El martes 9 pasado nos dejó el Chick Corea, el gran músico y compositor estadounidense. Tenía 79 años cuando el cáncer lo derrumbó. Pionero del teclado eléctrico, su trabajo de fusión traspasó los límites del jazz y le otorgó vitalidad, color y alegría al género. Corea tocó en Paraguay en 1994 con su Elektric Band II, en el entonces Centro Cultural Guaraní. Fue un lujo escucharlo entonces, lo recordarán los amantes del género que fueron a ese encuentro único. En noviembre del 2012, Chick Corea ganó el Grammy Latino al Mejor Álbum Instrumental con “Further Explorations”, dejando a Berta Rojas y Paquito D’Rivera en la puerta del premio mayor de la música. En aquel momento entendí que el jazz-fusión es el arquetipo del rock en Latinoamérica. Y Paraguay no es la excepción. Miren quiénes fueron (y son) los maestros que marcaron el camino.

Marzo de 1994. Chick Corea y su Elektric Band II se presen­tan en el entonces Centro Cultural Guaraní del hotel homólogo. La sala está llena. Un público enfervorizado aplaude a rabiar. Es raro escuchar pedir –una y otra vez– por más jazz. El sonido impecable y el talento de los músicos elevan el estado de gozo en la platea. El humor reinante en el escenario es contagioso. El jueves pasado llegó la noticia: Chick Corea falleció a los 79 años. Y dejó una herencia fabulosa: la fusión del jazz con el rock, el pop, la electrónica. Su trabajo de fusión traspasó los límites del jazz y le otorgó vitalidad, color y alegría al género.

En noviembre del 2012, Correa se cruza de nuevo con Paraguay, esta vez en el marco de la 13ª edición de los premios Grammy Latino en Las Vegas. Berta Rojas y el cubano Paquito D’Rivera habían sido nomi­nados al Mejor Álbum Ins­trumental, pero Chick Corea se llevó el trofeo, junto con Eddie Gómez & Paul Motian, por el tema “Further Explorations”.

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CARLOS SCHVARTZMAN. Maestro de varias generaciones de jazzistas. Fue uno de los pioneros locales en el Berklee College Music.

De hecho, el jazz –y sus distintas fusiones– fue la escuela del rock en Lati­noamérica. Los maestros de jazz fueron quienes le dieron categoría a los demás géne­ros o estilos. El jazz-rock fue la fusión que marcó el estilo y le sacó brillo al rock.

Las orquestas de jazz eran muy populares a mediados de los años 40 del siglo XX y los maestros de música pro­venían todos de la escuela de jazz. En 1944, por ejem­plo, Arsenio Gómez Achón, Neneco Norton, Johnny Torales y Alberto Evans conformaban Asunción Jazz y debutaban en el Tea­tro Municipal de Asunción, escribe el músico, docente e investigador Saúl Gaona (ver “Maestros del jazz le dieron los tonos al rock nacional” de esta serie).

CULTORES DEL JAZZ

En 1980, el CCPA organizó dos importantes festiva­les, el Asunción Jazz 80 y el Festival Internacional del Jazz en el Club Alemán con la participación de Barney Kessel (gran intérprete de la guitarra eléctrica y arregla­dor) y Phil Woods Quartet. En dichos festivales actua­ron –además de los “vete­ranos” como Chocho Alva­renga y su First National Jazz Band, Kuky Rey y otros de la generación intermedia como Carlos Schvartzman– Remi­gio Pereira, Toti Morel, José Breuer, Nene Salerno, Lobito Martínez, Roberto Zayas y otros de la “nueva genera­ción”.

LOBITO MARTÍNEZ. Genio, talento innato y magia: Jorge Eladio sorprendió a todos en Berklee College of Music en Boston, Massachussets.

En 1986, el guitarrista Rolando Chaparro–alumno aventajado de Carlos Sch­vartzman– formó el grupo Síntesis, con el que hacía jazz-fusión en el boliche Vinicius de Roberto Airaldi, lugar de encuentro de músi­cos, artistas e intelectuales de la época. En 1990 debutó el Asunción Jazz Quintet inte­grado por Riolo Alvarenga, Remigio Pereira, Carlos Cen­turión y Nene Salerno (el quinto siempre era un invi­tado). Este grupo sigue activando hasta la actualidad.

En la década de los 80 exis­tió el Blues Bar de Mario Ferreiro, sitio obligado de los cultores de la buena música, los tragos largos y las bellas mujeres. Era el lugar ele­gido para escuchar escuchar jazz en vivo, gracias a que su dueño siempre fue un gran propulsor del jazz, el blues y el rock nacional.

REGRESO DE PALITO

En 1997, Palito Miranda, de regreso del Brasil después de 30 años, reactivó el Festival Internacional del Jazz en el CCPA, que sigue organizán­dose hasta la fecha gracias a Beto Barzotti, quien ade­más es uno de los principa­les difusores de este género a través de programas radiales, sostiene Saúl Gaona. “Tam­bién en este año, el exce­lente guitarrista Dani Cor­taza abrió un pub donde se podía escuchar en vivo jazz, blues y rock”. Con Bohemia Bar (España casi San Martín) la noche de fines de los 90 se fue potenciando con muchas más opciones de buen gusto musical. Bohemia ofrecía presentaciones de grupos de jazz, blues y rock en vivo.

