• Por Juan Pablo Zaracho @laespadasagrada 
  • Fotos These Football Times / Rex Features / Getty Images

En Rumania, dos clubes se encuentran en la disputa más fuerte del fútbol local, a pesar de estar a cuatro divisiones de distancia en lo deportivo. En lugar de eso pelean por algo mucho más relevante para un hincha: la historia y los títulos obtenidos por el Steaua Bucarest.

Electronic Arts, la empresa desarrolladora de juegos deportivos más importante del mundo, recibió una carta desde Rumania con un extraño pedido: exigir que FIFA 20, el nuevo juego de fútbol de la empresa, no presente al FCSB como el Steaua Bucarest, excluyendo todos los títulos obtenidos por el club en su historia. Parecería un pedido inentendible, pero desde el 2004 el club se encuentra dividido en dos, una lucha entre un empresario polémico y el Ejército rumano, por quedar con el palmarés de la institución.

EL MÁS GRANDE, PRIVATIZADO

La historia del Steaua Bucarest inició en 1947 con unos oficiales de ejército quienes fundaron la institución. Como gran parte de los equipos ubicados detrás de la Cortina de Hierro, el nombre significa “Estrella”. Con el apoyo del ejército y el dictador Nicolai Ceaucescu, el Steaua se convirtió en uno de los equipos más poderosos del país, ganando 9 títulos en 20 años.

La era de oro de la institución llegó en la década del 80. En 1986 derrotaron al Barcelona en la final de la Copa de Europa y se convirtieron en el primer equipo de Europa del Este en ganar el torneo más importante del continente. No fue un espejismo, ya que también llegó a la final en 1989, aquí liderado por el ‘Maradona de los Cárpatos’, Gheorghe Hagi.

Tras la caída del régimen de Ceaucescu y el fin de 42 años de mandos comunistas, el ejército ya no quería invertir en el fútbol, entonces decidió privatizar el club, vendiéndolo a inversionistas privados en 1998. Luego de algunos años, uno de los dueños logró comprar la totalidad de acciones y convertirse en el ‘supremo’ del club: George ‘Gigi’ Becali.

UN DUEÑO MUY PARTICULAR

‘Gigi’ Becali es la clase de dueño que nunca pasa desapercibido, tanto así que su casa está decorada con pinturas suyas emulando a Jesús. Pastor de ovejas de joven, se hizo millonario a base de negocios de bienes raíces con el ejército tras la caída del comunismo. Tras amasar una importante fortuna, su objetivo era ser reconocido, por lo que decidió comprar el Steaua Bucarest, logrando su objetivo en el 2003.

Con la inversión de Becali, el club continuó siendo el más exitoso del fútbol rumano, pero la actuación de su presidente era más que llamativa. Amenazaba a los rivales a peleas en vivo en la televisión, comentaba sobre las decisiones de los técnicos durante los partidos, además de realizar comentarios discriminatorios sobre los gitanos, los homosexuales y las mujeres. En el 2018 declaró que cerraría el club antes de habilitar una sección de fútbol femenino.

La fama de Becali al frente del club sumado a sus fondos interminables permitieron que se convierta en diputado, donde continuó con sus declaraciones extravagantes. Finalmente terminó preso por un caso de corrupción, recibiendo una condena de 3 años.

PERDER LA HISTORIA

Más de 10 años después de poner el equipo a la venta, el ejército rumano decidió que la venta del club a Becali había sido fraudulenta y que ellos seguían siendo los dueños del nombre Steaua Bucarest. Comenzaron una batalla judicial dirigida por el coronel Florin Talpan, del ministerio de defensa local, llegando a su primera resolución en diciembre del 2014. Aquí, la Corte Suprema de Rumania sentenció que la compra de Becali fue ilegal, y que el verdadero dueño de la marca Steaua era el ejército.

Así, el club del multimillonario pasó a no tener nombre, escudo ni historia de la noche a la mañana. En su siguiente partido se vio obligado a jugar con “Equipo Local” como nombre en la pantalla gigante. Dos años después la sentencia fue ratificada, exigiendo a Becali pagar más de 30 millones de euros en compensación por el uso ilegal de la marca. El multimillonario llegó a decir que llamaría al club FC Becali, manteniendo los colores rojo y azul, pero no siguió adelante con esta idea. Finalmente en 2017 decidió que el club se pasaría a llamar FCSB.

Ese mismo año, el ejército decide ingresar nuevamente al fútbol profesional, iniciando actividades con el llamado CSA Steaua en la última división del campeonato rumano. Varios hinchas fueron a apoyar este equipo, incluyendo a la principal barra brava del FCSB, alegando que Becali manejaba el club a su antojo y que era un ‘bocón’. Hasta las grandes figuras del campeonato de 1986 se dividieron, con Helmuth Duckadam, el arquero, siendo presidente honorario del FCSB y Marius Lacatus, goleador del equipo, yendo como técnico del Steaua del ejército.

En julio del 2019 una nueva resolución judicial determinó que todos los títulos obtenidos hasta el 2003 pertenecían al CSA Steaua y no al FCSB, pero esa determinación sigue en litigio en las cortes del país. Hasta ahora la UEFA sigue reconociendo al FCSB como ganador de la Copa de Europa de 1986, pero eso está aún por decidirse a futuro. Es por esto que el ejército rumano presentó la nota a EA Sports, exigiendo que quiten todos los títulos al FCSB, considerando que ellos son los verdaderos dueños de los mismos.

De esta forma, los hinchas del Steaua Bucarest se encuentran partidos en dos; o apoyan al club en primera división y a su excéntrico presidente, o alientan por el club en las divisiones de ascenso, Lo único seguro a futuro es que la lucha continuará, una lucha por la historia de un club, donde los trofeos se disputan en un despacho del poder judicial rumano.

Fuentes:

1 - “Where the team has no name: the fight over Steaua Bucharest’s identity” - The Guardian.

2 - “Owner and Army Fight for a Soccer Club’s Name” - New York Times.

3 - “Romanian club Steaua Bucharest changes name to FC FCSB” - USA Today.

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