y Villarrica, esto es a lo largo de la línea férrea, no habiéndose registrado un solo caso en el litoral de los ríos Paraguay y Paraná, ni sobre sus afluentes navegables.

El mal no detiene su marcha y avanza cada vez más y más. La población entra en pánico ante los numerosos casos de muertes que se producen día a día tanto en la ciudad como en el campo.

Familias enteras sucumben ante este terrible flagelo que azota a la población, dejando un tendal de huérfanos y viudas.

En el imaginario popular se instala una combinación de miedo y obediencia a todas las recomendaciones dictadas por las autoridades sanitarias.

A nadie escapa la situación que vive el país. El cónsul americano informaba de “una extraña enfermedad que se origina en la mugre, que comienza en las barracas de soldados, ataca a los ganglios, mata en 24 horas, y que se están haciendo estudios bacteriológicos”.

Mientras los cadáveres abandonados, tirados en cualquier lugar, llenan las calles. La muerte se adueña de la ciudad separando familias, amigos, creando caos en la población y desabastecimiento en la provisión de alimentos. Un silencio sepulcral reina en la otrora alegre.

CAPITAL, FOCO DE LA PESTE

En todo el mundo cuatro cosas se debían de tener en cuenta para evitar el contagio: eludir a los enfermos, sepultar o quemar a los muertos, abandonar los lugares y acordonarlos.

En el Paraguay a toda costa había que detener el avance de la epidemia. Por esta razón, el Consejo Nacional de Higiene adopta medidas extremas indicadas por el Dr. Facundo Ynsfrán, tratando de controlar el mal.

Ellas consistían en el aislamiento de las personas por medio de la cuarentena o su retirada a hospitales, casas de apestados o los lazaretos, y la implementación de los cordones sanitarios.

Se dispuso la inmunización por medio de la vacunación.

Se ordenan restricciones del movimiento de la gente. Se cierran los lugares públicos, a fin de evitar la aglomeración de las personas. La Intendencia Municipal pide a la Policía que no permita la realización de bailes públicos como así también que se bañen en la laguna, desde el paraje llamado Pocitos hasta el Puerto de la Capital. También se prohíbe la circulación de menores por estos parajes.

Al igual que en la mayoría de los países, se restringe la presencia en las aulas. Se cierran los institutos de enseñanza, motivo por el cual las escuelas tuvieron que suspender las clases con el objeto de prevenir que estudiantes y profesores contacten presencialmente,y reducir, de esa manera, el riesgo de contagio.

Otra recomendación estaba orientada a la alimentación. Se insiste en la moderación en las comidas, procurar alimentos de la mejor calidad y que sean preparadas con la más escrupulosa limpieza. Evitar el exceso en la bebida. Hervir el agua para tomar.

Las medidas impuestas a tener en cuenta fueron la de permitir la inhumación de cadáveres en los panteones y nichos. Los mismos debían ser colocados bajo tierra, en cementerios extramuros sobrecargados y la quema de sus vestimentas.

Los cuerpos en descomposición de las víctimas así como sus pertenencias y las ropas usadas por quienes habían fallecido eran incinerados porque creían que podían trasmitir la enfermedad.

En un intento de encontrar consuelo ante esta terrible situación, la población se vuelca a la religión, haciendo penitencia, rezando rosario, pidiendo al Señor el perdón de los pecados. Se realizan novenarios, misas, procesiones, lo que motiva que se suspendan los cultos religiosos.

La prensa dice que la religión no es incompatible con la salud pública y que el fervor religioso puede entonar himnos a Dios desde su propia pieza como de una iglesia, máximo cuando el interés general así lo exige. Ese año, 1899, el 9 de noviembre, por pedido del Ministerio del Interior y del Ministerio de Justicia, las autoridades eclesiásticas decidieron no realizar la fiesta patronal del 7 de diciembre, que se extiende desde nueve días antes y nueve días después del 8 de diciembre a consecuencia de la peste bubónica reinante. Era la tercera vez que se suspendía la fiesta patronal de Caacupé, ya que las dos anteriores fueron pospuestas por causa de las revoluciones tan frecuentas que asolaron el país, comenta el historiador Ruiz.

Como se creía que el aire infectado era nocivo, se utilizan remedios populares como ramilletes de aromas dulces y la quema de especias e inciensos en los interiores de las casas”.


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