Por Mario Rubén Velázquez, ruben.velazquez@gruponacion.com.py

El rock paraguayo fue underground casi siempre. Las pocas radios que pasaban rock en los años 70 y 80 solo lo hacían con los vinilos que llegaban de Estados Unidos o Gran Bretaña y casi no daban espacio al cantado en español. “La gente odiaba este estilo”, cuenta Saúl Gaona, ex Pro Rock Ensamble. Entonces, surgieron grupos que fueron cuajando de a poco en algunas emisoras. Para grabar un disco había que tener capital y como el rock “no daba de comer”, no había materiales discográficos. De ahí que no se tenga la historia de toda la rica música que circulaba fuera de la órbita radial y televisiva. Eran los 70 y los 80. Dolor y parto del rock paragua.

Era impensable hacer rock para ganar dinero. Casi casi como hasta ahora, a pesar de las cuatro décadas que separan a primeros rebeldes y “atrevidos” rockeros de los nuevos grupos nacionales. Pero a pesar de todos los dramas por grabar en un material de vinilo sus creaciones propias, algunos grupos lograron la hazaña, grabando en el país o en el exterior. Con o sin ayuda de sellos importantes. A puro y duro pulmón.

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Pro Rock Ensamble, “el primer grupo de rock nacional que ha grabado un disco”, debutó directamente con un disco simple en diciembre de 1980. Integrado por Antonio Jara (voz), Saúl Gaona (2da. guitarra), Justy Velázquez (bajo), Roberto Thompson (1ra. guitarra) y Toti Morel (batería), fue una de las bandas que más se escuchaba en las radios en los años 80. En el año 1981 hizo algunas presentaciones en televisión y el 20 de setiembre de ese año dio su primer concierto en la Discoteca JC (ubicada donde actualmente está el Shopping Mcal. López).

“La crítica fue muy buena como la del diario Hoy ‘el público llegó al asombro’ o del diario Abc ‘uno de los conjuntos más prometedores de Asunción’. Esto condujo a una presentación multitudinaria en el Rowing Club junto a Litto Nebbia, Pastoral y Vivencia (todos de la Argentina) el 11 de setiembre de 1982 a partir del cual el grupo y el rock nacional dejan de ser ‘subterráneos’”, relata la prensa de la época.

SAÚL GAONA. Con su guitarra acústica de 12 cuerdas, en la grabación de simple de 1980.

FESTIVALES

Desde entonces se suceden numerosas presentaciones como la de la Facultad de Ingeniería, Discoteca Caracol, Club Ciudad Nueva, Colegio Americano, Radio Ñandutí, Picadilly Pub, Martel, entre otras, así como presentaciones en radio y televisión, siempre con críticas muy favorables. Esto motivó la grabación del disco LP “Música para los Perros” que fue lanzado el 23 de noviembre de 1983. Tanto el diario Hoy como el diario Abc nominan al Pro Rock Ensamble como “el conjunto rock del año 1983”. El grupo se disolvió al poco tiempo de lanzar su LP.

“Los grupos de rock se diferenciaban de las Orquestas Bailables, pues ofrecían exclusivamente recitales con temas propios, en castellano y sin ningún fin comercial, con temas referidos al amor y la paz. De esta época resaltan La Banda de la Luz Cósmica de Chester Swan y el Trío de Gladys de los hermanos Velázquez”, explica el músico y profesor Saúl Gaona ex Pro Rock Ensamble.

El movimiento era una réplica del rock nacional argentino que se inició a mediados de 1967. Si bien las Orquestas Bailables también grabaron sus temas propios, esto lo hacían como algo secundario pues su actividad principal era interpretar los hits del momento para ser bailados y, básicamente, en inglés. “La gente no odiaba el rock, pero sí recuerdo que no gustaba del rock cantado en español”, agrega.

Gaona cuenta que los ensayos de estos primeros años del 70 eran caseros y algunos tenían sus instrumentos propios pues aparte de involucrarse en este nuevo movimiento, se dedicaban profesionalmente como músicos, principalmente integrando las Orquestas Bailables, donde sí se ganaba dinero.

