Con más de 50 años en nuestro país, el padre italiano Atilio Cordioli habla con Augusto dos Santos para el programa “Expresso” del canal GEN. El misionero redentorista expresa su admiración por el papa Francisco, ya que considera que está liderando una revolución en la Iglesia católica, tal como hicieron en sus respectivas épocas el propio Jesucristo y Francisco de Asís. Habla además de su gran obra que es el complejo Marianela, ubicado en la ciudad de Atyrá.

  • Fotos Cristóbal Núñez

–Augusto dos Santos (ADS): Hay un tango que dice, 20 años no son nada, pero 50 años es una vida, Atilio.

–¿Eso, me lo decís a mí? Yo llegué en noviembre de 1970, y entonces el 23 de noviembre del año pasado celebré 50 años en Para­guay.

–ADS: ¿Cómo era Atilio hace 50 años y cómo era el Paraguay en ese enton­ces?

–Yo desde chiquito era muy testarudo. A los nueve años yo quise entrar al semina­rio. Mamá no quería, pero yo insistí. A los quince años ya estaba seguro que en Italia no iba a quedarme. O África o América Latina. Lo que me estiraban eran los pueblos primitivos, los pueblos originarios. Mien­tras que por ejemplo Norte­américa, ni por nada tenía eso. Y cuando se dio la posi­bilidad de venir a Paraguay, yo pedí y vine. Me enviaron. Tenía que todavía termi­nar mis estudios de Teolo­gía y bueno tengo la matrí­cula Nº 2 del Instituto de Teología de la Universidad Católica. Entonces, cuando llegué no había noticias del Instituto de Teología. Sin embargo, en febrero del ’71 se empezó a hablar y enton­ces vine, y fui el primero en inscribirme. Y eso también dije que yo quería venir a estudiar ahí donde pienso trabajar. Y eso ya pensaba cuando era joven. Porque cuando te vas a un lugar a los treinta o cuarenta años ya no es lo mismo…

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–ADS: ¿Por qué algo tan universal como la teolo­gía es conveniente que se apropie a lo local?

–Mirá, yo estaba en Italia en enero, y en febrero se le eligió al papa Bergoglio. Y yo les decía a los semina­ristas, miren que ahora nos toca a nosotros tener un Papa sudamericano. Ustedes los europeos ya lo tuvieron durante dos mil años, ya ovaletereima (es suficiente). Ahora nos toca a nosotros ¿Y por qué? Jesucristo no era occiden­tal, era medio oriental. Lo agarraron los europeos, lo vistieron como quisieron, cuando quisieron, lo lle­varon como quisieron. Y ahora nos toca a nosotros agarrarle a Jesús, vestirlo como queremos nosotros, no es la misma cosa estu­diar, leer el evangelio en Roma, cerca del Vaticano, que leerlo en Asunción de 1971. No es la misma cosa. Yo siempre digo cuando voy a Italia: Yo descubrí a Jesús en Paraguay, porque también estudié en Roma durante dos años.

–ADS: ¿Qué aprendizajes tuviste de Paraguay?

–Era muy interesante el país. A mí me encantó. Pri­mero que antes de venir, yo no quería venir. No quería saber nada. Pero cuando vine y encontré cómo era este país. Así lo acepté y lo viví y me gustó. Sobre todo en el interior del país. Hice misiones populares en Itá Corá, en Ñeembucú de adentro. Hice en Amam­bay, cuando ya se empe­zaba con la macoña (mari­huana)… en el ’76.

–ADS: Y recorrías… eras misionero, de hecho.

–Síii … con mi compadre Cámpora, antes de ir a Ita­lia para recibirme de padre, fuimos a pie desde Curu­guaty hasta Capitán Bado, yvyrupi (caminando) los dos. Los dos sonsos… y la gente que encontrábamos! Todo era tape po’i (caminos angostos) y me preguntaron si teníamos armas y noso­tros no teníamos nada. Nos fuimos así. Y así, lo que yo he visto en el Paraguay de adentro, en la manera de vivir de la gente. Recuerdo que al volver de mi pri­mer viaje a Italia, había un siquiatra, quiso saber de todo, de qué comían esta gente, decía “cómo son sabía esta gente” porque yo le decía que durante la comida no hay bebida en el campo, solamente se toma tereré antes. Puede haber al final un vaso de agua, pero es para enjuagarse la boca. Y mirá cómo vos, decía él. Y después el mate, el tereré, es decir, tantas cosas. Por ejemplo, alguien me dijo

