Por Bea Bosio, beabosio@aol.com
Cuando el capitán Thomas Moore estaba sirviendo a Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial en la campaña de Burma, sabía que toda su nación –de alguna forma– lo apoyaba desde la retaguardia. Aunque fuera él quien tuviera que sacudir su chaqueta todas las mañanas para sacar las alimañas de aquel clima tropical de la India, y acudir al campo de batalla. Él más que nadie entendía que en las causas nacionales cada uno ayudaba como podía y desde el lugar que le tocara.
Por eso cuando empezó la pandemia, no le costó identificar que esta vez eran los médicos quienes estaban en la primera línea de combate, y a pesar de sus 99 años, quiso encontrar la manera de apoyar a la causa. Todavía no sabía muy bien cómo hacerlo, hasta que un día –mientras intentaba algunos pasos con su andador en la mañana– su yerno le lanzó un desafío: – Voy a pagarte una libra esterlina cada vez que completes una vuelta a tu jardín, a ver si logras hacer 100 vueltas antes de cumplir 100 años.
El anciano meditó un momento y luego redobló la apuesta: Lo haría si podía donar lo que juntara al Sistema Público de Salud de Inglaterra, que en aquel entonces hacía agua por causa de la pandemia. Y con eso quedó sellado el pacto.
Aquello ocurrió un 6 de abril y su cumpleaños era el 30.
El plan inicial era juntar mil libras, completando 100 vueltas, a un ritmo de 10 por día. Y con esa ilusión en la cabeza despertaba todas las mañanas. Se arreglaba y salía al jardín con su andador a hacer sus vueltas. Su hija compartió la historia en un sitio web que promueve la recaudación de fondos en línea, y así el capitán Tom volvió a dar batalla como el héroe que había sido en la guerra. Para el 10 de abril, ya había conseguido juntar las 1.000 libras. Entonces fue por cinco mil. Y luego por 500 mil, al ver que la gente lo seguía.
Y es que el anciano del andador de pronto se volvió noticia, y los medios de prensa empezaron a nombrarlo, como ejemplo de sacrificio y empatía. Desde la BBC en Londres, al New York Times hasta Al Jazeera.
El 16 de abril completó las 100 vueltas. Y entonces fue por 200. A esas alturas ya el país entero lo conocía y seguía sus pasos todos los días. Fueron sus seguidores quienes lograron juntar 800 mil firmas para nombrarlo Caballero por su causa benéfica, y cuando llegó su cumpleaños –el día 30– había logrado el mayor triunfo de su vida: una recaudación meteórica, de 30 millones de libras (cerca de 40 millones de dólares para la salud pública).
El día de su cumpleaños, dos aviones de las Fuerzas Armadas Reales (que suelen verse en los eventos que conmemoran la Segunda Guerra Mundial) sobrevolaron su casa en un vuelo rasante de victoria. En Inglaterra ya era un símbolo, no solo de unión del país ante la pandemia sino también del espíritu británico, fuerte y valiente como en aquella histórica guerra.
Aquel memorable día, más de 150 mil cartas celebraron su vida, al punto que el correo tuvo que contratar un equipo de 20 voluntarios que las clasificara. Hasta recibió el saludo personalizado de la propia Reina, el de Boris Johnson y el príncipe Carlos. También lo llamó el secretario general de las Naciones Unidas.
“A todos los que sienten la dificultad de este momento, sepan que el sol volverá a brillar de nuevo algún día” fue el mensaje del capitán en su centenario de vida. Lo hizo vestido de traje y corbata y con todas sus medallas de veterano en el pecho.
10 días después de cumplir 100 años, lo nombraron Caballero y fue investido por la Reina el 17 de julio. Era la primera vez que la monarca salía de su confinamiento para un encuentro histórico: dos testigos del valor británico en la Segunda Guerra Mundial: Ella, de 94 años, había trabajado como una joven conductora y mecánica de camiones siendo princesa, y él había sido un oficial condecorado.
Entre los dos sumaban casi dos siglos de amor a la patria y servicio.
Lamentablemente, el capitán Tom cayó enfermo a fin de año, y murió dando la vida a la batalla del covid, el último día de enero. Su cuerpo no resistió los embates del virus, pero murió como un héroe, dejando de legado al mundo la grandeza de su espíritu.
*Los cuarenta millones de dólares recaudados ya están siendo usados para crear espacios terapéuticos para los médicos y enfermeras que están luchando en la pandemia y ayudarán para cuestiones de infraestructura sanitaria, y contención psicológica para la soledad y la pérdida.