“ACTITUD PROGRESIVA”

El primer evento importante de este movimiento fue el Festival Paraguayo de Música con Actitud Progresiva, (las autoridades prohibieron el nombre de Primer Festival Nacional de Música con Actitud Progresiva) en el cine Quinta Avenida en 1974. A final de este evento quince rockeros fueron a parar a la Comisaría 4ª, cuenta el músico.

El movimiento del rock nacional paraguayo en sus inicios era un movimiento subterráneo. “Los medios casi no le daban cobertura. La comunicación se hacía a través de los perros (manera coloquial de llamar a los amigos). Por eso al disco de Pro Rock Ensamble publicado en 1983, se denominó “Música Para los Perros” pues era una manera de denominar a un destinatario específico, o sea, el grupo de seguidores del incipiente movimiento rockero y también para diferenciarse de la música de las Orquestas Bailables que estaban en auge en esa época”, según Saúl Gaona.

Para editar ese disco, grabado en estudio Tayi de Paraguay e impreso en el Brasil, Gaona debió hacer un préstamo bancario. “Ese material posibilitó que el movimiento deje de ser subterráneo. Por primera vez las radios empezaron a difundir la música de este movimiento. El tema “Los Junior’s Beats” de ese disco, que es una sátira a las Orquestas Bailables, fue el más difundido por las radios y el más pedido en los recitales”, apunta.

PELO LARGO

La cuestión del pelo largo a principio de los 70 era todo un tema. “A mí me insultaban en la calle, en los ómnibus, en el colegio, pero esto fue desapareciendo a principios de los 80. Este movimiento en sus inicios, a pesar de ser pequeño, tenía sus seguidores fanáticos que siempre estaban presentes en lo recitales y se distinguían, al igual que los músicos, por el pelo largo y por una vestimenta copiada de los hippies”, afirma.

Nico y el trío “Mugre”

Su historia rockera empieza con una visita a unos tíos que vivían en barrio Jara de Asunción. “Ahí escuché por primera vez a los integrantes de Los Rebeldes (para mí, personalmente, el primer grupo de rock paraguayo, aunque en ese tiempo se llamaba ‘música beat’). Ellos eran de ese barrio y los domingos a las 11 am actuaban en la fonoplatea de Emisoras Paraguay, allí sobre la calle Rodríguez de Francia”, empieza el humorista y rockero Nico Espinosa. Dice que no se perdía sus actuaciones por la radio.

“A esa hora en casa de mis abuelos, me adueñaba del receptor. Recuerdo la presentación: ‘Papi, Ricky, Rubikin y Papucho: Los Rebeldes!’. Y tenían una leyenda detrás, todos eran laburantes, el baterista era hojalatero y el mismo construyó para su bata. Fueron los primeros pelilargos”, apunta Nico.

Solía salir del colegio e iba a casa de un compañero, el único que tenía tocadiscos y vivía en Chile y 5ª. “Este compa tenía un hermano que trabajaba en el banco de Londres y en una semana que salían los discos, ya los tenía acá. Así comenzamos a escuchar a Los Beatles, Rolling Stones, The Union Gap, The Animals, The Kinks, entre otros”. Eran los años 60.

NICO ESPINOSA. Humorista, caricaturista, rockero. Cuando lo veían pasar melenudo le tiraban cosas y le gritaban “¡puto!”.

SIN PELILARGOS

Eran tiempos de caretones y vivencias uniformizadas por el sistema imperante. “La gente, sobre todo los padres de las chicas, no podían ver a los pelilargos. Yo siempre usé el pelo largo, salvo cuando estuve en el servicio militar. Y cuando pasaba por alguna obra sin falta era agredido por los albañiles. Gritaban cosas como ‘puto… marica… degenerado’ y más de una vez me tiraron ladrillos y cascotes. Aprendí a eludirlos”, cuenta entre risas.

