Texto y fotos: Juan Carlos Dos Santos.
Periodista y analista de datos.
En dicha fecha se reinauguraba el estadio de la Liga Paraguaya de Fútbol, que era simplemente llamado el Estadio de Puerto Sajonia, hoy Estadio de los Defensores del Chaco. Si bien este escenario ya había sido inaugurado oficialmente en 1917, en esta ocasión se le agregaban los palcos y gradas, por lo cual se hizo un acto estridente y oficial.
Al doctor Esteban Semidei le correspondía el honor de ser presidente de la matriz de nuestro fútbol en ese año, pero las obras ya habían comenzado bajo la administración de otro grupo de dirigentes y con la supervisión del jugador José L. Figún, quien era nombrado por los medios escritos del momento, como el “Director Técnico del campo de deportes modelo” de la Liga.
Para la inauguración nada mejor que un partido internacional y el rival más apropiado era el poderoso seleccionado de Uruguay, que tres años más tarde ganaría la medalla de oro en las Olimpiadas de Ámsterdam en 1928, y en 1930 se consagraría primer campeón del mundo en el Centenario de Montevideo.
El match entre ambas selecciones fue programado para el sábado 15 de agosto, a las 15:30, aunque antes se disputarían dos encuentros preliminares, el primero entre Sastre Sport y Universo, por el campeonato de la Intermedia mientras que el segundo, entre los seleccionados regionales de Paraguarí e Ypacaraí.
NO ERA SOLO FÚTBOL
El 11 de agosto, cinco días antes de la inauguración, las autoridades de la Liga mandaron a imprimir los boletos para la gran jornada inaugural del estadio de Sajonia y los precios acordados para el público fueron los siguientes: diez pesos, la entrada general; quince pesos para el sector Plateas y veinte, para el sector Palco.
Pero no solamente eran los partidos los eventos que motivaron al público. También se agregaron carreras de velocidad y resistencia al nutrido programa deportivo de ese entonces y para el efecto, fueron preparadas medallas de oro y plata para los ganadores de las diferentes pruebas.
VISITA PRESIDENCIAL
El día viernes 14 de agosto de 1925, con la asistencia del presidente de la República, el Dr. Eligio Ayala y del ministro de Relaciones Exteriores, el Dr. Enrique Bordenave, la comisión de construcción del estadio entregó oficialmente la obra a las autoridades de la Liga Paraguaya de Fútbol.
A partir de esa simple pero importante celebración, todas las miradas estaban puestas al partido amistoso internacional que se jugaría al día siguiente sábado y se replicaría de nuevo el domingo 16.
Los portones del estadio se abrieron a las 14:00 y en ese momento comenzó el juego entre Sastre Sport y Universo por la división Intermedia, el cual fue el primer encuentro que se jugó en el hoy Defensores del Chaco. Sastre Sports, el equipo que triunfó por 3 goles a 1, había sido creado como representante del gremio de los profesionales de la confección y utilizaba los colores rojo y amarillo.
QUINCE MIL ALMAS
Para el primer enfrentamiento contra los uruguayos, quince mil espectadores llenaron todos los rincones del Estadio de Sajonia, transportados en las unidades del tranvía eléctrico que ya circulaban por la ciudad de Asunción y cuya parada se encontraba en el barrio Sajonia.
El “Berna”, la nave uruguaya que transportó a su seleccionado de fútbol, encalló durante su travesía, por lo que se demoró un día más en arribar a Asunción. Este hecho incluso hizo dudar de la realización del evento, pero los uruguayos lograron enviar un cable telegráfico anunciando la solución del problema en el “Berna” y la Liga mandó a imprimir boletines que se repartieron por toda la ciudad, anunciando la confirmación del amistoso.
“Coches particulares, autos, camiones y tranvías se dirigía repletos hacía Puerto Sajonia, llevando así a miles de personas cargadas de entusiasmo y ansiosas por ver el despliegue del juego del conjunto visitante. Las calles Montevideo y Colón estaban atestadas de visitantes, quienes presurosos se dirigían al nuevo estadio”, describe parte de la crónica periodística, publicada al día siguiente del encuentro en El Diario, el lunes 17 de agosto de 1925.
LA HISTÓRICA JORNADA
A las 15:40 llegó el presidente Eligio Ayala junto a algunos miembros de su gabinete y en ese momento también ingresaron los jugadores de ambas selecciones, tras lo cual se procedió a la entonación de los respectivos himnos nacionales para luego el conjunto uruguayo, realizar hurras frente al palco, elevando tres veces al aire, la bandera paraguaya.
Antes de comenzar el juego, un aviador, el Teniente Nudelman, voló con su Potez 25 a solo diez metros del campo de juego, lanzando las pelotas marca Coreseto, donadas por la casa Rius & Jorba a la Liga, para los juegos amistosos internacionales. El árbitro designado fue el jugador del club Nacional, Manuel Chaparro, y los jueces de línea Fausto Batiagniani (uruguayo) y Ramón Almada (paraguayo).
Los equipos formaron de la siguiente manera: Paraguay: Torres, Durand, López, Miranda, Díaz, Duarte, Gustale, Zelada, Rivas, Capdevila y Molinas. Uruguay: Maturrell, Canavesi, Uriarte, Alzogaray, Cabrera, Melognio, Ranzoni, Fernández, Sosa, Valverde y Bidegario.
El primer encuentro fue ganado por Paraguay por uno a cero y en los sucesivos días ambos seleccionados jugaron dos encuentros amistosos más que fueron ganados por los uruguayos para hacerse con la Copa Bossio, premio instituido por la Liga Paraguaya de Fútbol.
MENSAJE A JUGADORES:
El día antes del último partido, en la sección deportiva de El Diario, fue impreso con letras resaltadas un mensaje dirigido a los jugadores de la selección paraguaya.
¡Muchachos!
Mañana enfrentaréis nuevamente a nuestros bravos adversarios: será la última jornada y es menester triunfar.
Poned mañana vuestros corazones en la lucha: el hermoso trofeo se encuentra en las manos de ambos capitanes. Mañana uno de ellos deberá retirar las suyas del codiciado premio: no permitáis que sean las nuestras, las que lo abandonen.
Listos en vuestros puestos, colaborad, pero con altura y caballerosidad para conquistar el triunfo y poder dejar a la Liga orgullosa de teneros por representantes.
Esperamos que los componentes de nuestro equipo poniendo un poco de dedicación sabrán desempeñarse en forma frente a sus adversarios.