Hay guitarras, bajos, equipos, trofeos, placas y fotos de una época de oro en el “santuario rockero” de Jorge Sosa, frontman y bajista de RH+Positivo. Hay pósters de “Yellow Submarine” y de The Beatles, y el inconfundible rostro de Marilyn Monroe en la pared. Toda esta historia empezó como un juego y hoy es imposible sacarse de la cabeza anécdotas y recuerdos de rockero precoz. Recuerda exactamente el año de la gloria: 1987. “Tocamos en un local y se acerca Roberto Thompson y dice que quería tocar con nosotros. ¡Imaginate que la leyenda venga y te diga que quiere tocar contigo!”, cuenta. Así empezó RH+Positivo, “por accidente”, como aparentemente ocurren las cosas. Pero no: las casualidades o accidentes no existen. Sí las conexiones, las energías positivas, como el factor RH en los glóbulos rojos. Aquí la historia del grupo que estuvo en el momento y el lugar indicados para hacer tronar su reggae-rock.

Por Mario Rubén Velázquez

ruben.velazquez@gruponacion.com.py

En su casa siempre escuchó todo tipo de música, pero a él se le quedó “pegado” The Beatles: desde niño imitaba la voz de Lennon y el bajo de McCart­ney. Dice Jorge Sosa, músico y líder de RH+Positivo, que solo quería tocar “Yester­day”. Y que su primer bajo Rickenbacker lo compró de Casa Rosada por 14 mil gua­raníes, de un encargado que no sabía nada de instrumen­tos. “La música es mi motor y mi razón de ser. Sin eso, no funciono”, sostiene.

El colegio y las chicas en minifaldas lo llevaron a con­formar con compañeros de curso The Apples (Las Man­zanas), primero, que luego mutó a Apple Rock: “Que­ríamos ser como The Beat­les”, cuenta. Con este nom­bre tocaron en uno de los eventos top de la época: el Festival de la Década en 1986, organizado por Radio Primero de Marzo, un año antes de su debut “interna­cional” en San Ber. “Hacía como un año que tocába­mos, pero queríamos más”, agrega el hoy fiscal adjunto de Medio Ambiente.

Corría 1982. “Yo estaba en 4to. curso y Rafael Nayar, que era vecino y amigo, me dijo que quería formar una banda y empezamos”. Nayar empezó a armar la banda y le llamaron The Apples. El hit en ese momento fue “Nunca Más”, un tema inspirado en la memoria antidictatorial.

RH+POSITIVO. July Riquelme (2da. guitarra), Roberto Thompson (1ra. guitarra), Jorge Sosa (bajo y voz) y Rafael Nayar (batería). El cuarteto de Rock Sanber.

El tiempo pasa rápido. Cam­bian de nombre a Apple Rock. Miguel González era primera guitarra de la banda. “Julio Riquelme se acopló y tocó con nosotros, pero él hacía una introduc­ción de música clásica. July era mi vecino y profesor superior de guitarra clá­sica, ¡no te imaginás lo que era! Yo quería ya que hiciera rock, pero sus padres no querían saber nada de eso. Imaginate: tocaba todos los clásicos y empezamos a componer”.

THOMPSON JEÝMA

Una noche de 1987 tocan en Casa Vieja, un pub ubi­cado sobre España, al lado del Asunción Tenis Club. “Se nos acerca Roberto Thompson y nos dice: ‘Me encanta cÓmo suenan, me gustaría tocar con ustedes’. Yo casi me desarmé ahí: ¡el Eric Clapton paraguayo era! Yo iba a escucharlo cuando tocaba con Pro Rock Ensam­ble, Faro Callejero o Cash. Iba a los festivales para verlo a él y viene y me dice que quería tocar con nosotros. ¡Yo quería orinar, cagar, todo!” (risas).

