Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Hoy Toni Roberto vuelve a la memoria a partir de una serigrafía que trae recuerdos de un pasaje fundamental de la educación paraguaya, que se inicia en 1976.
Hace exactamente 20 años el TEI (Taller de Expresión Infantil) cumplía 25 años y por ese motivo Olga Blinder me había pedido que me encargara de la edición de una serigrafía conmemorativa. El taller había nacido en el año 1976, luego de la intervención del Colegio Cristo Rey, que derivó en la salida de Olga de la “Escolinha de Arte” del Centro de Estudios Brasileños, donde estaba trabajando en el proyecto “Educación por el Arte”, junto con ella renunciaron otros colaboradores como Maricha Heisecke, Gloria Muñoz Yegros, Carlos Cristaldo, Ernesto Heisecke, entre otros, quienes al entender que los problemas iban “más allá de lo educacional” e iban al campo político, decidieron renunciar y emprender junto con ella un nuevo camino.
DESDE LAS TEJEDORAS AL TEI
A veces una obra habla sola, es así que la artista se basó en un grabado suyo de su “serie de las tejedoras” de los años 60, para la realización de una serigrafía en blanco y negro en la que se insertaba el legendario logo del TEI, el cual había sido diseñado por ella misma en aquel lejano año 1976. El reencuentro con esta serigrafía realizada hace exactamente 20 años me llevó a “recordar recuerdos educacionales” de mi infancia y adolescencia, y mi paso por los talleres del IDAP (Instituto para el Desarrollo Armónico de la Personalidad) en aquella vieja “casa de madera” de la calle José Berges casi Mary Lyons, donde muchos aprendimos a entender o mejor a leer el pensamiento contemporáneo a través de las obras de artistas internacionales como Jackson Pollock o Andy Warhol, a partir de las clases que nos daba Olga, apoyada por imágenes que nos traía de sus viajes a Nueva York y que nos enseñaba en aquellos viejos “setentosos” proyectores con diapositivas.
UN ENCUENTRO CON MARICHA HEISECKE
“Después de esos tristes episodios de 1976 nos quedamos sin saber qué hacer como un mes y medio o dos. Nos reuníamos y hacíamos talleres en la casa de Olga, sobre la calle Tte. Fariña, como para mantener el vínculo emocional, así nació el TEI, en un local prestado por Silvia Campos Ross que tenía un jardín de infantes cerca del Inter, ahí trabajábamos los sábados durante un año y medio, entonces como ya teníamos más chicos nos fuimos a una casa que tenía la mamá de Olga sobre la calle Boquerón casi Río de Janeiro, como vimos que los profesores no entendían lo que estaban haciendo los chicos, empezamos a hacer cursos para profesores y después para los padres”, empieza contando Maricha Heisecke sentada en un viejo escritorio rodeada de fotos, dibujos y recuerdos en un rincón del barrio Trinidad de Asunción.
Sigue diciendo: “Allá por 1978 ya nos quedó un poco chico ese chalet y apareció una propiedad de ‘Nucha’ Sborovsky sobre la calle José Berges, que fuera depósito del supermercado El País. Arreglamos todo y nos fuimos ahí, se decía que la casona pertenecía a Bernardino Caballero, tenía inclusive una caballeriza, era muy interesante y emocionante la experiencia en ese lugar, ahí nació el IDAP (Instituto para el Desarrollo de la Personalidad), donde se hacían cursos de arte para adultos, jardines para niños, también consultorías educativas, trabajamos en equipo con Carlitos Cristaldo, Gloria Muñoz, ‘Ike’ Giménez y un montón de gente que siempre estaba en acción. Después ya más adelante, allá por 1995 los padres nos pidieron que hagamos escuela, entonces como Olga ya estaba con el proyecto de la universidad, decidimos dividirnos, Olga se fue con el ISA, Gloria Muñoz con el IDAP con los proyectos con profesores también el interior y yo me quedé con el TEI. Cuando aquellos chicos se empezaron a poner grandes el TEI se convirtió en TEIJ (Taller de Expresión Infantil y Juvenil), donde estamos hasta hoy sobre la calle Juana Pabla Carrillo casi Espíritu Santo en Trinidad. Termina diciendo Maricha Heisecke.
Así, una cálida mañana de febrero, en un fresco rincón de la casa histórica que perteneciera a la enfermera de la Guerra del Chaco Helga Fisher en la legendaria Trinidad y que se conserva intacta como memoria del lugar, Maricha nos contó un pequeño, pero fundamental pasaje de la educación paraguaya, mientras yo miraba la “veinteañera” serigrafía que realizara a pedido de Olga en el año 2001 y que hoy me trae emocionantes recuerdos.