Homenaje a los 100 años de Carlos Pussineri Scala.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
“Los 100 años del profe Pajarito”. Sí, así quiero empezar esta página del Gran Diario del Domingo, recordando a un gran profesor, Carlos Alberto Pusineri Scala, conocido como el “profe Pajarito” por todos sus alumnos de varios colegios como el Colegio Nacional de la Capital, el Dante, el Cristo Rey, Las Teresas, el San José y otros institutos del centro de Asunción. Conocido así también por los hijos de estos alumnos y hasta por sus nietos.
No lo quiero rotular con algún título, ni de historiador, ni de escritor, ni como coleccionista, sólo quiero recordarlo como un “gran recolector de recuerdos” que nos enseñó con las acciones a amar la historia, así como lo hicieron otros grandes profesores como Idalia Flores de Zarza o Francisco Aseretto. Al pisar las aulas o en los pasillos, él nos enseñó a vivir la historia como si fuera hoy mismo, pero no sólo en colegios, sino más allá de los “espacios tradicionales”, siempre con la pipa, la caja de tabaco y un cariñoso “che papá, te voy a contar una historia”.
EL LEGENDARIO CORCELITO BLANCO DE 1970
Jamás olvidaré los paseos asuncenos en su famoso “corcelito blanco” modelo 1970, que “volaba”, pues para hacer más excéntrica la cosa ,tenía el motor cambiado del original por uno mucho más potente, con un sonido de avioneta recién estrenada. Les cuento a los más incrédulos, que sí, el corcelito casi volaba por la calles de Asunción, por la sencilla razón de que el profesor fue su segundo dueño pues el primero fue don Juan Bautista Gill Aguinaga, cuyo hijo era el pionero participante del Rally del Chaco “Juanbi” Gill y éste había modificado el motor para hacerlo más potente.
En aquel “pequeño setentoso bólido asunceno”, Pusineri hizo recorridos como una especie de “policía de salvataje del patrimonio arquitectónico” de la ciudad, al que nos sumamos al terminar el colegio en 1984 varios alumnos de varios colegios, entusiastas de la arquitectura y el patrimonio y participamos en aventuras quijotescas para salvar alguna casa de la picota.
Eligiendo un solo ejemplo, allá por 1985 se estaba derribando el antiguo portón y patio histórico de Benjamín Aceval que daba al río, nosotros “pillamos” la situación y fuimos a avisarle urgente del hecho al profesor. Él arrancó el Corcel como si fuera una avioneta y estuvimos “in situ” en menos de lo que canta un gallo. Allí, “Pajarito” fue maltratado por el ingeniero residente que le dijo entre otras cosas: “Salí de acá viejito, siempre en contra del progreso”.
Hoy, el lugar es un triste estacionamiento de autos. Pero, si bien no se salvó de la destrucción ese histórico patio, los esfuerzos del profesor se convertían en pequeños actos de “asuncenidad”, en “grandes clases sin aulas” que se convertían recuerdos de este gran profesor que enseñaba más allá de las cuatro paredes y que me quedará para siempre en la memoria calando eternamente en mi pasión por rescatar el pasado que es el presente y el futuro, tanto escribiendo como dibujando rincones de mi ciudad.
LA DOBLE CABINA GRIS DEL MONSEÑOR Y “PAJARITO”
Para aquellas épocas ya se había sumado a la lucha de “Pajarito”, monseñor Agustín Blujaki, quien con telefonazos desde la Casa de la Independencia al Arzobispado y viceversa salvaron varias casonas de demoliciones. Más de una vez, el cura arengó y lanzó sermones religiosos a favor del salvataje patrimonial, con Pusineri al lado, cosa de la que hoy debemos reconocerles los asuncenos.
Pero el más grande acto de Pusineri Scala junto a otros ciudadanos, fue salvar la Casa de la Independencia. Si ese lugar no hubiera sido rescatado, el hecho hoy sería una vergüenza nacional no tener el lugar donde los paraguayos conociéramos nuestros orígenes históricos como Nación. Y de lo que los asuncenos debemos estar muy orgullosos es de haber tenido un doctor Carlos Pusineri Scala, “Tata” para algunos, “Puchi” para otros o popularmente el “profesor Pajarito” que el próximo 29 de noviembre cumpliría cien años.