¿por qué en Marianela hiciste, sobre todo de la pieza donde se duerme, la ventanita chica? ¿80 por un metro? Digo, ¿por qué? La luz es calor. No sola­mente el sol. Entonces si entra mucha luz, entra calor. Y en Paraguay tene­mos que defendernos del calor. Y entonces hay que recordar la choza campe­sina, siempre tenían una ventanita de 40 cm por 40 cm y vos podías hacer la siesta en esa pieza.

–ADS: Esto que apren­diste del caminar pro­fundo, imagino que te permitió ver que hay dos Paraguay, dos culturas… o muchas más quizás…

–O sea, si uno quiere cono­cer la cultura de Paraguay, tiene que salir de Asunción. De Pedro Juan, de Encarna­ción. Ahí hay otras cosas, pero la cultura en Paraguay está adentro; y allí te encon­trás con la cultura que se está perdiendo. ¿Por qué? Es un discurso que se está fortaleciendo y hay que preguntar por qué. Ahora los padres perdieron la auto­ridad, porque ya no pue­den decirle nada a los hijos. Los maestros, los profeso­res, guái si les dicen algo a los jóvenes. Yo recuerdo que fui director del Cole­gio San Alfonso, en los años 90 y celebraba la misa a los más grandes, es decir, a los del cuarto, quinto y sexto grado. Y habían hecho algo, no recuerdo más qué hicie­ron, pero les estaba dando un buen café (risas) hasta que una de las alumnas me dice, padre, pero usted nos está retando. Y yo, ¡claro que le estoy retando! Por supuesto que sí, lo que hicieron no se merece un aplauso. Entonces tam­bién los maestros perdieron eso. Los adultos perdieron, padres, educadores, adul­tos ya no tienen autoridad sobre los chicos. Pero mirá un poquito, son los padres los educadores y los adul­tos los que transmiten la cultura.

–ADS: La pérdida de la identidad…

–Ahí está, entonces los chi­cos están pendientes de estos aparatitos así (por el celular), yo te digo que odio, yo te digo, vino a Pilar, en el 2000, vinieron dos chi­cas y le dicen, señoritas, miren aquel pa’i hace rato que quiere comprar… y yo entonces les digo, tranqui­las chicas, yo quiero vivir aún en libertad (risas).

–ADS: Deben haber histo­rias de mucho encuentro con el pasado de esta zona del país, padre. Quiero que me cuentes en rela­ción con cómo empezó este sitio, ¿por qué nació Marianela?

–Cuando vine a Paraguay y viendo la tierra, un sueño mío era tener un pedazo de tierra, pero bien grande, ¿para qué? Para plantar todo tipo de árboles que aquí crecen, maravillo­sos. Los árboles enormes con frutos, con flores, eso siempre me encantó. Y des­pués también saltó la idea de una casa de retiro en un ambiente así, de mucha naturaleza. Porque la natu­raleza tiene un poder cura­tivo, incalculable. Después, cuando fui a ver las reduc­ciones jesuíticas, ahí me quedé embobado. Entonces las reducciones son, mitad del 1600 al 1700. En Asunción los españoles llegaron en 1537, todo el seiscientos y todo el setecientos, ¿qué encontraron? nada, nada de nada. Recién en 1811 hay un ranchito ahí, que es la Casa de la Independencia. ¿Qué significa? que los españoles de Asunción eran analfabe­tos, requete haraganes, el único trabajo que tenían era ser toros de reproducción. Y que querían hacerse servir por los indígenas.

–ADS: Y cómo es la histo­ria al respecto de que este enorme complejo, no hay nada de que sea replicado.

–Eso partió del hecho de que el creador, nunca creó ni creó dos cosas iguales. Nunca. Por eso le digo a los chicos que Jesús odia los copiatines, porque él no hace dos personas, dos animales, dos flores iguales. Entonces de ahí viene que todas las puertas son dife­rentes, los arcos, los pisos de cada ambiente son dife­rentes, y los baños también son diferentes.

–ADS: Quiero pedirte una reflexión sobre Fran­cisco.

