Cuatro enfermeras del Hospital de Clínicas se recuperaron del covid-19 y cuentan la difícil situación por la que atravesaron en la cuarentena. Soportaron discriminación, falta de empatía y siguieron sus vidas con el miedo a contagiar a sus seres queridos, pero hoy vuelven a sonreír y de vuelta están en la primera línea para luchar contra la enfermedad.
Paz Vaesken Ruiz Díaz
paz.vaesken@gruponacion.com.py
Fotos Nadia Monges
De las historias que se cuentan en torno a la pandemia muchas veces no se sabe lo que pasan aquellas personas que están en lo que se conoce como “primera línea” en esta lucha contra una enfermedad que vino a cambiar todos los esquemas de salud del mundo. En Paraguay, a pesar de que hasta ahora la situación no se tornó crítica, existen personas que soportaron la enfermedad y también el efecto colateral que trae, sobre todo, en lo referente a la carga emocional y social.
“Tuve que estar 18 días encerrada en mi habitación. Eso cuesta mucho, porque afecta emocionalmente también. A mis hijos les costó mucho entender mi problema, en las mañanas me golpeaban la ventana para pedir mi bendición y eso era muy duro para mí. Ellos supieron entender que no tenían que acercarse, que no podían entrar a mi dormitorio, que no me podían abrazar”, dice conteniendo las lágrimas la licenciada Lourdes Alcaraz, una de las enfermeras del Hospital de Clínicas que se recuperó del covid-19.
Alcaraz explica que tuvo contacto con un caso positivo que llegó al hospital desde Arroyos y Esteros. El hombre estuvo internado y fue su paciente, incluso llegó a vomitar estando con ella. “Por más de que nosotras las enfermeras sabemos que corremos el riesgo de contraer esta enfermedad, de igual manera, te choca cuando te llaman a avisarte que te contagiaste. Me dio un susto grande, porque sabía que podía contagiar a mis seres queridos, la situación de milagro no fue así, ninguno de mis hijos dio positivo al test”, relata todavía emocionada por los días largos de angustia pasados.
En este sentido, relata que desde el momento en que supo que se contagió, se aisló completamente y gracias a eso sus hijos no se enfermaron.
La licenciada Alcaraz cuenta que el proceso llevó su tiempo, ya que le dieron el alta solo después de dos resultados negativos. Ahora, sin embargo, con toda la energía positiva que reúne, dice: “Ya estoy de vuelta en el trabajo, por otro lado, tengo que aclarar que mis síntomas fueron leves. Yo empecé a tener síntomas al octavo día del contacto con el paciente covid positivo. Entonces, tuve fiebre por todo un día y también dolores musculares y luego febrículas”. En ese momento del relato hace una pausa en lo que fue su experiencia personal para añadir que es importante que la gente sea consciente, entienda y crea que el virus está circulando realmente, que no es ningún invento, sino muy real.
La licenciada pide que sepan que el temido virus está en nuestro país y sobre todo, que estén dispuestos a colaborar en la prevención y medidas de higiene y cuidado. Hizo un llamado para que la gente adopte las medidas sanitarias, que a su criterio son simples pero muy eficaces, como el lavado de manos y el uso de tapabocas.
DOS SORPRESAS: EMBARAZO Y COVID-19
Otro caso de covid-19 positivo y de estrés fue el de la enfermera Catalina Casco, la licenciada nos cuenta que fue muy difícil para ella atravesar la situación, porque al dar positivo, también se enteró que estaba embarazada, una situación que la puso en un alto grado de ansiedad. “Fue complicado sobrellevar la situación”, dice con énfasis, “lo bueno es que no tengo ninguna enfermedad de base que haya podido complicar mi estado”, aclara ahora más tranquila, ya que pasó lo peor de unas semanas largas y difíciles.
La licenciada Catalina recuerda que fue ella quien recibió al paciente al llegar para internarse y en el proceso de admisión, agarró la cédula de identidad del paciente. En ese acto que puede parecer tan breve y sencillo, fue donde ella cree que se contagió. La explicación sobre la manera en que pudo contagiarse es porque afirma muy segura que ella en ningún momento tocó al paciente y siempre usó tapabocas y guantes para trabajar en el área. Además de las medidas propias, aseguró que todo el personal era consciente de que podían contagiarse en cualquier momento y tenían un protocolo a seguir.
