Por Bea Bosio, beabosio@aol.com

A los 11 años vendió su primer ramo y a ellos les debe todo. Los hijos que alimentó en la vida y el sitio que ocupa en el Mercado hace más de cincuenta años. Los yuyos son el centro de sus días: los compra, los prescribe, los limpia y los combina. Por ellos recibe consultas, con ellos sugiere recetas. De todos lados acuden a ella. Ña Simeona, en el Paseo de los Yuyos, es referencia, y en materia de pohã ñana, sin dudas toda una experta.

Lo sabe, y cree en su arte.

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Lo afirma, y confía en su ciencia.

A las 4:00 empieza el día para ella. En su puesto tiene alineados los remedios para la yerba. Los del tereré y del mate. Y también los ingredientes para el milagro de la “horchata”, que actúa de paracetamol cuando la fiebre ataca. Lo mismo pasa con el agrial, que aliado a la verbena hace prodigios en la garganta. Doña Simeona es una enciclopedia de los secretos de cada planta, lleva sus años solo con yuyos, y su salud está intacta.

Me pasea por su puesto y me cuenta sus recetas. En cada hierba un milagro de la naturaleza. Y a veces alguna costumbre enraizada en nuestra cultura, que si es real o leyenda nadie sabe con certeza. Como el carrulim, que todos los años mezcla limón, caña y ruda, y el primero de agosto se bebe (por lo cierto o por las dudas). Dicen que es bueno para limpiar la sangre y ahuyentar la mala onda, que los agostos son bravos y hay que evitar trapisondas. Doña Simeona lo sugiere en su forma tradicional. La que aprendió de su abuela. Que le enseñó su mamá. Su receta tiene la fuerza de la cultura ancestral… Y cincuenta agostos vencidos… son más que buena señal.

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