–Francisco para mí en este, a ver, yo tengo 74 años, y para mí es el regalo más grande que nos hizo Dios en el mundo actual. Hubo muchos y grandes papas como Juan XXIII, y era un gran papa. Yo tenía 16 años cuando fui a visitar la casa donde él nació y creció. Tenía dos herma­nos y uno estaba sentado en la entrada, ya no veía. Y el otro me dice que iba a ir a llamarlo, porque estaba en el campo tirando bosta de vacas. Y entonces viene el Papa y nos dice “Me va a disculpar por favor, voy a lavarme las manos un rato, y vengo para sacarme las fotos”. Es decir, grandes papas hubo, pero Bergo­glio los superó.

–ADS: ¿Por qué?

–Porque el revoluciona­rio más grande después de Jesucristo en la historia de la humanidad, sin dudas, fue Francisco.

–ADS: Francisco de Asís…

–Francisco de Asís. Que tomó la palabra de Jesús, así como era. No quiso saber nada de teología, de dogma­tismo, de que esto, darlo la vuelta, no y no. Suena así, y así yo quiero vivir. Así fue. ¿Sabés cuántas veces le obli­garon a escribir una regla, y él decía, ya está el evangelio? ¿Qué reglas quieren? Enton­ces sacaba la frase del evan­gelio que más le gustaba y usaba como la regla.

–ADS: Que tenían que tener las órdenes en ese tiempo.

–Claro. Pero, por fin tuvo un Papa que le permitió vivir como él quería. Y también Clara, su gran enamorada y amiga.

–ADS: Hermana sol y her­mana luna.

–No le permitieron… las mujeres en aquel enton­ces tenían que ser monjas o nada. No existían las mon­jas que como hoy están por afuera. Y Clara quería vivir en libertad como Francisco. Ir juntos inclusive. Pero no le permitieron.

–ADS: Además tuvo un perfil de paz.

–Entonces si vos tomás Jesucristo así como suena, es un gran revolucionario. Pero ¿una revolución que lleva a qué? A que toda la gente pueda vivir bien. Cuando estaba en Italia me llamaba la atención algo sobre Jesucristo, pero aquí es diferente. Por ejem­plo “yo he venido para que tengan vida y vida abun­dante” y ¿qué es lo que queremos? Queremos vivir, de la mejor forma, lo más bien posible. Y eso queremos todos, no algu­nos nomás. Y eso quiso Jesucristo, en función de eso fue su enseñanza.

–ADS: ¿Y por qué te parece que Francisco encarga ese mensaje de Jesús y de Francisco de Asís?

–Y porque él tomó, él mismo cuenta, que al ser elegido, mientras iba, no sé a ves­tirse o algo por el estilo, y el cardenal de San Pablo le dijo “no te olvides de los pobres” y eso fue un rayo que le tocó y de ahí vino el nombre de Francisco y ahí vino el nombre, por los pobres. Que son la mayo­ría en la sociedad. O sea, no podés vos dedicarte a un grupito, los que tienen mucho dinero, no.

–ADS: ¿Qué transmite Francisco para todo el proceso de la Iglesia?

–Si vos leés la encíclica de la Amazónica, ahí ves el alma enamorada de Fran­cisco por los pueblos primi­tivos. Al final él dice, orga­nice la Iglesia como quiere, en todo sentido. Cómo se organizó después de Jesús. Él no organizó nada en la Iglesia. Él no ha venido para celebrar la misa y tenés que celebrarlo así.

–ADS: Para ser un buró­crata, digamos.

–No ha venido para ense­ñar oraciones. Tuvieron que sacarlo como un den­tista cuando saca una muela. Le pidieron que enseñara y entonces dijo, bueno, cuando quieran rezar díganle esto… están tra­tando con su papá. No hay una oración, no hay una fór­mula, no es que hay un tema­rio que tratar cuando hablás con Dios. Entonces ves que el papa Francisco te habla de Jesús y nada más; siete a ocho minutos de Jesús, de su evangelio y listo.

–ADS: ¿Te parece que Francisco vino también a aliviar esa especie de crisis de distancia que tenía la Iglesia?