Luego, entre trago y trago, dijeron que había que cam­biar de nombre. Alguien pensó en que la sangre otorga la fuerza y la vida, y el grupo quedó en llamarse RH+Positivo”, relata Sosa. Vuelven a presentarse en el Festival de la Década, pero ya no estaban entre los prin­cipiantes que tocaban a la mañana: fueron los penúl­timos en salir a escena. Pero el evento que los llevó al frente, que cambió sus aburridas vidas para siem­pre, fue Rock San Ber en 1988. “Ese fue el despegue para nosotros, profesional­mente. Dimos un salto de los pubs locales a tocar en gran­des eventos y a nivel inter­nacional”, relata Jorge Sosa.

“NUNCA MÁS”

Uno de los primeros temas compuestos por Jorge Sosa con RH+ fue “Nunca Más”, que era un himno contra la dictadura, porque hablaba sobre la libertad y de que habría que cambiar una cantidad de cosas. En 1987, Mario Ferreiro invita al grupo a tocar en un mitin político en la Casa del Pue­blo del Partido Revolucio­nario Febrerista (PRF), en donde también tocó Ches­ter Swann y otros. “Fui­mos y cuando presento el tema ‘Nunca Más’, digo que muy pronto vamos a estar cantando en el Palacio de Gobierno. Para qué: ahí la Policía entró y se armó un quilombo” ( risas).

Esa noche se grabó un caset en el PRF y ese material en vivo fue el que llevó a RH+ a tocar en Rock San Ber. “Mario Ferreiro trabajaba con Ángel Aguilera en Len­non Record Shop. Llevó el caset y le dijo a Ángel: ‘Escu­chale un poco a este grupo’. Ya estaba armado el calen­dario y la grilla para Rock San Ber. Ángel dijo que le gustaba, pero que no tenía un peso. Pedimos que nos paguen el transporte, nada más: nosotros teníamos que estar ahí porque era una vidriera espectacu­lar”, afirma Jorge. Y no se equivocó.

–¿Y pusieron el trans­porte?

–Sí, nos llevaron a San Ber, pero ya no volvieron des­pués del evento. ¡Volvimos a dedo! (risas). Tenían que buscarnos al amanecer del lunes, pero jamás aparecie­ron. Salimos a la ruta a hacer dedo y aparece una kombi. Paramos y pedimos al cho­fer si podía traernos a Asun­ción y el tipo dice: “Nde­rakóre, ustedes piko no son los que tocaron anoche”. Sí boludo, pero nos quedamos a pie. Y nos trajo de vuelta (más risas).

De regreso, en Itauguá com­praron diarios para leer qué salió de Rock San Ber y todos coincidían en que la apari­ción de RH+ fue soberbia en el evento, “pero noso­tros veníamos a dedo! Son las cosas que hacen la forma de ser en Paraguay”.

GALLETA DE LA ESQUINA

Dos días después unos ami­gos lo llaman porque apa­recen dos periodistas de la Rock&Pop y Radio Rivada­via de Argentina que que­rían hacerles una entre­vista. “Vienen a casa y uno pregunta qué se siente estar en la cima de la fama. Yo pensaba: acabo de comprar galleta de la esquina y toda­vía estaba por el manubrio de mi bicicleta (risas). Ima­ginate, esa es la fama acá”.

Después vinieron los con­tratos exclusivos con Pil­sen, las tocatas profesio­nales, las fiestas exclusivas, las invitaciones afuera... Las “mieles de la fama” recién daban sus frutos. “Fuimos quizás la primera banda de rock que empeza­mos a movernos en forma más profesional, un poco porque miramos lo que fue Rock San Ber. Recuerdo que tocamos muchísimo todo ese año 1988. Tocamos en el desaparecido Galaxia, con Patricia Sosa y La Torre, Baglietto y RH+”, recuerda Jorge Sosa.

Ese mismo año la banda tocó ante 12 mil perso­nas con el grupo brasileño Roupa Nova y los Hobbies en el club Luis Alberto de Herrera de Guarambaré. En ese mismo club llena­ron con Enanitos Verdes y otros, en eventos similares. A finales de 1988 grabaron el maxi single “Brebajes” con cuatro temas. “Estaba previsto el lanzamiento el 2 y 3 de febrero de 1989, pero vino el golpe y nos arruinó el lanzamiento”, concluye el músico, compositor y fiscal medioambiental adjunto.

