Por Arturo Peña arturo.pena@gruponacion.com.py
Fotos Christian Meza / Archivo de José Samudio / Biblioteca Nacional del Paraguay
Una historia de película. Así se podría definir la vida de Víctor Garcete, un paraguayo que combatió en la Segunda Guerra Mundial en las filas del Ejército francés. Participó de históricas batallas en África y Europa, dando muestras de gran valentía. Fue tomado prisionero y logró escapar para volver a las trincheras. Tuvo altas distinciones militares y culminada la guerra cumplió un importante papel desde las embajadas paraguayas en Francia y España. Un joven historiador va tras sus pasos con el objetivo de reivindicarlo.
La invasión de Polonia por las fuerzas alemanas de Adolf Hitler, el 1 de setiembre de 1939, marcaba el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En el contexto de este conflicto se desarrolla la cautivante y poco conocida historia de Víctor Garcete, un paraguayo que peleó en las filas del Ejército francés y que alcanzó altos honores por su valentía, llegando al grado de capitán.
La historia de Garcete puede bien convertirse en un guión de película. Los registros hablan de destacadas participaciones en campos de batalla de Europa y África, de fugas de campos de concentración alemanes y de una importante labor diplomática en favor del Paraguay.
Una persona que se interesó en esta historia es José Samudio, joven profesional, escribano y bibliotecario, quien realizó ya varias publicaciones sobre historia y cooperativismo en nuestro país. Del 2012 al 2019 Samudio sirvió como oficial en la primera delegación permanente del Paraguay en la Unesco, en París.
Según Samudio, el “héroe paraguayo” habría nacido en Asunción el 19 de marzo de 1918. Su conexión con Francia se dio a través de la Misión Militar Francesa en Paraguay, que para fines de los años 30 estaba bajo dirección del entonces coronel Ernest Petit, agregado militar que fue convocado por su ejército tras el estallido de la guerra. Petit llegaría al grado de general y sería uno de los hombres de confianza del general Charles de Gaulle.
Samudio explica que, probablemente, la madre de Garcete fue empleada de la Misión y luego el joven Víctor también fue contratado como chofer del coronel Petit. De ahí se podría interpretar el lazo de confianza que desarrolló con el militar, lo que finalmente determinó su decisión de alistarse. En varias crónicas se lo relaciona a Petit como “jefe” de Garcete y él mismo confiesa al abogado e historiador Arquímedes Laconich, culminada la contienda, que su decisión fue por sentir el deber de acompañar “a su jefe a la guerra”.
“Descubrí a Víctor Garcete y me interesé en su historia mediante el escrito del jurista paraguayo Arquímedes Laconich, quien fue muy amigo suyo. Ambos se conocieron en la década del 50 y fueron amigos por muchos años. Conocí también de paso la vida de don Arquímedes, gran jurista paraguayo y coincidentemente tío de mi exjefa en Francia, la historiadora paraguaya Julia Velilla Laconich, quien fue la primera embajadora del país y la primera ante la Unesco. Gracias a su gestión como embajadora e historiadora pude investigar en las bibliotecas y archivos parisinos bajo su asesoramiento”, explica Samudio, quien tiene como proyecto publicar un libro sobre la vida de Garcete, que se encuentra en etapa de borrador.
“No fue tarea fácil seguir su itinerario. Desde el 2014 hasta la actualidad sigo investigando, ya que su vida está llena de sorpresas. La segunda esposa de Víctor, la madame Denisse, me facilitó cartas y testimonios, con autorización de sus hijos: Patricia y Willian. Según su sobrina paraguaya radicada en París, Pilar Morel, quien también sirvió de nexo para esta hermosa investigación, Víctor no tuvo hijos con su primera esposa, madame Jeanne. Casi al término del borrador del libro que estoy preparando me he enterado que madame Denisse tiene alzheimer y casi ya no recuerda grandes cosas. Por suerte la pude entrevistar en el 2017 y el 2018 en su residencia en Valenton, Francia”, agrega el escritor.
