­Nada ni nadie queda fuera de la relación con la pandemia de COVID-19 en esta semana. Hablamos de todo un poco y recordamos un vestido icónico.

MEGHAN Y HARRY EN BUSCA DE FAMA

A pesar de la preocupación que existe en la actualidad por la pandemia de COVID-19, los primeros días de la semana se dio a conocer la noticia de que los duques de Sussex, además de despedirse ofi­cialmente de su espacio como “Royals” de primera línea, se han mudado desde la isla de Vancouver, donde vivían junto a su pequeño hijo Archie, a Los Ángeles, California, donde vive la madre de ella, Doria Ragland. Y parece que encontraron un trabajo ya como emprendedores independientes. Meghan, según se ha anunciado oficialmente, ha sido contratada por Disney para ser la voz de un documental sobre elefantes. La situación fue un poco tensa, ya que Trump, el presidente de EEUU no parece estar muy cómodo con la presencia de la pareja mediática en su país y afirmó que el gobierno de su país no iba a pagar por la seguridad de los Susex, a lo que ellos tuvieron que salir a aclarar que “no habían solici­tado ni solicitarían seguridad del gobierno, sino la que ellos mismos pagarían de sus bolsillos”.

La cuestión de los Sussex seguirá alimentando los dimes y diretes, ya que, a decir verdad, en Gran Bre­taña se dice en ámbitos de la realeza, aunque no en presencia de la Reina Isabel, que ama a su nieto, que Harry y Meghan “no están a la altura” de lo que los británicos exigen de su familia real, ya que en estos momentos delicados, inclusive cuando su propio padre Carlos, el heredero estaba enfermo de COVID-19, ellos optaron por abandonar “el barco” sin mirar atrás y correr tras la fama y el jet set de Hollywood y se han comportado como “adolescentes caprichosos”. Veremos cómo sigue la historia.

UN VESTIDO LLAMADO “VENGANZA”

Que hay trajes icónicos que han quedado grabados en la gente por ser inolvida­bles, nadie lo duda. Y, si hay alguno que todo el mundo señala como “El vestido de la venganza” es el modelo más sexy que luciera Diana de Gales, el que llevó en 1994, el mismo día que se hizo público el romance entre Carlos de Inglaterra y Camila Parker Bowles. Conocido como el “vestido de la venganza”, era obra de Christina Stambolian y estaba pensado para realzar las curvas de Diana de Gales de entonces que había dejado atrás –y así quería que la vieran– a la tímida jovencita que no sabía nada de la vida cuando se comprometió con el príncipe heredero. Además de sus favorecedores drapeados, su punto más característico era el escote, entre corazón y Bardot y llevó un impor­tante choker de pequeñas perlas con un gran camafeo central. El largo irregular del vestido, con estratégicos cortes, ade­más de las medias negras y transparentes con stiletos negros, marcaron un antes y un después en los looks de la prin­cesa, que a partir de allí, perdió el temor a mostrar sus largas piernas y su cuerpo enfundado en elegantes looks.

MÁXIMA APOYA A LA CRUZ ROJA

En medio de la grave crisis provocada por el coronavirus, casi todas las casas reales de Europa asu­men compromisos más cercanos a la gente o participan de las tareas de apoyo a quienes están en el “frente de batalla”. Con las medidas de confinamiento decretadas, participan a través de las redes, o también, como es el caso de Máxima de Holanda y su esposo, el rey de los Países Bajos, se acercan a los sitios en los que se trabaja para enviar insumos vitales, alimentos y todo lo necesario para ayudar a los que más lo necesitan. Eso ha ocurrido en la semana con Máxima de Holanda, que ha querido dar personalmente su agradecimiento a entidades como la Cruz Roja, que estos días está haciendo una gran labor llevando alimentos a las familias más necesitadas. La reina ha ido a Loenen, un municipio lejano de Utrech, que realiza un gran trabajo logístico en una extensa zona del país. La reina ha com­partido una mañana con voluntarios que trabajan denodadamente a favor del equipamiento de hos­pitales, llegada de alimentos y medicamentos, etc.

ALBERTO REGRESÓ AL PALACIO Y HABLA DE SU SALUD

Lugo de dos semanas largas de total confinamiento lejos de su familia, que permaneció en la capital de Mónaco, el príncipe Alberto ha regresado, ya recuperado de su salud, luego de que anunciara hace 20 días que había dado posi­tivo al COVID-19 y que su esposa y los mellizos no, por lo tanto él se iría del palacio a una casa de campo, en donde seguiría estrictamente las instrucciones médicas y trabajaría desde allí sus obligaciones como príncipe de Mónaco, a través de las redes. Alberto anunció que ya está curado, informó el Palacio monegasco a través de un comunicado, y ha regresado a casa manejando su propio automóvil. Antes de llegar a la casa, luego de 24 horas más de espera por la confirmación de su situación de salud, había manifestado que esperaba que su familia, Charlene y los mellizos Jacques y Gabriella, le esperaran “con una pancarta”. Igualmente, ha dicho que seguirá atendiendo muy especial­mente las indicaciones médicas y no se expondrá ni expondrá a su familia, ni funcionarios a un contacto directo. Una semana sin tocarlos ni besarlos, dijo. Afirmó que se sorprendió cuando le contaron que Charles de Inglaterra, luego de una semana de confinamiento, había regresado a su tarea habitual. “Yo creí que eran por lo menos dos semanas y un día de alejamiento o cuarentena y no tan poco”, dijo ante la prensa. Lo de Carlos, que anunció oficial­mente el “fin de su enfermedad” a solo 7 días de su cuarentena, sorprende y sobre todo, preocupa…

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