El encuentro de Toni Roberto con una vieja carta de amor firmada en Asunción el 31 de marzo de 1951 hace la historia de este domingo 14 de febrero una fecha muy especial. Una historia de amor que no pudo ser.

Dicen que en el Día de los Enamorados se cuentan solo his­torias con un final feliz, el año pasado en estas mismas fechas hablábamos de la his­toria de amor del periodista argentino Omar Ubierna y la paraguaya Marilé dos San­tos, que se reencontraron después de 40 años gracias a las redes sociales y que se casaron al compás de tangos y guaranias. Hoy contamos una historia a partir de una carta a un amor imposible, el de “Pitín” Quevedo hacia la asuncena “Muñeca” Tala­vera Guggiari.

Corrían los finales de los años 40 y “Muñeca” se había comprometido con el joven Manuel Ventre en Asunción, pero en unas vacaciones de aquellos años viaja a Con­cepción y al llegar le dicen las amigas que se quite el ani­llo de compromiso porque así ella no se iba a divertir, entonces le pide a su primo el coronel Guggiari que le guarde el anillo de compro­miso. Ella hoy, a más de 70 años de esta historia y con sus casi 90 años muy lúci­dos, nos cuenta esa historia con la frescura de una vein­teañera: “Parece que yo era bonita, porque enseguida, al esconder el anillo de com­promiso, un joven de la alta sociedad concepcionera se enamora perdidamente de mí. Él era “Pitín” Quevedo, estudiante de medicina en Asunción, hijo único de un matrimonio hacendado de aquella ciudad del Norte”. “Y ahí empezó todo, serenatas, fiestas y demás, por casi un mes y medio, pero después tuve que volver a Asunción, aquí me esperaba mi pro­metido, pero ‘Pitín’ seguía insistiendo con algo impo­sible por mi compromiso con Ventre”, nos cuenta sentada en el amplio salón de su casa “estilo colonial” de una conocida y ruidosa esquina de Asunción.

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RIBETES NOVELESCOS DE UNA HISTORIA DE AMOR

Pero, como si la historia ya no tuviese ribetes nove­lescos con semejante carta de amor, donde Quevedo termina diciéndole: “Que el día de mañana no tengas que arrepentirte de tu fatal de decisión”, ocurre algo que estremece. Un día cual­quiera de los primeros años 5o` posterior al casamiento de ‘Muñeca’ con Ventre – ya con aquella “carta gris” en su poder–, pasan los recién casados de la mano por el viejo Hospital de Clínicas donde estudiaba Quevedo y ven una capilla ardiente y deciden entrar a ver quién era el difunto. La pareja quedó perpleja al ver que el muerto era el propio “Pitín” Que­vedo, que había sido asesi­nado por el marido de una mujer que era su amante y cuyo apellido nos reserva­mos por respeto.

A veces una vieja y desteñida carta de amor con una ele­gante caligrafía habla sola, por eso hoy 14 de febrero publicamos la copia de la misma “in extenso” en el Día de los Enamorados, en homenaje a tantos “amores que nunca pudieron ser”.

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