TRAYECTORIA MILITAR
Uno de los documentos a los que accedió Samudio es una reseña de la trayectoria militar y diplomática de Garcete. Señala que en noviembre de 1940 llegó del Paraguay a Londres y fue alistado en las Fuerzas Francesas Libres (N.R.: tras la ocupación alemana de Francia, De Gaulle y su ejército operan desde Inglaterra), el 3 de enero de 1941, en la capital inglesa. Fue asignado a la 2ª Compañía de Tanques, en Camberey, Inglaterra, y el 15 de agosto de 1941 dejó la isla con esta unidad “dirigido hacia el depósito de las Tropas del Levante, hasta Beirut. Asignado al taller para vehículos pesados N° 1 de la Primera División de las Fuerzas Francesas Libres (comandante de la División, General Koening, 8ª Armada Británica)”.
Sigue señalando el documento que “participa en las Operaciones de Libia, Senghazi, Derna, Galaza, Sollum, Halafaya, Bir El Gubi y Bir Hakein. El 11 de junio de 1941, fue herido gravemente y hecho prisionero en Bir Hakeim por los alemanes (Afrika Korp). Internado en Italia (hospitales y campo de concentración)”.
Luego, en setiembre de 1943, “evadido del campo de concentración (Italia) y unido a la 27ª Compañía de ametralladoras estadounidenses (Nápoles). Participa en las operaciones de Italia con esta unidad. Prisionero de nuevo en las inmediaciones de Cassino. Internado en Austria y luego en Alemania en los diversos stalags (campo de concentración) y hospitales de donde logró escapar y regresar a Suecia. En setiembre de 1944, llega a Londres desde Suecia, se une a la 33ª Compañía de F.T.G.B. (FFL)”.
Ya en el periodo final de la guerra, en diciembre de 1944 –siempre según el documento– Garcete llega a París y es ingresado al hospital de Val-de-Grâce, para luego ser asignado al depósito para tropas aisladas de las Fuerzas Francesas Libres. En agosto de 1945 es asignado al Estado Mayor de la 3ª Región Militar en Rouen, y en marzo de1946, al Estado Mayor de la 1ª Región Militar y al Gobierno Militar de París. Garcete fue desmovilizado el 14 de agosto de 1947. Estos datos son confirmados también por el propio Petit en otro documento en el que da testimonio del legajo de Garcete.
Entre los reconocimientos recibidos por su trayectoria militar, se citan: Medalla Militar, Cruz de Guerra con Palma y Estrella de Bronce, Medalla Colonial con grapas “Lybia y Bir-Hakeim”, Medalla del Combatiente Voluntario de la Resistencia, Cruz del Combatiente, Cruz de Lorena de las Fuerzas Francesas Libres, entre otras.
“LEÓN ENARDECIDO”
El texto de Arquímedes Laconich –citado por Samudio y rescatado en una edición de la recordada revista FA-RE-MI– ofrece una variedad de detalles que permiten delinear la personalidad de Garcete. Laconich señala que el jóven Víctor zarpó del puerto de Buenos Aires rumbo a Londres acompañando a Petit, quien “fue designado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Francesas Libres y Garcete fue incorporado al Cuerpo de Seguridad del general De Gaulle”.
Según Samudio, es difícil llegar a establecer la cercanía que tuvo Garcete con De Gaulle; sin embargo, existen cartas enviadas de puño y letra del general francés saludando a nuestro compatriota. “El afecto que tanto el coronel Petit como el general De Gaulle tomaron a Garcete a través del contacto diario en los duros años de sacrificios que soportaron los franceses después de la capitulación perdura hasta la fecha y ambos prodigan al entonces voluntario soldado raso paraguayo y después capitán del Ejército francés una afectiva y sincera amistad, según referencia que me hizo este año en Madrid nuestro embajador don Federico Chaves”, agrega Laconich.
