Por Arturo Peña arturo.pena@gruponacion.com.py
Fotos: gentileza
Yamila y Pilar son estudiantes paraguayas que se encuentran cursando sus carreras universitarias en la República de China (Taiwán), gracias a las becas del gobierno de ese país. La pandemia de covid-19 las sorprendió en pleno inicio de clases, y aunque en un primer momento hubo incertidumbre, las medidas adoptadas y la conciencia de la sociedad taiwanesa marcaron una enorme diferencia.
Unos 200 estudiantes paraguayos se encuentran viviendo y cursando carreras actualmente en la República de China (Taiwán) mediante las becas de alto nivel que ofrece el gobierno taiwanés. Yamila Ferreira y Pilar Argaña son integrantes de ese grupo de becarios. Tomamos contacto con ellas para conocer cómo vivieron (y cómo viven aún) los efectos de la pandemia de covid-19 en la isla asiática. La cercanía con China continental, donde se dio el brote inicial del virus, llevaría a pensar en una situación de alto riesgo. Sin embargo, según las estudiantes, hoy Taiwán puede ser considerado uno de los lugares más seguros del mundo.
Yamila es de Asunción, tiene 25 años y actualmente es la presidenta de la Asociación de Estudiantes Paraguayos en Taiwán. Está en el último curso de su carrera, Ingeniería Forestal, y hace cuatro años y medio que vive en ese país. “Apliqué a la beca porque quería recibir educación de primer nivel, aprender chino mandarín y también poder expandir mis horizontes”, contó primeramente la joven. Recordó que “todo empezó semanas antes del inicio del semestre. El gobierno pospuso las clases por dos semanas y en ese momento no entendíamos que estaba pasando. Al volver a clases, el uso de tapabocas y la toma de temperatura en las entradas fueron obligatorios”. Al principio sintieron miedo del virus, agregó Yamila, “pero con el tiempo no hubo dudas de que Taiwán es el lugar más seguro del mundo en estos momentos. Empezaron los controles estrictos en el aeropuerto, todos los pasajeros debían pasar por una cuarentena”.
Desde esos días, el gobierno taiwanés racionó la venta de mascarillas y aumentó la producción nacional para poder dar abasto. “Cada persona puede comprar 9 mascarillas quirúrgicas cada dos semanas por 45NTS (11.000 guaraníes). En Taiwán no hubo cuarentena en ningún momento, las actividades continuaron como siempre, pero el uso de tapabocas se volvió obligatorio, así como también mantener distancia, lavado frecuente de manos y la toma de temperatura en las entradas de lugares públicos, escuelas, bancos, supermercados”, siguió explicando la estudiante.
LA ORGANIZACIÓN
Pilar tiene 21 años y es de la ciudad de Arroyos y Esteros. Actualmente cursa la carrera de Ingeniería Electrónica en la Universidad Nacional de Taiwán de Ciencia y Tecnología. Todavía no lleva un año en la isla y ya tuvo que vivir una pandemia lejos de su hogar. “Cuando postulé a la beca en el 2019 primero quedé como suplente, luego uno de los 40 estudiantes renunció a la beca y como yo era la siguiente en la lista pasé a ser titular. Increíblemente pude venir a Taiwán y empezar a estudiar chino mandarín, algo que realmente en esa situación no fue fácil, pero tampoco imposible”, relató Pilar.
Justamente estaba en pleno desarrollo de sus clases de idioma cuando se declaró la pandemia. “La reacción de los profesores y directores fue inmediata, desde de ese momento empezaron los cuidados. También se suspendieron actividades y viajes de la facultad para evitar la aglomeración. Realmente es sorprendente la organización del sistema de salud de Taiwán. Por citar algunas medidas, todos los días desde que empezó la pandemia en la universidad nos tomaban la temperatura, el guardia no nos dejaba ingresar sin tapabocas y en las clases los profesores de la misma manera. La gente también tenía miedo y se cuidaba bastante. La verdad que en todo ese tiempo me sentí segura y deseaba que mi familia esté en Taiwán, donde pueden estar más seguros del virus debido a la disciplina con la que se vivió”, agregó.
La pandemia sí le frustró a Pilar algunos planes que tenía para este año. “Muchos queríamos conocer otros países de Asia, en mi caso con mi hermana planeamos un viaje a Vietnam, pero ya no pudimos ir porque era muy riesgoso. Poco tiempo después se cerró el aeropuerto”, comentó.
Una de las cosas que le llamó la atención también fue la reacción de la gente cuando veían a los extranjeros. “Nos preguntaban hace cuánto tiempo vivíamos en Taiwán, les contábamos que vinimos antes de la pandemia y ahí se quedaban más tranquilos. Lo que más me costó fue superar la ansiedad, el miedo de cuando sentía un dolor de cabeza o de garganta y automáticamente pensaba que ya tenía el virus. Después me daba cuenta que era sicológico, de tanto pensar en que podía contagiarme”, relató la joven estudiante.
EL GRUPO
Taiwán, con una población de 23 millones de personas, reporta en la actualidad menos de 600 casos positivos sin haber impuesto cuarentena obligatoria. Tiene el índice de menor contagio del mundo: 0.03 x 100.000 personas, según los datos que proveyeron la estudiantes. Tanto Yamila como Pilar coinciden en que el ambiente de seguridad que se vive en Taiwán con respecto al virus en gran medida fue gracias a las decisiones del gobierno y al alto nivel de conciencia que hay en la sociedad taiwanesa. “Todos seguimos asistiendo a clases con tapabocas y la toma de temperatura en las entradas. Los negocios y restaurantes sufrieron bastante durante los primeros meses de la pandemia, pero al ver que la situación estaba controlada, el gobierno propuso bonos familiares para incentivar a las personas a salir a las calles y reactivar la economía y fue todo un éxito”, relató Yamila. “Realmente la gente llevó una vida normal pese a todo, pero con mucha restricción, acá nunca hicimos cuarentena, máximo dos veces tuvimos clases virtuales que en realidad solo fue para probar por si acaso se procedía a la cuarentena”, agregó, por su parte, Pilar.
El contacto y apoyo entre los estudiantes paraguayos también juega un rol importante en el proceso de sobrellevar la pandemia. “Si bien a nosotros no nos afectó de manera directa la pandemia, todos tenemos familiares en Paraguay por los cuales estamos muy preocupados. El apoyo constante entre compañeros nos ayuda a seguir adelante y saber que en Paraguay también podrá ser controlada”, señaló Yamila. “En ese momento yo vivía con dos paraguayos más y nos cuidábamos entre los tres porque sabíamos que si uno se contagiaba todos ya estaríamos expuestos al virus y todo lo que conlleva recuperarse. Estábamos al tanto. Nunca en mi vida pensé que al cumplir mi sueño de estudiar en el exterior se desataría una pandemia, pero a la vez estoy agradecida por estar hoy en Taiwán”, reflexionó finalmente Pilar.