Hoy Toni Roberto nos lleva hasta la avenida España casi Estados Unidos, al Centro Cultural Paraguayo Americano, para conversar con tres de sus referentes históricos, el profesor Antonio “Tony” Sapienza Fracchia, el arquitecto y actor de teatro José Luis Ardissone, quien fuera alumno del antiguo primer local sobre la calle Mariscal Estigarribia en el barrio San Roque; y con la ex alumna, la antropóloga y artista Fátima Martini.
Por Toni Roberto
Hace uno días me encontré con un viejo certificado que me otorgara el Centro Cultural Paraguayo Americano, un curso de “Apreciación de la Pintura Moderna” firmado por Olga Blinder el 23 de febrero de 1987. En ese mismo instante me vinieron los recuerdos de aquella época, de ese espacio asunceno que fuera refugio cultural para muchos jóvenes, cuando además ahí muchos estudiábamos inglés, que junto con otros lugares de Asunción era una especie de “centro social de los años 80” donde muchos nos hicimos de grandes amigos y pudimos acercarnos a conocer las últimas tendencias del arte contemporáneo, o saber de la existencia de grandes artistas americanos modernos como Jackson Pollock o Andy Warhol.
“También vino a Asunción y expuso en esa histórica sala Agustín Barrios a finales de los años 70 el renombrado artista americano Robert Rauschenberg, quien alcanzó notoriedad mundial en los años 50 durante la transición del expresionismo abstracto al Pop-Art, del cual fue uno de los principales representantes de los Estados Unidos”, nos recuerda la antropóloga y artista Fátima Martini, también ex alumna del CCPA.
En los recreos, muchos asistimos a importantes exposiciones de la ya legendaria Galería Agustín Barrios, inaugurada en 1970, donde exponían artistas paraguayos como Michael Burt, Lotte Schulz, Enrique Careaga, Jenaro Pindú o Edith Jiménez. Esta última, quien fuera invitada en 1965 por el Departamento de Estado de los Estados Unidos para vivir una intensa estadía recorriendo museos y galerías de aquel importante país del Norte. Jiménez expuso por primera vez en el CCPA en noviembre de 1952, dato al que pudimos acceder gracias a una inédita foto y a un viejo catálogo conservado por Carlo Spatuzza, y que hoy presentamos con una crítica de Josefina Plá que decía: “Actualmente la mujer paraguaya entra en una etapa acelerada de sintonización cultural. En el arte, es notable el avance efectuado en los últimos tiempos. Un grupo de artistas jóvenes se interesa decididamente por la ruta de la superación cotidiana, dando ejemplo de actividad, de fervor y avidez asimilativa. Creo sinceramente que dentro de este grupo, Edith Jiménez es de las mejor dotadas”. Josefina Plá, Asunción 1952.
LAS MEMORIAS DEL PROFESOR SAPIENZA
“El CCPA quedaba en una casona antigua de la calle Mariscal Estigarribia casi Tacuary hasta 1951, año que se muda al actual local sobre la avenida España, pero es recién en 1965 que se hace la gran remodelación cuyos trabajos fueron ganados por concurso de diseño por el arquitecto Carlos López Urbieta y el ingeniero Hugo Gómez y el costo del proyecto alcanzó 10.000.000 de guaraníes en aquellos mediados de los 60”, nos cuenta Tony Sapienza, profesor del Cultural y quien se encuentra escribiendo un libro sobre la historia del CCPA.
Sapienza recuerda con mucho cariño a una de las profesoras de inglés más antiguas del CCPA, Cotí Fanego Pusineri de Riera: “Ella trabajó 40 años en el Cultural de 1954 a 1994 y yo como profesor también el próximo año cumplo 40 años de docencia”, sigue diciendo: “el Cultural cumple 80 años de ininterrumpida labor en el 2022 y para ese año está pensada la publicación de un libro”.
También nos cuenta Tony Sapienza: “El auditorio ‘América’ –precursor del Teatro de las Américas–, que yo llegué a conocer en mi época de estudiante en los 70, se había inaugurado en 1960 y ahí, además de conciertos y espectáculos diversos, se hacían también exposiciones de arte, ya que las sillas eran removibles”, termina relatando este destacado profesor e historiador.
JOSÉ LUIS ARDISSONE Y EL “VIEJO” CCPA
Por su lado José Luis Ardissone nos cuenta con lujo de detalles sus recuerdos de principios de los años 50 del antiguo CCPA de la calle Mariscal Estigarribia casi Tacuary: “En una hermosa residencia, ocupada hoy por alguna dependencia de la ANR. Estaba entonces el Centro Cultural Paraguayo Americano. Tendría yo siete u ocho años cuando empecé mis clases de inglés, y asistía todos los sábados a un programa cultural que se iniciaba muy temprano con la lectura de cuentos ilustrados con títeres”.
“Los niños sentados en sillitas, escuchábamos embelesados las historias que Miss Perito nos contaba. Más tarde venía la hora del cine: películas de guerra, de dibujos animados, la vida de Lincoln y del Sargento York, reglas de salud e higiene y de mil aventuras, eran el programa obligado”.
EL DR. ALBERTO NOGUÉS Y EL CCPA
“Pero lo más fino y requintado eran los conciertos de música clásica, comentados por el Dr. Alberto Nogués, musicólogo y político, hacía una reseña de la vida del compositor de turno y de la obra que se escucharía. Al acabar de explicar las fusas y semifusas, los ‘andantes’ y los ‘adagios’, levantaba solemnemente el brazo del tocadiscos y apoyaba con suavidad la púa sobre el long-play que giraba en el plato”.
“Chicos y grandes escuchábamos arrobados a la filarmónica de Londres, o a la Sinfónica de New York, hasta el compás final. En silencio, el Dr. Nogués se levantaba, sacaba el brazo con reverente cuidado y volvía, siempre en silencio, a su lugar”.
“Estaban también las sesiones de ‘square dance’, a las que no teníamos acceso como protagonistas pero a las que sí nos permitían asistir de espectadores, mientras al compás de la música las chicas y los muchachos hacían rondas y reverencias en una coreografía bastante parecida a nuestro Santa Fe”.
“Y así pasaban los meses, con cuentos, cine y música en aquella casa primera de uno de los más importantes centros culturales de la ciudad”, termina diciendo José Luis Ardissone Nunes.
De la historia del CCPA hay mucho más que hablar, de su legendaria biblioteca Roosevelt o el Teatro de las Américas, pero lo seguiremos haciendo en próximas entregas, yo por de pronto camino imaginariamente saliendo por la calle José Berges contento de escuchar estos hermosos relatos de algunos de sus protagonistas tratando siempre de atar pequeñas historias urbanas, en este caso “desde un rincón americano en Asunción”.