En estos tiempos en los que la juventud está sobrevaluada, el homenaje a quienes llevan con alegría 80 años de vida llena de frutos y siguen trabajando para hacer de este mundo un mejor lugar para vivir en plenitud. Los tres cumplieron años con días de diferencia y Toni nos lleva de paseo con ellos este domingo.
Por Toni Roberto
Sí, muchos me dirán que el título de hoy “suena” a un tango de Gardel y Le Pera, pero como acostumbro a escribir con el corazón, es lo primero que me vino a la mente para homenajear a tres grandes que recientemente cumplieron 80 años con días de diferencia, siempre pienso que la juventud está en la actitud, y eso lo aprendí del maestro brasileño Livio Abramo con quien paseaba, bien entrados sus 80 años, manejando él mismo su vieja Combi alemana por las calles de Asunción.
Hoy, recordando aquellas gloriosas recorridas dibujísticas con Livio, trato de homenajear a Lucy Yegros, Lita Pérez Cáceres y a José Luis Ardissone quienes me privilegian con su amistad. Lita la que viviera deambulando por más de 8 barrios de su Asunción, Lucy, vecina de la zona de la Recoleta más conocido como “Yegrosleta” por aquello de la cantidad de Yegros residentes en ese viejo barrio asunceño y Ardissone que desde el 30 de marzo de 1974 vive en una zona de Villa Morra que, en aquella época, quedaba “entre zanjones y pequeñas lagunas”.
¿Por qué destaco la edad de los homenajeados? Es sencillo, los tres se encuentran con una gran vitalidad produciendo cada uno en sus respectivos campos, además de encontrarme al mismo tiempo con unas palabras de la escritora Milia Gayoso Manzur que dice: “Cada vez más, el ritmo de la vida actual y los nuevos parámetros de belleza, productividad, etc. dan mayor protagonismo a la gente joven. Pasados los 50 años, es difícil conseguir empleo, crédito, pareja, un lugar en terapia intensiva y un sinfín de cosas más. En algunas sociedades, incluso, se trata a los adultos mayores como ‘objetos’ descartables con fecha de vencimiento”.
“Sin embargo, existen miles de jóvenes ancianos, y ‘ancianos’ vigorosos que continúan brindando aportes maravillosos al mundo”, termina diciendo Gayoso Manzur.
Con una vitalidad envidiable se los puede ver a los tres, Lucy recorriendo las calles de la ciudad en su viejo Toyota Starlet del año 84, pintado totalmente de rojo, blanco y azul, ataviada con alguna prenda de Ysanne Gayet y algún abalorio de nuestros hermanos nativos, tal vez yendo al legendario bar América del barrio Jara, a Ardissone produciendo teatro y pensando en sus futuras puestas o participando sin titubear de algún zoom, manejando al dedillo la tecnología y a Lita dando vueltas con su “taxista amigo” que la traslada desde su “vergel lambareño” a las oficinas de la editorial Intercontinental de Gatti o a lo de Vidalia Sánchez, “calculando” la publicación de algún nuevo libro.
Mis charlas telefónicas con los tres son frecuentes, cada una de ellas es un nuevo aprendizaje a partir de los vericuetos de sus privilegiadas memorias que me hacen recorrer insospechados rincones del pensamiento, y cuando les pregunto cómo se ven a los 80 cada uno me responde a su manera.
JOSÉ LUIS ARDISSONE
“Era arquitecto hacía ya unos 10 años, había proyectado residencias importantes, sedes bancarias y edificios industriales, cuando pude, finalmente, pensar en mi propia casa, una casa que cobijaría a un matrimonio ya con cuatro hijos hasta ese momento. El terreno elegido ‘fuera de la ciudad’. Mis padres y mis suegros decían ‘pobres chicos, se van a vivir al campo’. Hoy, es el corazón del ruido villamorrense. Un préstamo de una empresa de Ahorro y Préstamos para la vivienda permitió que levantara ese sueño que veníamos incubando Tessie y yo hacía ya unos años. La casa fue naciendo en los papeles, y de a poco se hizo realidad, el 30 de marzo de 1974 dormimos por primera vez allí, que sigue siendo aquí. Hoy 46 años después, mi casa guarda tantos hermosos recuerdos, y algunos tristes también; ya no están ni Tessie ni mi hija Irene, pero llenan de alegría y felicidad, 15 nietos y un bisnieto y medio. Es desde aquí donde yo partiré algún día, llevando el recuerdo de una familia feliz y una casa que no envejeció a lo largo de casi medio siglo”.
“Mirando para atrás y recorriendo el largo camino de 80 años, vienen a mi mente tantos maravillosos recuerdos, la casa en la que nací, en la calle 25 de Mayo, en otras manos, pero con los mismos picaportes de las puertas que mi abuelo eligió para ellas. Son muchos años, y algún dolor de espalda, o un cansancio al subir las escaleras me hacen notar que ya fueron 80 noviembres vividos. Pero, me miro al espejo y no es la imagen de un anciano la que se refleja (la naturaleza fue generosa conmigo). Y, sobre todo, todavía tengo ganas de seguir gozando de mis hijos, de mis nietos, del teatro, de los amigos, de una buena milanesa a caballo, de una película con Sofía Loren, de la música de Los Cinco Latinos, de un paseo a Caacupé. Digo como en aquella canción ‘Gracias a la vida que me ha dado tanto’”.
LITA PÉREZ CÁCERES Y LUCY YEGROS
Por su parte Lita Pérez Cáceres y Lucy Yegros nos dan sintéticas respuestas al preguntarle cómo se ven con los 80 recién cumplidos, Lita dice: “Regia, no me gustan las cosas de la casa, me voy a la cocina y después me olvido que estoy cocinando, me voy a otra parte, trato de leer, pero mi hija y mi hermana me vuelven a llevar por el camino correcto”, y Lucy más escueta aun responde: “Te digo en dos palabras: ‘Espíritu memeté’ como dicen en el campo, ‘llena o plena de espíritu’”.
Al final me subo al legendario Toyotita Starlet modelo 84 pintado con la “bandera paraguaya” al mando de Lucy, tal vez pasemos a buscarle a Lita y José Luis para recorrer por el centro, total ¡80 años no son nada!