Hoy Toni Roberto evoca una vieja esquina de Asunción y el más que centenario yvapovõ que sigue en pie para contarnos sus historias de glorioso pasado, ahí en la zona llamada Loma Tarumá para algunos, y barrio Palestina para otros.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
¿Quién dijo que un árbol no puede ser un monumento en pleno centro de la ciudad?, es lo primero que pensé al recordar y dibujar el añoso yvapovõ de la ruidosa esquina de Paraguarí y Rodríguez de Francia, cada línea trazada me llevó a recuerdos de infancia de aquella vieja casona con muchas piezas contiguas de fachada tapa italianizante con “detalles afrancesados”, construida a principios del siglo XX, que cobija hasta hoy al añoso yvapovõ.
La casa que perteneciera ya a principios del siglo pasado a Enrique Estaque, un ciudadano de origen francés, quien luego de enviudar se casara con Delfina Villamayor, con quien tuviera un único hijo, el médico del mismo nombre, Enrique Estaque, el que en la noche del 4 de mayo de 1954 tratara de salvar la vida de su amigo, el legendario Roberto L. Petit, jefe de Policía de aquella época, estando de guardia en el viejo Primeros Auxilios sobre la calle Herrera entre Tacuarí y Estados Unidos, constatándose luego su deceso ya antes de llegar a ese nosocomio.
LA “CASA ÁRBOL” Y SU HISTORIA
Aquella “casa árbol” tomaría vida, alegría y mucho calor de hogar con la llegada de una nueva integrante, la concepcionera María Isabel “Mamacha” Aquino Cabañas, quien al casarse en 1956 con el entonces joven médico Estaque, se volvería una entusiasta de Francia y sus tradiciones y participaría junto con los siete hijos que tuvieron de todas actividades de la “Société La France”, fundada en 1885 como Mutual Francesa de Ayuda Mutua, entidad donde fuera creada después la Alianza Francesa.
La vida en aquella vieja casona transcurría bajo el enorme techo natural que brindaba el árbol de esa esquina con vistas a la calle Amambay –arteria asuncena inmortalizada por Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores en la popular pieza musical “Paraguaýpe– gracias a la baja muralla cubierta de aromáticas plantas de jazmín del Paraguay. Así, cumpleaños, casamientos, y alguna que otra celebración se realizaba siempre al amparo de ese gran yvapovõ, que aunque viniese una gran lluvia actuaba como si fuera un viejo techo con algunas pocas goteras.
EL DOCTOR ESTAQUE Y UN DESEO
El doctor Estaque decía: “El día que me muera quiero que sea debajo de este yvapovõ”, y así fue, falleció un día cualquiera del año 1990 acompañado de sus anteojos y un periódico, bajo la paz y el silencio de la sombra del enorme árbol de esa histórica esquina asuncena.
Con los años los hijos fueron formando sus familias, la casa fue quedando vacía y “Mamacha” Aquino Cabañas, aquella hermosa morocha y elegante dama de la sociedad concepcionera –qué junto con sus ocho hermanos, “Chola”, “Mami”, “Viejo”, “Nené”, “Cantu”, “Mary”, “Chingolo” y Luis Alberto, llegaron a Asunción desde el Norte–, dejó para siempre su hogar, partiendo en diciembre del 2020.
LA CASONA, EL AUTOSERVICIO Y EL YVAPOVÕ
Adaptándose luego con muy buen criterio de restauración para una conocida cadena de “autoservicio”, conservando hasta los pisos originales y por supuesto el glorioso yvapovõ que queda intacto con todo su esplendor para seguir contando historias a los transeúntes o a aquel que pase a comprar un refresco o algún artículo para el hogar, ahí en esa vieja esquina del barrio Gral. Díaz, denominada para algunos zona de la Loma Tarumá, y para otros el imaginario barrio Palestina.