Por Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com

Este domingo Toni Roberto nos trae a la memoria el Charming Club del antiguo barrio Vista Alegre, hoy llamado oficialmente Pettirossi.

¿Qué sería del pasado si no fuera por los hermosos recuerdos de aquellos amigos que ya se fueron y otros que quedan para celebrar la memoria?

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Eso es lo primero que pensé al recordar el legendario Charming Club un club asunceno que no tenía local propio, pero sí vívidos recuerdos atesorados por sus antiguos socios, uno de ellos Norma Solano López, integrante de ese “espacio itinerante” en lo que antes se denominaba barrio Vista Alegre (hoy barrio Pettirossi) y que un día dejó de serlo para volar con sus “alas de letras” y darle nombre a otra zona de la ciudad.

Son las 5 en punto de la tarde de un frío día de finales de julio en plena pandemia, toco el timbre de una casa de esas de antes con un patio al costado, que permite ver el largo fondo con árboles frutales y un alto cocotero que hace elevar la vista al inmenso cielo del barrio Mariscal Estigarribia de Asunción. A lo lejos le veo venir a Norma, más conocida como “Petota”, que me dice a la antigua usanza “empujá el portoncito Toni y entrá”, paso al “setentoso” chalet a dos aguas y me siento en una silla del “moderno” comedor diseñado por la legendaria casa de muebles Miró y empieza el diálogo con hermosos recuerdos de una eterna amistad, yo le digo: “Yo me callo, ‘Petota’; hablame del Charming Club” y empieza:

“Eran los finales de los años 50 y un grupo de vecinos nos reuníamos en la casa del Dr. Eduardo Rodríguez Del Puerto que estaba sobre la calle República de Colombia entre Cap. Figari y Paí Pérez, una residencia muy bonita que tenía un patio maravilloso y como el hijo, ‘Papilín’ era uno del grupo del barrio, ahí nos ensayábamos para bailar, éramos muy bailarines, –enfatiza–, muy amigos, como hermanos. Un buen día Sindulfo Mongelós, uno de los integrantes, dijo: ‘Nosotros tenemos que ponerle un nombre a este club', así que decidimos darle en llamar Charming, que quiere decir novedoso”. 

EL CHARMING Y SU VESTIMENTA A RAYAS

“Todas las chicas eran muy bonitas ’50, 60 y revienta’ y muy alegres como correspondía, haciendo honor al nombre del barrio, entonces dijimos vamos a hacernos unos uniformes –acá tejidos Pilar me tiene que mandar algo de regalo– nos comprábamos solamente de Pilar, elegimos unas telas a rayas, nos confeccionábamos los vestidos nosotras mismas y a los muchachos les hacíamos las camisas con el mismo diseño, era todo un suceso”. 

“Con nosotros estaba Luis Morínigo, un gordito genial, como la música que dice ‘soy un gordito sensacional’, hacía unas piruetas únicas cuando bailaba. Éramos como 50 en el grupo original, en aquella época, acá recién comenzaba la cumbia con la famosa música ‘con su pollera colorá’, nos íbamos a esas fiestas más ‘tutis’ que se hacían en la Casa Argentina, en el Círculo Paraguayo de Médicos, en el Club Sirio y después en el Hotel Guaraní cuando recién se inauguró en 1961, más adelante allá por 1963 organizábamos nuestras fiestas en el famoso Castillo Norrone, sobre la Avda. Rodríguez de Francia y Félix Bogado. Los otros grupos tenían un lujo que ni te cuento, pero nosotros entrábamos y las fiestas se convertían en las más hermosas, hemos traído siempre el primer premio, muchas botellas de whisky, porque ese era el premio, no contentos volvíamos y hacíamos cócteles para festejar los triunfos, pero eso sí, todos trabajábamos y cumplíamos estrictos horarios”. 

“Le recuerdo a mis amigos del club, Mari Menoret, las de Bado, Susy Zamphirópolos, las Martí, Alba Toñánez, el Dr. Guido Martínez Cattaneo y su hermana Cilda, Marta Fernández, Jorge y Fernando Figueredo Fleitas, el Dr. Fresco, ‘Nena’í' Coronel, las cuatro hermanas Machuca, Teresa Doldán, Helio Ruiz Díaz, Hugo Schaerer, Diosnel Duarte, los Rodríguez Del Puerto y muchos otros que pido perdón por no recordar a todos, éramos demasiado muchos.

EL CAMIONCITO DE GASEOSAS DE LOS SCHAERER

“Los Schaerer tenían una licorería sobre República de Colombia y Cap. Figari y como nos hacía falta un medio de trasporte, ¿qué hacíamos? Vaciábamos el camioncito con el que se repartían las gaseosas y ahí nos íbamos a las fiestas ‘chuchis’. Cuando llegaba la tardecita todas las madres se sentaban en la vereda y nosotras en el cordón, ese era nuestro ‘living’, los varones se reunían en la plaza Julio César Franco o en el Salesianito”.

“Una vez compramos sombreros del Mercado 4 porque queríamos tener algo novedoso para nuestra comparsa, y pintamos con mercurocromo, quedaron muy lindos, pero nos pasó algo inesperado; en plena actuación se vino una llovizna y se empezaron a desteñir, nos manchamos todos de rojo y causó sensación en el jurado que pensó que estaba programado y nos dieron el primer premio”.

Hoy ni el Charming Club ni el barrio Vista Alegre de la zona del colegio Salesianito existen, esa denominación se le dio a otro barrio de Asunción, pero queda el recuerdo de los amigos que se divertían con cosas sencillas, termina diciendo “Petota” Solano López: “Cómo quiero que vuelvan los amigos, pero así es la ley de la vida, muchos ya se fueron pero se quedarán para siempre en mis recuerdos”.

El Charming Club. Asunción c.1960.



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