–Ah claro, la Iglesia tenía una crisis enorme. Durante los siglos, la Iglesia agarró maneras de comportarse, de vestirse, de celebrar una cosa y otra, de todas par­tes y de todos los siglos. Y al comienzo había esa liber­tad. Por eso no es solamente un rito latino de la iglesia apostólica romana, hay muchos ritos. Entonces, lo describió bien el papa Juan, cuando se le antojó, no pidió a nadie, él, viejito de 83 años, vamos a hacer el Concilio Vaticano Segundo. ¡No! estás loco, ¡estás loco! le decían. No no, mirá, la Iglesia es como un salón que mantuvo cerrada la puerta y la ventana durante mucho tiempo. El aire estaba toda viciada, donde ya no se podía respirar bien. Por eso hay que abrir. Y los enemi­gos dicen que abriendo la puerta entra no solamente una brisa, sino un huracán.

–ADS: Finalmente, era una crisis que estaba pre­vista…

–Claro, claro.

–ADS: Y la vida está hecha de los aprendizajes de las crisis también.

–El papa Francisco no te va hablar de la igle­sia, de su teología, de su dogmática, de su liturgia, de esto y de aquello. Te habla de Jesucristo y des­pués chamigo vos vivilo como querés.

–ADS: Me pone curioso en pensar en ¿qué recomen­darías? ¿Por qué un chico de 18 o 20 años hoy elegi­ría ser sacerdote? ¿Con qué cosas le animarías?

–Mirá, aparte yo tengo que admitirlo como algo no tan positivo, que haya todavía algunos jóvenes que eligen ser pa’i para solucionar su vida. Alcanzar un status, de sentirse “pa’i”. Que es una cosa vieja ya, pero con­tinúa subsistiendo. Enton­ces el pa’i tiene el coche nuevo, etc., etc. No, si uno quiere hacerse pa’i hoy en día, vos como joven te das cuenta ya que muchas cosas no andan bien. Y tenés ideas propias, personales, tuyas. Si estabas ahí harías cosas positivas, por el bien tuyo y de los demás. Entonces si tenés eso, hacete pa’i, no te vas a arrepentir. Porque vas a encontrar a Jesucristo, porque es el primero que te alienta en querer un mundo mucho mejor de lo que tene­mos. Lo que tenemos tiene demasiadas cosas que no andan. No funciona. ¿El Papa por qué no hace más hincapié en las religio­nes? dice, miren, el único Dios que existe es el padre universal de todos, y Jesu­cristo se hizo hombre, no se hizo hijo del emperador, fue un hombre cualquiera, para empezar desde abajo. Todas las grandes transfor­maciones no se hacen desde arriba, sino desde abajo.

–ADS: Mucha gente, con todo respeto a la fe, o sea, el mundo aparente­mente se va orientando hacia gente que pierde su identidad, hacia su his­toria, su pasado, porque no se puede leer más de dos minutos y hay una posición cada vez más firme de que la fe deja de ser una herramienta en la vida de la gente, un componente de la vida. ¿Te preocupa el futuro respecto a eso?

–Me preocupa. Pero cuando vos quitás Dios, no Dios, a mí no me gusta la palabra Dios, porque es de cual­quier tipo. Cada pueblo se lo inventó como quiso, desde el sol, la víbora, así que la palabra Dios hago todo lo posible para no usar. El padre, cuando ustedes quie­ren hablar con Dios, con ese que llaman Dios, llámenlo así, papá, es lo más fami­liar. Es la raíz de tu vida, no puede ser en contra tuya. Es la raíz de tu vida, vos vivís de él. Y es la manifestación de su amor y de ese padre, y todo lo ha hecho para vos, para tu felicidad.

–ADS: ¿Qué hace la gente que viene a Marianela?

–En Marianela pueden venir todos, menos los que traen una metralleta. No, esos que vayan a otro lado. Aquí no me interesa la religión, pueden venir, porque mientras estaba construyendo, yo le pedí a Dios que el resultado fuera algo lindo, porque lo lindo hace bien.

–ADS: ¿No te dijeron en tu comunidad –discul­pame la expresión– que estabas loco por querer hacer algo así?

–¿Sabés quién me dijo eso? Monseñor Pastor Cuquejo (risas). Ya estaba todo ter­minado esto y me dice, me agarra de la mano y me dice: Disculpame padre, pero sólo un loco como vos podría hacer algo así.

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