El Estadio de los Defensores del Chaco se ha convertido en un símbolo del país. En sus páginas se guardan historias del ejército paraguayo alistándose para la Guerra del Chaco, hasta jornadas históricas de fútbol en la renovada estructura que se enclava en el corazón del barrio Sajonia de Asunción. Por su cancha pasaron las mejores glorias del fútbol sudamericano a lo largo del tiempo, cuyos goles todavía viven en la memoria de los hinchas. Hoy, desde La Nación hacemos un pequeño recorrido por su rica historia, la de sus trabajadores y una mirada al futuro de lo que se viene para el popular Defensores del Chaco.
Fotos: Agustín Acosta (reproducción libros) Carlos Juri, Album Fotográfico del Fútbol Paraguayo (1901-1950)
Jornadas históricas de festejos, de jugadores históricos y emblemáticos que dejaron su magia jugando al fútbol en ese verde césped que hoy tiene los arcos de norte a sur, ubicaciones que con el tiempo sirvieron además para quedar como marca registrada de la rivalidad máxima que tiene el fútbol paraguayo actualmente; Cerro Porteño vs Olimpia.
Norte, Sur, Plateas, Preferencias y el recientemente incorporado “Albirroja VIP” son los sectores de un estadio histórico, que guarda en su cajón de recuerdos, además de las inolvidable citas de goles y alegría futbolera, una gran ascendencia en la transformación de todo un barrio, que a la postre también significó la ampliación de Asunción como ciudad. Para conocer algo de la historia del Defensores, primero se debe indagar sobre los inicios de un barrio tan popular como emblemático: El barrio Sajonia de Asunción.
Para el efecto, La Nación conversó con el historiador y abogado Eduardo Nakayama, quien comenta con mayor detalles sobre cómo surgió el barrio y también el “Stadium de Sajonia” por ese entonces. A finales del siglo XIX y principios del XX, Asunción era una pequeña urbe que prácticamente terminaba en el Cementerio del Mangrullo (actual Parque Carlos Antonio López). El hombre que armó la urbanización un poco más allá de lo que ahora es el parque fue el cónsul alemán Kark Wilhelm Cristian Heisecke Heinrich, entonces yerno del intendente de Asunción, Eduardo Schaerer, quien posteriormente llegó a ser presidente de la República. Así lo relata Nakayama.
“Como Cristian Heisecke era alemán y de la zona de Sajonia, una región importante de Alemania, decidió ponerle ese nombre al barrio que estaban creando”, dice Nakayama. Ya siendo presidente de la Nación, Eduardo Schaerer (1912-1916) aprobó los estatutos de la entonces Liga Paraguaya de Football. Además, como un acto de generosidad, Schaerer donó varias hectáreas de su propiedad a favor de Liga. La idea fue que ese predio sea usado para construir en el lugar un estadio de fútbol. Con Enrique Pinho como presidente de este gremio, las obras se iniciaron en 1916, según el historiador.
Lo que explica Nakayama es que el estadio no solo tuvo su trascendencia como escenario deportivo, sino que su construcción sirvió además para potenciar a la propia ciudad de Asunción y por ende, al barrio Sajonia. “A partir de ahí crece la ciudad. Por un lado hacia lo que ahora es Sajonia y por otro lado hacia la proyectada. De ahí que tenemos desde la primera proyectada hasta 45 proyectadas”, expone.
El 4 de noviembre de 1917 finalmente el “Estadio de la Liga” o “Stadium de Sajonia” tuvo su primer partido oficial entre Olimpia y Libertad, ambos ganadores de torneos diferentes que se jugaron en un año con muchos problemas para la organización del fútbol. Aquel encuentro finalizó con la victoria de equipo gumarelo. En ese entonces, los arcos de la cancha de fútbol estaban de Este a Oeste. Es decir, los arcos estaban en frente a lo que ahora se conoce como sectores de “Preferencias” y Plateas.
LA GUERRA
Cuando en 1932 estalla la Guerra del Chaco, que enfrentó a países hermanos como Paraguay y Bolivia, el “Stadium” de la Liga pasó a convertirse en un lugar estratégico, ya que sirvió para acontamiento de las tropas paraguayas que iban al Chaco y entrar en combate. “Pasaban al Estadio y de ahí se dirigían al Puerto Sajonia para ir al norte, y de ahí se iban a la zona de conflicto”, expone Nakayama.
