• Fotos: Carlos Juri

Desde hace semanas y tal vez por mucho tiempo más, estamos ante una de las epidemias más severas de esta dolencia a la que llegamos demasiado tarde con las medidas para mitigar, ya no evitar, su incidencia. Los centros de atención médica, tanto públicos como privados, están abarrotados de pacientes. Muchas familias lloran a sus seres queridos y los trabajadores de blanco se sienten desbordados por la enorme cantidad de reclamos de atención. A esta altura de las cosas, tal vez lo que nos quede como sociedad sea el aprendizaje sobre la importancia de saber tomar medidas conjuntas, uniendo fuerzas con autoridades sanitarias, municipales y gubernamentales, dejando de lado mezquindades e intereses políticos y hacerlo en forma constante, con mayor anterioridad y así por lo menos evitar que cada año sea peor nuestra realidad.

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