Y agrega: “Una vez unos cadete me rodearon y me presionaron por el pelo largo. Yo estaba con un amigo, ‘Moncho’ Azuaga, y me preguntaban y estiraban el pelo, ‘por qué usá así’… ‘parece mujer’. ‘Moncho’ les dijo que yo era músico. Y con los cadetes justo estaba un tipo con una guitarra… Y me pasaron el instrumento… ‘Tocá algo’, dijeron… Yo no tenía la más pálida idea. Y otra vez ‘Moncho’ salió con una respuesta salvadora… ‘él es el baterista’”, se ríe Nico.

TRÍO MUGRE. “Cacho Rock” Sanabria, Nico Espinosa y Jorge Goiburú formaban parte de este trío salvaje.

ANTINOMBRE

¿Cómo aparece el trío Mugre? Surge cuando “Cacho Rock “y Nico coinciden en ciertos lugares comunes. “En donde más nos veíamos era en Estudio 4, un estudio de dibujo que teníamos con otros colegas, sobre la calle Perú y Herrera. A unas cuadras de allí vivía Roberto Thompson (‘Goyo’, ‘El estrangulador de acordes’) para los íntimos. ‘Cacho’ tocaba la guitarra y yo la armónica. Ensayábamos sobre algunas letras que yo escribía”, relata Nico.

“Después nos enteramos que Jorge Goiburú, un gran amigo rockero, estaba organizando el primer festival de música progresiva y contemporánea. Allí nos anotamos. Se realizó en el ex Cine Quinta Avenida. Un cine abandonado con escenario al aire libre. Esa noche conocí a Chester Swan, que ya era muy conocido en el ambiente underground. También tocaron Los Búfalos, Panta Vera, Alci Rock… y otros que no recuerdo”, agrega.

“‘Cacho Rock’ y yo teníamos dos temas nuestros y preparamos temas de Sui Generis y una zapada sobre tres ritmos. Y nos bautizamos ‘Dúo Mugre’ porque todos los grupos musicales tenían nombres bonitos y pegadizos. Nosotros elegimos un antinombre. Queríamos ser diferentes. Esa noche, unos cuantos terminamos presos en la Comisaría 4ª. Parte del rockanrroll”, recuerda.

Luego se les juntó José Antonio Quintana (“El Duro”), quien tocaba la guitarra y cantaba. Así nació el trío Mugre. Nos invitaban en festivales colegiales, éramos recibidos con silbidos e insultos porque lucíamos el cabello largo. Y cuando tocábamos nuestros temas, era peor. Nadie estaba acostumbrado a escuchar otra cosa que no sea lo acostumbrado a sonar por las radios. Música careta, como le decíamos (risas) Volt Tops , Alta tensión y todo lo que se bailaba en la TV argentina”, relata.

A veces les acompañaba Roberto “Goyo” Thompson tocando la flauta dulce junto con el trío Mugre. “Improvisaba unos solos increíbles, era un capo el querido ‘Goyo’. La noche del ‘primer festival de música progresiva’ Chester tocó la mandolina” concluye.

Chester Swan, “el abuelo del Rock” en caricatura de Nico.

SEXO, DROGA Y ROCKANDROLL

El clisé de sexo, la droga y el rock siempre estuvo asociado al rock aquí y en todas partes “pero hay que tener en cuenta que en nuestro medio eso se daba en un nivel muy por debajo de las grandes estrellas del rock. Acá, casi todos los integrantes de este movimiento eran pobres”, aclara Saúl Gaona.

Pero según el músico Óscar “Cacho Rock” Sanabria, ex Ataúd y Trío Mugre con Nico Espinosa, en los años 70. ¿Y drogas? “Sí. Se compraba de las farmacias. Anfetaminas, por ejemplo, se compraba sin problemas. Era legal entonces. Algunos compraban ‘downer’ para estimularse también. Pero cocaína no existía: nadie consumía en esa época”, aclara el talentoso guitarrista.

Como Cacho, otra leyenda rockera, Alcy Rock, cuenta que –si bien su entorno no consumía estupefacientes–, en las actuaciones en vivo y en ciertos sitios de “toccatas” el consumo de alcohol y ciertas drogas blandas eran comunes, aunque no generalizadas. “Nosotros íbamos a tocar, amábamos la música, pero no éramos de consumir otras cosas que no sean birras”, apunta Alcy.

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