“EL TERROR DE LAS SUEGRAS”

RECITAL INCIDENTADO. Jorge Sosa, July Riquelme y Roberto Thompson, en la Casa del Pueblo del PRF. La Policía cortó la alegría.

“Los rockeros siempre tuvimos mala imagen para la gente común y el prejuicio de que éramos vagos, sucios, drogadic­tos, perseguidos por la Policía. Éramos el terror de las sue­gras (risas). Una vez me agarraron policías porque tenía el pelo largo y me llevaron a la Guardia de Seguridad. Yo tenía una colita y fue lo primero en cortar de un tijerazo, previo cachiporrazo, como era práctica habitual en aquella época”, sostiene hoy ya sin miedo.

¿Existió aquel clisé de sexo, drogas y rock and roll? “Mirá, seguro que sí, pero nosotros estábamos en otra cosa. Las drogas siempre existieron, como pasa en todos lados, en todos los sitios y profesiones. Nosotros queríamos llegar y nos concentrábamos en eso. Mirá vos que no hay necesidad de ser rockero o músico para consumir drogas. Hay políti­cos que consumen más que todos y ahí están” (más risas).

Hace poco, en 2018, RH+Positivo festejó los 30 años de Rock San Ber con recitales en vivo, con algunos integrantes his­tóricos como Jorge Sosa (voz y bajo), Julio Riquelme y Nino Gavilán (guitarras), Óscar Vera (teclados) y Gustavo Caba­llero (batería). Sonaron

“Made in Japan”, “Te voy a dar”, “Se perdió”, “Voces”, “Espe­jismos en la noche”, “Brebajes de amor”, “La esfera” y otros.

JORGE SOSA. Factótum de RH+Positivo: “Los rockeros siempre tuvimos mala imagen, eso de que éramos vagos, sucios, drogadictos. Éramos el terror de las suegras”.FOTO:CRISTÓBAL NÚÑEZ

ROCK SAN BER HISTORY

Eran más de 20 mil personas gritando y bailando en plena dictadura. Rock San Ber estaba preparado para desarrollarse en dos días: sábado 16 y domingo 17 de enero de 1985, pero vino una lluvia torrencial el sábado y se suspendió la jornada. Enton­ces debió comprimirse el programa y todos los grupos debieron tocar el domingo: los nacionales Onda Corta, RH+ Positivo y Hobbies. Y las estrellas internacionales Fito Páez, Soda Stereo, Roupa Nova y Os Paralamas do Sucesso.

A las 14:30 Onda Corta, con Jorge Landó (batería), Bidí Formichelli (bajo y voz) y Rodrigo Moreno (guitarra) subieron a escena y abrieron el evento. Todos los grupos entraron ya sin pruebas de sonido. Siendo las 15:30 entró RH+, que tocó cinco temas y un bis. Luego subieron Los Hobbies.

Latinoamérica estaba viviendo un proceso de apertura democrática y obviamente el auge de los grupos en español y portugués. La “isla sin mar” empezó a experimentar la llegada de otro tipo de música que venía de Argentina y de Brasil, masivamente. Ángel Aguilera, un joven empresario de medios, vivió la experiencia de Rock in Río -1985, Brasil- y vio una oportunidad. Y armó Rock San Ber en enero de 1988.

El diario oficial del Partido Colorado, Patria, atacó la realización de Rock San Ber y pidió todos los días que se suspenda el evento y que los padres no envíen a sus hijos porque iba a ser “un antro de perdición lleno de drogadictos”. El obispo de Caacupé, Demetrio Aquino, rogó que suspendan el festival “porque el rock es satánico y peca­minoso”. Pero los auspiciantes, multinacionales vinculadas al régimen, apostaron a favor y Rock San Ber se realizó igual. Y decenas de miles de jóvenes fueron cami­nando al Club Nacional de San Bernardino, desafiando la falta de transporte, a la cana y al mal tiempo.

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