Recuerda también un suceso ocurrido en un recorrido en París, en el invierno de 1950: “Una noche caminando por las calles de París con Garcete se encontró este con dos compañeros que habían actuado en las acciones de Bir Ha Keim (…). En aquella oportunidad salieron a relucir recuerdos de la guerra, especialmente las acciones libradas en Bir Ha Keim, donde los seis mil soldados quedaron reducidos a tres mil quinientos. Se hizo el relato de cómo Garcete en múltiples batallas con su tanque de guerra se comportó como un león enardecido, que acosado por todos lados, hizo destrozos y estragos para defender su vida y colaborar en el triunfo de su unidad. En un avance, temerario en exceso, su tanque fue incendiado y ametrallado. En un infierno de sangre y fuego logró salir de su tanque cayendo inconsciente, sin poder ser rescatado por su unidad. Graves heridas en los pies y quemaduras pusieron en peligro la vida de Garcete, quien hecho prisionero fue enviado al Hospital de Cazerta en Florencia, al norte de Italia. La honrosísima medalla militar de Bir Ha Keim y el ascenso a Teniente, acordados a Garcete, testimonian que su heroico comportamiento no pasó desapercibido”.
Laconich cuenta además sobre la audaz fuga de Garcete de un campo de concentración, así como su participación en la toma de Monte Casino. “Dio Garcete en los avances sobre Monte Casino muestras de decidido empuje y valor. Diezmada y aislada su compañía fue herido, hecho prisionero y conducido a Nuremberg (…). Un bombardeo aéreo a Nuremberg hizo posible que Garcete se fugara y con ayuda del servicio de contraespionaje obtuvo ropas y convertido en paisano llegó a la estación donde al igual que otros se puso a cargar materiales en el vagón de un tren, con la diferencia de que subió con su carga, pero no volvió a bajar. Oculto escuchó que a poco el vagón era sellado y el tren emprendió la marcha. Cuatro días estuvo encerrado, al cabo de los cuales el tren descargó en una ciudad que posteriormente supo era Gotemburgo (Suecia). Dio intervención al cónsul británico y fue trasladado inmediatamente a Londres y después reincorporado a su unidad”, relata Laconich.
ROL DIPLOMÁTICO
Como mencionamos, Garcete fue desmovilizado a mediados de agosto de 1947. En una Francia devastada por la guerra, el héroe militar inició su camino en la vida civil. Para 1950, Laconich consigna que este se desempeñaba como perito de cueros y pieles “a buen sueldo de la firma Oiget y Palatini, en razón de sus conocimientos técnicos adquiridos en la Universidad de Lyon y en la Escuela de Artes y Oficios de París”. Por esos años fue llamado por Federico Chaves –designado embajador paraguayo en Francia y concurrente en España– para sumarse al servicio diplomático. “Alternaba su trabajo con la distracción que para él representaba asistir diariamente de 9 a 14 horas a nuestra embajada y consulado, donde cumplía –sin remuneración alguna– importantes tareas. Al preguntarle yo la razón de esta singular situación, me respondió que le encantaba hacerlo”, agrega Laconich.
En 1952, Garcete ocupa el puesto de secretario ante la Embajada del Paraguay en Francia. Posteriormente fue ascendido al rango de cónsul general del Paraguay en París y encargado de negocios del Paraguay en Francia. De 1955 a 1959 fue secretario y cónsul durante la misión de Federico Chaves, en París, y de 1959 a 1962 estuvo en España. Posteriormente, regresó a la capital francesa para trabajar al lado del embajador Antonio Salum Flecha, hasta 1966, cuando se retira para siempre del servicio diplomático, según datos que aporta Samudio.
En su legajo se consigna que manejaba los idiomas inglés, francés, español, italiano y tenía nociones de alemán. Pero no solo eso. Según los testimonios de su viuda, Garcete se expresaba correctamente en guaraní con todos los visitantes paraguayos que recibía.
