Fotos: Archivos La Nación – Gentileza

Cada cierre de año convoca a las familias en un encuentro único para celebrar las festividades navideñas y de Año Nuevo. Sin embargo, este 2020 se ha convertido en una temporada totalmente diferente, que ha cambiado al mundo por completo a partir de la pandemia del covid-19. Aquella forma de vida que conocíamos desapareció en apenas meses y hasta ahora no hay evidencia de que retornaremos a ella. Mientras, desde los hospitales piden a la sociedad paraguaya cuidarse en estas fechas, evitar las aglomeraciones, ser responsable y consciente tomando las precauciones necesarias si se visita a familiares.

El sistema de salud paraguayo atraviesa un momento crítico. A pesar de las construcciones de pabellones y la inclusión de cifras históricas en cuanto a camas para terapias y otros equipamientos, la situación que deriva de la cantidad de pacientes internados y que requieren atención a causa de la pandemia va empeorando cada semana.

Según los últimos datos oficiales, el país ya sobrepasó la cantidad de dos mil personas fallecidas por el coronavirus. Si bien sigue siendo la cifra más baja de toda la región – junto con Uruguay– no deja de ser preocupante, atendiendo justamente a todas las precauciones y medidas que ha tomado el Gobierno desde el inicio de la pandemia, en marzo pasado.

“Siempre pensamos en una Navidad en familia, incluso entre los que estamos entre servicios siempre hacemos una cena y recibimos a nuestra gente. Pero en este momento no va a ser posible”, dice la doctora Yolanda González, directora del Hospital Nacional de Itauguá, institución que se ha instalado como una de las referencias a la hora de asistir a los enfermos del covid-19.

González dice que le tocó 30 años de su vida pasar la Navidad haciendo guardia como médica. “Siempre nos arreglábamos para pasar con nuestra gente y los demás trabajadores, teníamos nuestra cena. Pero esta vez, los médicos y familiares de salud van a pasar solos. Esa es la realidad”, dice González.

Señala que desde el hospital el mensaje tiene que ser coherente con lo que se pide a la gente. “Acá, el sacrificio debe partir de nosotros, de nosotros y de cada familia en lo posible para evitar que después haya un colapso en todo el sistema de salud. Podemos compartir, pero tomemos los cuidados de distanciamiento”, reitera la doctora Yolanda.

DISCIPLINA DE HIGIENE

La médica habla de establecer una disciplina de higiene que sea constante y que esta práctica sea normal en estos días festivos. “La Navidad siempre nos trae algo de esperanza, ojalá sirva para que podamos estar en familias, pero con los distanciamientos y con los protocolos de higiene, desde el Hospital Nacional es lo que pedimos e insistimos”, dice González.

Aunque los números varían con las horas, actualmente el Hospital Nacional de Itauguá opera al tope de su capacidad. Según los datos oficiales, la entidad tiene disponible 624 camas para todas las áreas, de los cuales 580 están ocupadas, mientras que 15 pacientes están siendo atendidos en camillas.

En el sector de internación, habilitado para atender los casos respiratorios por el coronavirus, de 68 camas habilitadas, 52 están ocupadas. En la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de este sector, hay 46 personas, de total de 52 camas habilitadas. El riesgo de llegar al tope es muy alto, debido a que todos los días hay más y más casos.

González además habla de que la cuestión con estas fechas festivas de fin de año normalmente suele acarrear problemas a los hospitales por la cantidad de accidentados que se tiene. Por eso insiste en que la población tome conciencia de la grave situación en la que está actualmente el sistema de salud.

Actualmente, en el Hospital de Itauguá se está terminando la construcción de otro bloque para pacientes internados en terapia intensiva. “Empezamos el año con menos de 30 camas y vamos a cerrar este 2020 con 90 camas para terapia intensiva”, dice la doctora González.

Para quienes trabajan en los hospitales, esta Navidad 2020 representa todo un nuevo desafío, como casi todo lo que se presentó desde este año. La pandemia desnudó la frágil estructura estatal paraguaya con respecto al sistema de salud pública y evidenció las falencias en cuanto a las necesidades de camas, la falta de profesionales preparados y otra serie de necesidades que explosionaron en la mano al ministro Julio Mazzoleni cuando empezaba la pandemia.

Pero a Mazzoleni le explosionó otra bomba después, que tuvo que ver con los procesos de adjudicación del Ministerio de Salud. Todo esto perjudicó la imagen del ministro y de la cartera de Estado, debido a las graves denuncias de que las compras estaban con millonarios sobrecostos y que al final, cuando todo se descubrió y el ministerio decidió frenar con las compras, los responsables no fueron castigados. El caso, conocido como “los medicamentos chinos”, dejó secuelas en la mirada que la gente tenía de Mazzoleni y de su equipo, que con esta actuación perdió credibilidad.