El historiador dice que los soldados que se preparaban para ir a la contienda paraban en el “Stadium de Sajonia” donde escuchaban misa, recibían la bendición y una medalla de María Auxiliadora antes de zarpar rumbo al Norte desde Puerto Sajonia. “El padre Rafael Elizeche era el capellán de la Armada Nacional y oficiaba las celebraciones en el Stadium. En aquel entonces, la cancha estaba dentro de la jurisdicción de la parroquia María Auxiliadora a cargo de los sacerdotes salesianos”, expone Nakayama.
La fuerte tradicional religiosa –y en este caso la Católica– por supuesto estuvo muy presente durante toda la historia del Paraguay, y más aún en plena contienda bélica. Aquellas ceremonias o misas que se hacían antes que los soldados vayan al Chaco convocaba a una cantidad importante de personas, incluso autoridades nacionales acompañaban esos eventos. Según Nakayama, tres imágenes fueron las que presidieron las ceremonias religiosas durante los tres años de guerra: La imagen de María Auxiliadora, la de Cristo crucificado y la de San Miguel Arcángel. “El presidente Eusebio Ayala participó en su momento de la misa y de las despedidas de estos soldados”, asegura Nakayama.
Terminada la Guerra comenzó la remodelación del “Stadium”. Lo que quedaba de aquella infraestructura de tablones quedó muy deteriorada por la muchedumbre y el campo de juego totalmente inutilizado. Era necesaria una reconstrucción. En 1939 se reinaugura el estadio y el nombre, que pasó a llamarse “Estadio de Puerto Sajonia”.
JORNADAS HISTÓRICAS Y SÍMBOLO
Pedro García, el popular “Pedrito”, gran conocedor del periodismo deportivo en nuestro país, asegura que el Defensores del Chaco es, junto al extinto estadio Comuneros, el recinto deportivo más importante del país. “Lo que representa para la ciudad de Asunción y sobre todo para el deporte del país es superlativa”, expone.
García agrega también un dato. "En 1930, los dirigentes de la Liga Paraguaya decidieron cambiar el nombre del Estadio a “Stadium Uruguay” en homenaje a los grandes triunfos que venía consiguiendo Uruguay con los juegos olímpicos y el mundial, pero ese nombre quedó en desuso después de la guerra", refiere García.
El experimentado periodista recuerda además que el Defensores sirvió para cobijar el evento deportivo más importante que tenía el país en los 70 y 80, que eran los juegos Universitarios. “Justamente se pasó del Estadio Comuneros a otros escenarios por la cantidad de gente que convocaba, hastaque se tuvo que usar el Defensores para esas jornadasvibrantesdeldeporteenel país”, asegura García.
En 1974, finalmente, la dirigencia de la entonces Liga Paraguaya de Fútbol (APF) decide cambiar el nombre por el de “De los Defensores del Chaco”, en obvia referencia a aquellos soldados que instalaron su base de operaciones para ir al Chaco durante la guerra. Desde entonces, el Defensores –como ya comúnmente se lo conoce– tuvo varias otras transformaciones. En 1996 le redujeron la capacidad, ya que antes podía albergar hasta 50 mil personas. Según los datos históricos del periodista Luis Irala, el 17 de abril de 1983, Cerro Porteño vs Olimpia jugaron un clásico en la mañana de un domingo soleado. Se registró la venta de 49.095 boletos, récord histórico en cantidad de asistencia para un partido por el campeonato local. Al año siguiente, Cerro Porteño y Guaraní, en un partido por la Liguilla, convocaron también a 49.000 personas que compraron sus tickets.
Tras las remodelaciones de 1996, la capacidad se redujo drásticamente a unas 32.000 personas. Sin embargo, otros proyectos que se establecieron en los últimos años, como la habilitación de más palcos y la instalación de butacas para todos los sectores generó nuevos cambios en la estructura del estadio, con la idea de dar mayor comodidad al público. Hoy, el Defensores, con sus palcos y el nuevo sector VIP Albirroja, que está casi a nivel de la cancha, tiene una capacidad para unas 35.000 personas sentadas.