LAS INTRIGAS
Según Samudio, a pesar de su amor por el Paraguay, luego de concluida su misión diplomática Garcete se distanció emocionalmente debido a una suerte de intriga que se montó sobre su figura. El conflicto se da probablemente durante la misión encabezada por Salum Flecha. “Creo que no fue con él (con Salum) directamente el problema, sino que acá no le querían reconocer. Él ya había sido secretario de Federico Chaves e Hipólito Sánchez Quell era un hombre reconocido de la diplomacia paraguaya y al ser nombrado Salum Flecha al parecer él se decepciona. Posiblemente pensaba que iba a ser nombrado embajador. Es una posibilidad”, señala Samudio.
En una carta del 3 de julio de 1978, el doctor Pedro de Felice, reconocido profesional paraguayo que entonces servía en la Dirección del Servicio de Sanidad, se dirige a Garcete diciéndole: “Oportunamente recibí tu carta de fecha 15 de mayo del presente año. Me alegró mucho recibir noticias tuyas que me hacían recordar la amistad que tuvimos en Madrid”. El médico le daba la noticia de la muerte de don Federico Chaves el 24 de abril de ese año. “Siempre se acordaba de tu invalorable servicio y de tu lealtad hacia él”, agrega.
En otro párrafo, un comentario confirma la existencia –quizás ya superada para entonces– de la mencionada intriga: “Los compatriotas que se portaron mal contigo y que vinieron con intrigas ante este gobierno han fallecido, como si fuera por un castigo divino”.
REFUGIO DE PARAGUAYOS
Varios testimonios dan cuenta de que la residencia de Víctor Garcete en Francia fue la parada obligatoria y hasta refugio de muchos paraguayos y paraguayas que pisaron tierra francesa. Entre los documentos proveídos por su viuda se encuentra un cuadernillo de visitas donde los huéspedes dejaban sus saludos. Entre varias personalidades se pueden encontrar, por ejemplo, los nombres de Luis Alberto del Paraná y de Luis María Argaña, entre muchos otros.
Garcete fue también uno de los impulsores de la Asociación de Paraguayos en Francia, creada en setiembre de 1958. La primera comisión directiva estuvo conformada de la siguiente manera: presidente honorario, embajador Dr. Federico Chaves; presidente, Víctor Garcete; vicepresidente, Luis Alberto del Paraná; secretario, Ángel Sanabria; tesorero: Gerardo Servín; asesor jurídico, Dra. Herminia Ruiz Ovelar (dato de la revista FA-RE-MI).
UN HÉROE
Victor Garcete se naturalizó francés en 1967. Llevó una vida de buen ciudadano, cuidando siempre de su familia y teniendo siempre a su patria, el Paraguay, entre sus prioridades. Se lo recuerda como una persona amable y solidaria.
Un hecho curioso se da ya hacia los últimos años de su vida. En los registros del Ejército francés, Garcete figuraba como desaparecido en combate, pero en una oportunidad en que sus pertenencias iban a ser devueltas a los familiares del “difunto”, los enviados se toparon con la sorpresa de que el propio Garcete los recibió en su casa. Tras este peculiar suceso, la municipalidad de Valenton organizó un homenaje a su ciudadano ilustre, donde recibió su última condecoración.
Víctor Garcete falleció el 13 de octubre de 2002, en Valenton. Algunas exequias publicadas en diarios locales dan cuenta de este hecho y se suman a las pocas publicaciones que se pueden encontrar sobre este compatriota en nuestro país. Entre sus últimos deseos, Garcete pide no ser enterrado. Su cuerpo es donado a una institución educativa para su estudio, hecho que consta en una carta de agradecimiento de una universidad francesa. Su esposa Denisse mantuvo un nexo con Paraguay a través de una fundación y fue madrina de un niño paraguayo. Ella sigue viva.
“Por la historia y los honores que obtuvo, no podríamos decir que estamos hablando de un soldado más durante la Segunda Guerra Mundial, sino de un verdadero héroe. Ojalá llegue el momento en que la figura de Víctor Garcete sea reivindicada también en nuestro país, en su propia tierra”, señala finalmente José Samudio.
