SILVIA, el libro del historiador Manuel Peña Villamil, recoge cartas escritas por Silvia Cordal, ancestral del historiador Manuel Peña, a lo largo de años. “Maco” Peña, al publicar estas cartas pretendió mucho más que hacer conocer a miembros de una familia, en este caso, la suya. Sobre este proyecto hablamos con José Eduardo Alcázar Peña.
SILVIA, el libro del historiador Manuel Peña Villamil, recoge cartas escritas por Silvia Cordal, ancestral del historiador Manuel Peña, a lo largo de años. “Maco” Peña, al publicar estas cartas pretendió mucho más que hacer conocer a miembros de una familia, en este caso, la suya. La historia que se permite vislumbrar en las páginas de SILVIA es, también, la historia de este país.
Las primeras cartas relatan la experiencia de la guerra. Como hija de una destinada, Silvia una niña, puede ver de muy cerca los horrores que producen las guerras. La intervención del historiado en el libro es la de un moderador que busca enmarcar las cartas de SILVIA, en diferentes escenarios. Lo que él pretende es guiar al lector por momentos cruciales de una historia.
Maco Peña era mi suegro y de alguna forma u otra acompañé los días de elaboración del libro. Leí los documentos antes de su publicación, escuché las ideas del historiador para la composición de SILVIA. Conversamos sobre el libro mientras este se hacía. Lo vi nacer, de un simple boceto, la primera edición.
Leí el libro publicado, volví a encontrar, ahora con ropaje terminado, las anotaciones que ya conocía, los manuscritos, las ideas, las sugerencias, los desarrollos que sabía que estaban en camino.
Dije a Maco que el libro merecía una película. Dije que no sería una película con grandes despliegues de escenarios, con gran presupuesto. Dije que la película debía, por un lado, contar la historia de SILVIA, como aparece en sus cartas. Por otro lado, tendría que ser un ensayo sobre el relato en sí, sobre la narración que a veces se hace historia, tendría que mencionar el trabajo de interpretar los hechos de la historia. En esa misma época yo desarrollaba varios proyectos, en cortos y largos metrajes para reflexionar sobre el mismo acontecer cinematográfico, lo que yo llamaba “El cine posible”.
UN HOMBRE VITAL
Maco, un entusiasta, un hombre vital, se encantó con la propuesta de llevar SILVIA a la pantalla. Al comprender lo que yo quería hacer, me comentó que estaríamos siguiendo las ideas de los nuevos historiadores franceses, los de la “nouvelle histoire” que también integran pequeños relatos, como son las cartas de SILVIA, para elaborar el gran mural de la historia.
El “cine posible”, la crítica del relato, “la nouvelle histoire”, las cosas se encajaban y las conversaciones sobre el proyecto se renovaban, se engendraban. Y sin embargo…
La línea recta, a veces, es tan difícil de acontecer! Otros proyectos, otros compromisos, postergaron la filmación. Nos encontrábamos, hablábamos de SILVIA, nos despedíamos, más entusiasmados, pero dejando para más tarde la realización. No pudo ser.
Una mañana de diciembre, terminaba 2010, llego a la casa de Maco y lo encuentro cansado, sin ánimo. A los 94 años se puede excusar algún desánimo circunstancial, sobre todo en diciembre, en los calores de diciembre. Pero esa mañana encontré a Maco en un estado que no sabría precisar. Conversamos rápidamente. Le dije que teníamos que hacer la película, que yo necesitaba que se incorporara, que sacara fuerzas de donde fuese para iniciar las filmaciones en ese mismo instante. Sonrió. Su sonrisa era la aceptación del desafío.
Traje cámara, micrófono, cables, iluminación. Maco miraba, en silencio fascinado, mientras se armaba el “set” de cine. Maco era un cinéfilo y muchas veces habíamos hablado sobre los “sets” que se fabrican para contar historias infinitas. Esa mañana, él sería el protagonista.
Fue una filmación sencilla, rápida, con pocos planos secuencias. Pedí que hablara.
Dejé que dijera sus palabras, que inventara sus pausas, dejé que creara sus silencios. Y en poco más de 20 minutos de grabación, él compuso su versión de SILVIA, más que una historia, el vislumbre de un acontecer, el epílogo de una vida. La de SILVIA, la suya.
Yo entendí que estaba registrando las últimas palabras del historiador. Supe que aquello que filmaba, ya tenía lugar en la película urdida a cuatro manos, entre los dos. Sería la reflexión del historiador narrador.
Tres días después de estas imágenes, Maco murió.
VOLVER
Hoy, vuelvo a SILVIA, al proyecto de filmar las cartas escritas por SILVIA. Como habíamos convenido y como dije más arriba, no será una película con despliegues de escenarios, con batallas en campo abierto. La intimidad que las cartas sugieren, será mantenida. Las ideas del Cine Posible serán uti lizadas. Para contar, para hacer pensar sobre la historia que se cuenta, para hacer indicaciones sobre la narrativa que se va tejiendo poco a poco.
Quiero que diversas voces, de diferentes personas, lean las cartas de SILVIA. Quiero que las personas que leen las cartas se filmen en teléfonos digitales, que se den, ellos mismos, el comando de “camera y acción”, que decidan cómo, de qué manera, quieren aparecer leyendo las cartas. Quiero que cada lector que, de esta forma, se expone en autofilmación, “dirija” la voz, la mirada, la postura, la interpretación. Después de esta, yo juntaré los fragmentos. Para que, entre muchos, con tantos diferentes, podamos descubrir a SILVIA que escribe, a Maco que rescata, a todos nosotros que revivimos, el tiempo de SILVIA, el tiempo de ahora.
ALGO MÁS
–De qué manera serán escogidos los lectores. ¿Habrá un “casting”?
–Yo llamé a algunas personas para invitarlas a que participen en el proyecto. Algunos son actores profesionales. Pero no quiero limitarme a gente de la profesión. Quiero hacer hablar a otros. Tengo una primera lista. Quiero ampliarla, con sugerencias de otros, con memorias mías. Pero también quiero llegar a pedir a un eventual encuentro circunstancial, en otros tiempos prepandémicos yo diría, “a algún desconocido que encuentre en la calle” que lea el texto de una carta de SILVIA, así, de repente y sin preparación. Quiero, de alguna forma, repetir la dinámica de la historia, casi siempre escrita en gabinetes reclusos o distantes, sin embargo, siempre acontecida en los menstruos de la humanidad.
–¿Será una documental, será una película de ficción?
–Nunca hice distinción entre una cosa y otra: todo documental es ficción y toda ficción es documental. Filmar Hamlet es filmar una obra de ficción, por un lado, pero es también, por otro lado, documentar el tiempo de Shakespeare y más, el tiempo prehistórico de todo y cualquier relato posible.
SILVIA vive, como el documento de una historia, como la historia de un documento.