“CUIDARNOS AHORA PARA QUE EN LA PRÓXIMA NAVIDAD NADIE FALTE”

El licenciado Alcides Ayala es el encargado de Enfermería del Hospital de Clínicas. Allí, la situación está al límite. “Es un año atípico para nosotros. Vivimos y seguimos viviendo momentos de mucha angustia, mucho temor”, dice Ayala. De las 550 camas de internación en todo el hospital, 99% (544) camas están ocupadas, mientras que en lo que respecta a los bloques de contingencia por la pandemia, los números indican que las 25 camas de internación y las ocho camas de terapia intensiva están ocupadas en este nosocomio.

“En mi domicilio monté un área sucia, digamos, donde llego, me aseo y luego paso a mi casa. Estoy en contacto con muchos pacientes y compañeros que dieron positivo; entonces, todo es muy complicado. Pero uno cuando está acá ya ni siquiera piensa en que uno no tenga la enfermedad, sino lo que busca es no contagiar a nadie de su familia”, señala el profesional.

Ayala asegura que varios enfermeros y otros profesionales de hospitales han presentado cuadro depresivo después de que sus familiares hayan dado positivo al contagio. “Después de compartir con sus padres, estos desarrollaron la enfermedad y ese cargo de conciencia que uno lleva es desgarrador”, asegura.

Señala que como enfermeros están acostumbrados a ver que los pacientes tengan descompensaciones o recaídas, pero que en el caso del covid-19, la cuestión es mucho más fuerte por la rapidez con la que tiene consecuencias sobre el paciente. “Un día la persona está lucida y al otro día ya pasó a terapia intensiva o falleció. Entonces, todo es muy impredecible con esta enfermedad”, asegura Ayala.

Dice además que es necesario que la gente tome conciencia sobre la gravedad de lo que es esta enfermedad y de cómo el sistema de salud está aguantando con todo lo que puede, a pesar de que ya está trabajando al límite. “Más que como profesional, pido esto como ser humano. Todos queremos sentir el calor humano de vuelta, queremos abrazar a la gente, a los familiares, compartir con vecinos. Y esto no es para jugar, debemos cuidarnos, las medidas ya están establecidas y por amor a nosotros y a nuestros seres queridos. Insto a que nos quedemos en nuestra casa a pasar estas fiestas con nuestros familiares que son núcleo. Esto tiene que pasar, y para que en la próxima Navidad nadie falte con nuestros familiares más extensos. A cuidarse y a tomar las medidas sanitarias”, expone el licenciado Ayala.

AUMENTO PREOCUPANTE

El presidente de la Sociedad Paraguaya de Neumología, José Fusillo, en la semana ya había adelantado que sigue siendo preocupante el aumento de casos de covid-19 y la alta ocupación en los hospitales.

Para Fusillo es necesario que la gente extreme los cuidados a fin de reducir los niveles de contagio y poder compartir con la familia en la Navidad y el Año Nuevo, ya que si una persona en estos días no se cuida, podría estar aislada durante las fiestas, o en el peor de los casos, internada en un hospital a causa del covid-19. Fusillo recuerda que el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram) se encuentra actualmente a tope, con todas las camas ocupadas.

LOS HÉROES DE BLANCO QUE FALLECIERON

Tres médicos fallecieron a raíz del covid-19 en los últimos días en el país. El presidente de la Sociedad Paraguaya de Neumología, doctor José Fusillo, confirmó la información que enluta al personal de blanco. Además, el pasado fin de semana perdieron la vida dos enfermeras a causa del virus, ellas son Lucía Cantero, de 37 años, que se desempeñaba en el Hospital Regional de Ciudad del Este, y en el Instituto de Previsión Social (IPS), y Raquel Florentín, de 47 años, que trabajaba en IPS Central y en el hospital de Limpio, por lo que suman 5 trabajadores de salud las víctimas fatales en menos de una semana.

Los fallecidos son el doctor Miguel Aguilar, médico cirujano, docente y ex director del sanatorio San Roque; el doctor Miguel Ángel Gamarra, médico traumatólogo, y el doctor Kenny Cedeño, de 36 años, médico del Ineram.

La primera víctima fatal del covid-19 en el Paraguay fue el profesional neurocirujano Dr. Hugo Díez Pérez, que falleció el 20 de marzo. Los héroes de blanco que también perdieron la vida por coronavirus son el neurocirujano Carlos Domínguez Sánchez, el terapista Jorge Bordón Palacios, el oftalmólogo Augusto Recalde Zayas, el oncólogo Javier Pescador, y el médico clínico Christian Valenzuela. En cuanto a las enfermeras, ya suman 12 las profesionales fallecidas a causa del virus.


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