POR EDUARDO PALACIOS, fepalacios@tigo.com.py
Una voz femenina incomparable que ha pasado por las emisoras de radio y permanece en el recuerdo.
Las voces femeninas han tenido un enorme predicamento en la estructura de las programaciones de la radiofonía nacional, no solo por la alternativa de voces, sino porque aportaron talento y creatividad a las emisoras cuyas historias estamos tratando de rescatar en esta páginas.
VOCES SOBRESALIENTES
Es por ello que, a riesgo de algún olvido involuntario, estas han sido algunas de las voces femeninas que han pasado por los medios radiales más importantes de nuestra capital en las décadas pasadas, sin contar con las actrices que también tuvieron roles destacados en las radionovelas: Ninica Segura, Blanca Navarro, Betty Roth, Dorita Rudy, Edith Victoria, Graciela Pastor, Carmen Díaz. Herma Sosa Montanía, Celia María Benítez, Doris Alder, Perlita Fernández, Sarita de Martínez, Irene de Paciello, Margareth Montórfano, Flora Giménez, Nelly Lapierre, Norma Centurión, Miriam Emile Ortiz de Barreto, Teresita Torcida, Sarita Rivas Crovatto, Aida Lara y otras como Gloria Rubin o Adriana de Fernández, quienes siguen teniendo una activa participación en sus medios.
Cada una de ellas ha sobresalido en las audiciones de las emisoras de radio, a más de ello y como un hecho muy llamativo, según contara hace algún tiempo la querida Blanca Navarro, hubo unos meses casi a finales de la década de los años 50, que en Emisoras Paraguay solo se escuchaban voces femeninas, por determinación de su director don Gerardo Halley Mora. Fue un hecho ocasional, que, sin embargo, tuvo una gran trascendencia para las pocas locutoras que había cuando entonces.
NUESTRA HISTORIA
Luz Bella Miracca, el nombre y apellido original de Rossana Penayo, jamás pensó que de aquellos días de prácticas en Radio Charitas por los primeros años de la década del 70, en poco tiempo más pasaría a ser una de las locutoras estrella de la radiofonía nacional, haciendo pareja con el recordado locutor y una de las mejores voces de la radiofonía, como fue Carlos Penayo, quien también sería su compañero de vida en los años siguientes; y de Rodolfo Schaerer Peralta, conformando un sólido equipo de profesionales para llevar adelante en radio Chaco Boreal el programa “Viva la Vida, Viva la Música”, en el año 1975, que alcanzaría una gran popularidad e incluso un premio a nivel internacional.
En la revista La Farándula, publicada en agosto de 1981, bajo la dirección de Aida Lara, en una entrevista a la hoy ya desaparecida Rossana Penayo, ésta contaba su vida “Todo lo que interiormente guardaba salió a relucir a través de un medio de comunicación, en este caso la radio. Así como soy en la radio soy en todos los lados. No tengo ningún cambio ni mucho menos, soy la misma en todas partes”, dijo.
ACERCAR AL OYENTE
Rossana fue una locutora-comunicadora de gran sensibilidad, con profundo sentido espiritualista en el relacionamiento tanto personal como profesional. “Yo necesito mucho de la palabra amiga, de esa que alienta y da cariño y amistad. Acaso no dé mucha importancia al reconocimiento material, pero sí me importa el apretón de manos afectuoso”, dijo también en la nota periodística publicada por la revista de la que extractamos parte.
Tras la salida del programa de radio Chaco Boreal, en 1976, para instalarse en radio Primero de Marzo, continuaron los éxitos con Carlos Penayo en variados programas que ambos condujeron, más su presencia en la FM Canal 100 con música romántica, fueron los momentos más importantes en la carrera de esta destacadísima profesional de la radio. Además estuvo en las emisoras Yacyretá, Cardinal, Cristal, Nacional y Emisoras Paraguay. Pero, lamentablemente en el año 1989 fallece Carlos Penayo, su principal soporte afectivo y profesional, y pasa por una serie de problemas que la obligan a reducir su actividad laboral, más algunos problemas de salud que con la ayuda de sus oyentes y colegas de otros medios pudo solventar los costos sobrevinientes, hasta que el 31 de diciembre del 2012, a la edad de 67 años se apagó su voz, una de las más cálidas de la locución profesional en nuestro país.
Un final triste para una gran profesional de la radio, a la que dio todo su talento y su solidaridad por medio de sus programas. El Estado le concedió una pensión graciable de G. 2.500.000, en el 2009. Su vida y su trayectoria forman parte de nuestras historias.