UNA CONDECORACIÓN EN SU TIERRA
Una publicación de La Tribuna del 17 de marzo de 1962 registra el acto de distinción a Victor Garcete en Paraguay en la Asociación de Mutilados y Lisiados de la Guerra del Chaco. En esa oportunidad, el coronel Wenceslao López le impuso la Medalla al Mérito. Es la única visita de Garcete al Paraguay tras culminar la guerra de la que se tiene registro. “El señor Garcete, vivamente emocionado, agradeció la distinción de que era objeto (…) prometiendo lucir con singular honra la Medalla al Mérito”, señala la crónica.
Otra publicación del diario Patria, del 27 de febrero de 1962, se hace eco de la visita. “El señor Garcete es un correligionario que ha conquistado en Europa un éxito sin precedentes (…). En Inglaterra comenzó su carrera que terminó tras la liberación de París con la rendición de las tropas hitlerianas en Europa. En ese lapso el amigo Garcete llegó al grado de capitán de Tanques del Ejército francés habiendo sido distinguido con una serie de condecoraciones de las más apreciadas por su heroísmo singular y –paraguayo al fin– por su indómita valentía”, dice parte del texto.
En La Tribuna del 17 de enero de 1946, se reproduce un texto publicado en La Voz de Francia, órgano del Centro de Informaciones Francesas –en Asunción– de setiembre de 1945 y firmado por el Grupo De Gaulle. “¡Víctor Garcete! Un adjetivo basta para caracterizarlo: es paraguayo”, dice el texto.
“Víctor Garcete, La Voz de Francia te agradece y te felicita. Merced a ti no solo son hermanas por sus colores las banderas del Paraguay y de Francia, sino que tu fidelidad al general Petit y tu sangre vertida por nuestra causa común unen para siempre a estas bellas patrias que son nuestras y que son tuyas”, señala al final el citado texto.
“Condecorado 50 años después de haber sido declarado muerto”
Transcribimos aquí la traducción de parte del texto “Condecorado 50 años después de haber sido declarado muerto”, de una revista de la comunidad de Valenton, publicado el 9 de febrero de 1999, con motivo de la condecoración recibida por el héroe de guerra:
“Declarado muerto durante la Segunda Guerra Mundial, es estando bien vivo que Víctor Garcete acaba de ser condecorado con la Cruz de la Orden Nacional del Mérito. Un episodio ‘asombroso’ que no ha dejado de recordar Daniel Toussaint con motivo de la ceremonia que se desarrolló en presencia del general Beaudonnet. ‘Durante siete años, usted ha surcado dos continentes para participar en la lucha antinazi’, recordó Daniel Toussaint. Después de Brazzaville, el Líbano, Siria, Libia y luego Bir-Hakeim donde es gravemente herido, Víctor fue hecho prisionero en junio de 1942 en un campo de concentración en Italia. Se fuga en 1943 y retoma su carrera por la libertad al encontrar una compañía de ametralladoras. En noviembre, Víctor es nuevamente hecho prisionero antes de ser evacuado por razones de salud hacia Suecia.
Es volviendo a París, una vez liberado, que Víctor descubre que había sido dado por desaparecido. Se encuentra con un compañero de la 2ª DB, quien lo creía muerto en Bir-Hakeim, en la explosión donde fue gravemente herido, sus amigos solo habían encontrado su boina! Un error que tendrá su desenlace solamente en 1950.
Ese año, el Ejército francés decidió realizar un ordenamiento y descubrió una pequeña valija, cerrada con llave, llevando el nombre de Víctor Garcete. El ejército decidió resolver la sucesión y restituir la valija a la familia. Pero, para sorpresa del empleado que lo recibió, fue Víctor, en persona, bien vivo quien vino a buscar su bien!”.
(Agradecemos la traducción de Anahí García Villagra. En la fotografía que acompaña la publicación se ve a Víctor Garcete junto con su esposa Denisse, en su casa de Valenton).