Por Juan Carlos Dos Santos

Periodista y analista de datos

El próximo 27 de setiembre, la Unión Hebraica del Paraguay (UHP), la principal sede social, deportiva y religiosa de la comunidad judía en el país, estará cumpliendo su centenario, pero lastimosamente a causa del aumento de casos de contagio del covid-19 no habrá celebraciones como amerita una fecha tan importante como cumplir cien años.

La UHP cuenta con un amplio campo de deportes con canchas de fútbol, tenis y piscina, pero además aloja en su interior al colegio Estado de Israel y la nueva sinagoga, que para alegría de quienes soñaron hacerla realidad, ha sido nominada como uno de los mejores proyectos de arqui­tectura del mundo.

La elección de la sinagoga de la UHP y otros nueve impre­sionantes proyectos arqui­tectónicos concretados en el mundo durante el 2019 y parte del 2020 fue reali­zada por la revista de arqui­tectura y diseño Dezeen, una influyente publicación y una autoridad para los pro­fesionales de la arquitectura, que año tras año hace revi­siones de nuevos proyectos y selecciona a los mejores de acuerdo a su respetado crite­rio en el rubro.

El artículo publicado por la revista Dezeen fue posterior­mente replicado por el crí­tico arquitectónico Rowan Moore, reconocido perio­dista del semanario inglés The Observer en su artículo “Los diez mejores proyectos de arquitectura del mundo”, entre los cuales se encontraba la sinagoga de un país con una pequeña comunidad judía, alrededor de 800 integrantes.

Entre algunos de los proyec­tos seleccionados por Dezeen podemos hallar al Centro Comercial de Tainan en Tai­wán; el Museo de Arte Con­temporáneo Helga de Alvear de Emilio Tuñón en Cáceres, en España; la escuela de Bó Mon, de Tú Nang en Vietnam; la Casa de huéspedes de Alex, en la localidad de Ber­lare, en Bélgica; o el Espacio de Supervivencia Teknaf en Bangladesh, donde acogen a cerca de 600.000 refugiados rohinyá de Myanmar.

VISITANDO LA SINAGOGA

Interesados en conocer de cerca uno de los diez mejores proyectos del mundo, visi­tamos la sinagoga, donde el presidente de la UHP, Humberto Ismajovich, y los miembros de la comisión directiva, Jonathan Sosky y Mariano Mirelman, explica­ron detalles de la construc­ción así como la manera en que se fue concretando este anhelo de años para toda la comunidad judía del país.

Un concurso internacional en el que todos pudieran aportar sus ideas fue lan­zado por los directivos de la Unión Hebraica en mayo del 2017, la construcción del edi­ficio comenzó en diciembre del 2018 y quedó finalizado antes de los seis meses, en mayo del 2019.

Aunque existieron otras obras planificadas a ser construidas en el predio de la institución, la construcción de una nueva sinagoga formaba parte del gran deseo que varias veces había sido postergada, pero la necesidad de contar con un lugar que invite a la reflexión, a la oración y permita a la vez celebrar los ritos era lo más esencial y prioritario.

El crítico Rowan Moore, en la nota publicada por The Observer y The Guardian, habla de la importancia del presupuesto excedido o no, como un atributo importante para calificar a las obras pro­puestas y observadas. En el caso de la sinagoga de Asun­ción, el presupuesto solo necesitó pequeños ajustes e incluso de todas las obras que se realizan dentro del predio de la Unión Hebraica, será la de menor costo, pero de igual importancia que las demás.

Con relación al presupuesto para esta obra, Jonathan Sosky comenta que “si bien la idea era construir un templo, optaron por crear un ícono que invitara a los miembros de la comuni­dad a llegar hasta él”.

“Logramos crear un lugar moderno, de introspectiva, pero también logramos crear un ícono y cuando comenza­mos a pensar en el proyecto recuerdo a Humberto decir que la idea era crear un lugar donde uno se sienta acogido espiritualmente”, comentan los entrevistados.

La fortaleza y la solidez están representadas por el hormi­gón expuesto, que es como protector del templo. La resi­liencia capaz de superar las adversidades, característi­cas inherentes a la comuni­dad judía, lo representa el metal oxidado y la madera utilizada en el interior repre­senta la protección, dice una breve descripción de la obra que hacen sus diseñadores. Al ingresar al interior del templo, el atrapante y dulce aroma de la madera que cubre todo el techo y las paredes da la bienvenida y de alguna manera nos hace sentir un abrazo, el mismo abrazo de 6.000 kilómetros de distan­cia que mencionaba Moore en su artículo.

UNA CAJA DE SORPRESAS Y SENTIMIENTO

Los tragaluces insertados entre el techo de revesti­miento de madera hacen inne­cesaria la presencia de luces artificiales por la mañana, pero una vez encendidas, el color ámbar se mezcla con el blanco brillante del techo y la luz diurna que parece tomar otros matices dentro.

Unas puertas también de madera y pintadas del mismo color que las paredes del fondo del templo son absolutamente imperceptibles, pero sirven para darle una amplitud a todo el edificio. El ambiente pequeño y acogedor donde se pueden contar a 80 perso­nas cómodamente sentadas, repentinamente puede llegar a triplicarse con la apertura de las puertas, cuya función es separar las celebraciones.

Sencilla por fuera, de apa­rente poca altura y rodeada por una línea de árboles, man­gos algunos, una fruta tan representativa del trópico, la sinagoga presenta un diseño conservador y simple, lo que hace más impactante a quien ingresa a su interior por pri­mera vez, pues se debe pasar unos metros entre pared y pared hasta que repentina­mente se llega al acceso donde es imposible no quedarse a disfrutar por unos segundos del ambiente que magistral­mente conjugan las líneas del techo de madera y las luces del día que se filtran por las ventanas y los tragaluces.

MIRAR AL PRESENTE Y AL FUTURO

Eventos nacionales e inter­nacionales ya se han llevado a cabo en el nuevo edificio y los visitantes se sorprenden, dis­frutan y se motivan por lo que encuentran, incluso el pro­medio de personas que llegan a la sinagoga de manera regu­lar ha aumentado de manera considerable.

La sinagoga representa el deseo de mirar al presente y al futuro y, por supuesto, sin olvidar nunca el pasado, repre­sentado aquí por algunos ladri­llos de la anterior sinagoga de casi 70 años y el Aron ha-Ko­desh del templo anterior, que acompañan ahora a este ícono de la comunidad judía del Para­guay en Asunción y que ha sido nominado por expertos de la arquitectura como uno de los diez mejores proyectos del planeta.

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