“Guardé cuarentena en mi departamento, no tuve síntomas y por suerte no tuve problemas con los vecinos, porque estos no sabían que yo estaba viviendo mi cuarentena”; y aclara: “yo vivo sola con mi marido, toda mi familia vive en el interior; entonces, no hubo mucho contacto con ellos, mi esposo se mantuvo conmigo todo el tiempo y hasta estuvo dispuesto a contagiarse, porque sabía que necesitaba de su apoyo”, explica Casco.
IGNORANCIA DE LA GENTE
Al preguntarle qué es lo más difícil de atravesar afrontando la enfermedad, la licenciada Catalina no duda en afirmar que se trata de la ignorancia de la gente. “Muchas personas se alejaron de mí, mi pilar fue mi marido, fue muy difícil estar sola, no tener apoyo de toda mi familia, porque esta se encontraba lejos”. Por otra parte, indica que se hacía los controles en el Hospital de Clínicas y llenaba un formulario que le enviaba el Ministerio de Salud.
Además, dice que es más seguro ser enfermera ahora que hace un par de meses, cuando todo esto de la pandemia se presentaba como algo nuevo. “Ahora tenemos lo necesario y estamos más informadas para afrontar esta enfermedad”, explica Casco.
MIEDO A CONTAGIAR A LOS HIJOS
La licenciada Fátima Morínigo es la tercera enfermera recuperada del covid-19 y cuenta cómo superó la situación. Desde cuando se enteró que el resultado del test era positivo hasta sus últimos días de recuperación. Relata que luego de hacerse la prueba y le informaron que era positivo, su familia estaba con ella para darle el respaldo necesario. “Cuando me llamaron para contarme que di positivo al covid-19, mis cuatro hijos y mi marido estaban conmigo. Aparte, antes de eso había ido a mi otro puesto de trabajo. Nunca llegué a tener ningún síntoma y mi mayor preocupación era haber contagiado a alguien, pero gracias a Dios todos los contactos resultaron negativos”, dice con entusiasmo.
Relata que a su cargo estuvo recibir al paciente de Arroyos y Esteros en la sala de Contingencia: “Nosotros no sabíamos que era un caso positivo, solo que era probable, pero igual, tomamos las medidas sanitarias correspondientes, pero creo que me contagié al tener contacto directo con él”. Y comenta que a pesar de todo, el virus es muy singular: “Teníamos los utensilios de seguridad para poder afrontar la situación, pero hasta ahora no sabemos cómo exactamente nos contagiamos”, señala.
Luego de recibir la noticia de que su caso era positivo a la prueba, debió atravesar la cuarentena en su casa, con su familia. “Todos en casa entraron en cuarentena por haber estado en contacto conmigo”, dice la profesional.
Sobre cómo transcurrieron los días en su casa en esa situación, relata: “Yo me aislé totalmente en mi habitación y ellos –hijos, esposo– no llegaron a contagiarse”, dice con alivio. “Además, cuando empezó todo esto en el país, les enseñe las medidas que debíamos tomar para cuidarnos, como el lavado de manos y el distanciamiento”, según ella, pudo comprobar que eso es muy útil y eficaz para prevenir cualquier contagio.
“Yo tenía mis utensilios personales en mi habitación, nosotros compartimos el baño, pero yo personalmente me encargaba de desinfectar todo una vez que terminaba de utilizarlos”, explica la licenciada Morínigo. Ella está convencida de que su familia tomó con responsabilidad las medidas de higiene y precaución, por lo que evitaron contagiarse.
DISCRIMINACIÓN
La licenciada Fátima también habla de situaciones de discriminación que padeció en los momentos en que estaba con el virus. Pudo comprobar numerosos actos discriminatorios que le causan mucho dolor a quienes atraviesan por esa experiencia: “Recibí mensajes despectivos de algunas personas. Yo entiendo que tengan miedo pero nosotras, las enfermeras, tomamos todas las medidas para cuidarnos y cuidar a los demás, estamos trabajando en un lugar de alto riesgo para salvar a todos los casos que llegan y esto le puede pasar a cualquiera. Me preocupa que no piensen que a todos nos puede pasar, que no piensan en lo que hacen”, asegura.
Cuenta que para ella, lo más difícil que tuvo que asumir a la hora de afrontar la enfermedad fue permanecer alejada de sus seres queridos y sobre todo, preocupada por el temor de contagiar a alguno de ellos. Profundizando un poco más en los sentimientos, afirma que le preocupa la reacción de los demás. “Nunca se sabe cómo van a reaccionar las personas si saben que tenés la enfermedad”, dice.