Hacia fines de esta década –relata Gaona– el maestro Carlos Schvartzman formó una especie de mini Big Band con 11 músicos, entre quienes estaban Tony Villa en contra­bajo; Toti Morel o Riolo Alva­renga en batería; Roberto Lugo en clarinete; Rudy Elías en flauta; Ronnie Knoller en piano; Micky Vallejo, Marcial Barreto y José Santiviago en trompeta, y otros.

“Esta agrupación duró cuatro años aproximadamente y se presentó en numerosos even­tos bajo la dirección y con los arreglos de Carlos Schvartz­man. Por esa época también se sumó al ambiente jazzístico Gustavo Viera, un excelente guitarrista argentino (formo­seño) quien, además de editar discos y métodos de enseñanza para la guitarra, es profesor del Conservatorio Nacional de Música y de la Licenciatura en Música de la UNA”.

REMIGIO PEREIRA. El maestro y su trombón, una conexión que se repite desde hace más de 45 años.

ADIÓS A “LOBITO”

La primera década del siglo XXI trajo sangre y terror en el ámbito de la música. En el 2003, un tipo en “estado alte­rado” asesina brutalmente, con un machete, a Jorge Ela­dio “Lobito” Martínez. Des­cendiente de una familia de músicos, Lobito participó en 1986 de una clínica musical del Berklee College of Music en Buenos Aires. La impre­sión que causó fue tanta que le otorgaron una beca, en 1988, para proseguir estudios en la central del mundialmente famoso instituto musical, en Boston, Estados Unidos. Fue director, arreglador, compo­sitor, maestro y genio. Luis Cañete y Carlos Schvartz­man fueron sus profesores de armonía.

A fines del 2010, el bar Planta Alta era el encar­gado de reunir a músicos amantes del jazz como los ya nombrados, así como a otros como Miguel Kunert, David Rodríguez, Ariel Bur­gos, Oscar Aldama y Orlando Bonzi. “En el 2011 el disco ‘Jazz de Acá, Tributo a Nues­tros Compositores’, grabado por el cuarteto integrado por Totito Morel, Miguel Antar, Giovani Primerano y Bruno Muñoz reunió composi­ciones de algunos jazzis­tas paraguayos”, cuenta el maestro Saúl Gaona.

SCHVARTZMAN Y RIOLO

Uno de los primeros músicos del jazz paraguayo en viajar a los EEUU fue Carlos Sch­vartzman, quien en 1980 estudió en la Berklee College of Music en Boston, Massa­chussets, convirtiéndose en el primer paraguayo en estu­diar en esta prestigiosa ins­titución, escribió Gaona. Le siguió Riolo Alvarenga en 1982, quien se fue a trabajar en New York y San Francisco durante 5 años.

Como se puede ver, los maes­tros del jazz formaron a los hoy grandes músicos del rock. Casi todos los músi­cos citados en esta crónica son músicos “sesionistas”, es decir, contratados para gra­bar en sesiones de estudio. La mayoría son “soportes” para tocatas en vivo o grabaciones de discos. La mayoría sumó su talento a bandas de rock, pop, blues, metal o folclore. Esto demuestra que todos forman parte del todo.

GRACIAS A SAÚL GAONA POR SUS APORTES

Otros talentosos con estudios afuera

“El caso más notable fue el viaje de Mario Rodríguez, alumno de Carlos Schvartz­man, quien se reveló como un virtuoso del bajo eléc­trico y decidió probar suerte en los EEUU (tuve la opor­tunidad de escucharlo antes de su viaje, que fue allá por 1983 y quedé muy impresio­nado por lo excepcional de su interpretación)”, cuenta el maestro Saúl Gaona.

“Después de un inicio difí­cil, tocando en las calles de Nueva York, empezó a codearse con los grandes como Tito Puentes, Liza Minelli, Gato Barbieri (con quien tocó por 15 años) y otros”. Allá por 1990 parti­cipó de un concurso convo­cado para acompañar al gran guitarrista Al Di Meola. Se presentaron 80 de los mejo­res bajistas de EEUU y el ganador fue Mario Rodrí­guez. Lo conseguido por este músico paraguayo, que no tiene antecedentes, es muy poco conocido en Paraguay, destaca.

Hacia 1995 también se fue para estudiar a la mencio­nada institución norteame­ricana el bajista Pier Paolo Pappalardo. Este bajista regresó a EEUU en el 2009 para grabar un disco como solista de jazz y unirse al grupo neoyorkino The Fenomenal Handclap Band.

En el 2002 el guitarrista Dani Cortaza viajó a EEUU, donde poco a poco fue ganando posiciones. En el 2006 participó en el fes­tival de jazz del estado de Maryland y al año siguiente fue ganador en dicho festi­val del galardón de mejor compositor, arreglador e intérprete. En los años 2009 y 2011 fue nominado Mejor Instrumentista del año en los Premios Wammie. Un talento.

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