REORGANIZACIÓN DE CLÍNICAS
La licenciada Graciela Ortiz, jefa del Departamento de Enfermería, nos dice que la situación que estamos atravesando es muy difícil, no solo para el país, sino para el mundo, pero gracias a que el Hospital de Clínicas tiene un equipo multidisciplinario, se pudieron organizar de modo muy efectivo.
Apenas comenzada la situación de crisis, se conformó un Comité de Contingencia y de ahí se habilitó un Consultorio de Contingencia para casos respiratorios en la entrada principal, con todos los protocolos destinados a prevenir cualquier tipo de contacto. Además, en otra área se habilitó el Servicio de Urgencia, que funciona para los casos “no respiratorios”, asegura la profesional.
La responsable del Departamento de Enfermería cuenta: “Se hizo una reorganización del personal de todo el hospital y organización de los espacios para la atención de pacientes”, explica. “Tenemos habilitado un consultorio de adultos para la Sala de Contingencia Respiratoria; además, tenemos habilitadas 8 camas de terapia intensiva para pacientes respiratorios, además de 3 salas de internación con 30 camas para los casos”, señala Ortiz.
Antes de la pandemia, Clínicas tenía un promedio de 2.500 atenciones diarias externas, un promedio de 90 cirugías de urgencias y programadas, y 550 camas de internación con pacientes.
INSUMOS
En cuanto a insumos y equipos, la profesional manifiesta que cuentan con equipos de bioseguridad hasta el momento, pero no poseen en grandes cantidades, “las autoridades están haciendo todo lo posible para que los equipos no falten, siempre esperamos que el Ministerio de Salud pueda proveer, porque durante esta cuarentena nosotros estamos bajo su potestad”, afirma.
Por otra parte, dice que el apoyo de todo el equipo y la predisposición del personal ayuda mucho a afrontar este momento. “Tenemos enfermeras que trabajan y se contagiaron en otras instituciones, que afectó por consiguiente la cobertura en Clínicas y se tuvo que hacer una reingeniería para poder cubrir todas las áreas, lo bueno es que tenemos un personal capacitado para paliar la situación”, expone Ortiz.
MUCHOS PACIENTES CON CUADROS RESPIRATORIOS
El Lic. Alcides Ayala, jefe interino del Servicio de Contingencia de Adultos del bloque B, encargado de recepcionar a todos los pacientes con síntomas o algún cuadro clínico sospechoso de covid-19, menciona a su vez que actualmente el hospital no cuenta con pacientes covid positivo, pero sí con muchos pacientes con cuadros respiratorios, e indicó que hasta ahora cuentan con el personal de enfermería suficiente y con el equipo de protección personal.
CIRCUITO DEL BLOQUE DE CONTINGENCIA
Para ingresar al bloque, el personal de blanco debe hacerlo por el circuito de entrada con el equipo de protección adecuado, al culminar su trabajo, debe tomar el circuito de sentido único de salida e ir al área de retiro de equipos, para luego ir al vestuario donde cuentan con el servicio de duchas para luego retirarse del sitio.
“Fue un desafío desde el punto de vista profesional y preocupante desde el punto de vista personal, me vi en una encrucijada de tener que poner en la balanza mi formación como profesional, pero también la seguridad de mi familia, y no hubo de otra que equilibrar la situación de una u otra forma. Tomé todas las medidas que utilizaba en el hospital y las aplique en casa, habilité un área en casa para dejar mis ropas sucias y luego directo al baño”, explica Ayala.
ESTIGMATIZACIÓN AL COVID-19
En otro momento, el licenciado Ayala habla de que muchas personas estigmatizaron su trabajo. En algún momento, en su barrio creyeron incluso que tenía coronavirus. “La discriminación para con las personas que tienen la enfermedad existe”, afirma. Por último, insta a las personas a seguir las recomendaciones del Ministerio de Salud y adoptar todas las medidas sanitarias.
Cuatro historias que estaban en el silencio. Las enfermeras de Clínicas representan apenas una parte de esos casos que se ocultan en medio de la vorágine de lo que genera una pandemia. Pero, son cuatro enfermeras de un hospital que hoy se suman de vuelta a la primera línea de esta lucha junto a las 1.566 compañeras y compañeros de blanco que en el Hospital de Clínicas siguen con su heroico trabajo anónimo.