- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
No creo que sólo Londres, Roma o el centro de Asunción tengan sus historias. Cuando mi familia decidió comprar un terreno en el Loteamiento Urbanización Manorá, allá a principio de los 70, conocí la época en que esa zona transitaba de ser un suburbio de grandes quintas, entre ellas la de los Infante Rivarola, a lo que luego fue una zona de chalets en los 80. Esos recuerdos me llevaron a hacer esta serie que hoy empieza “Los suburbios también tienen su historia”.
SUBURBIOS DE LOS AÑOS 40 Y SUS ALREDEDORES
Corrían los primeros años 40 cuando Asunción se extendía hasta el barrio Pinozá cuyo límite era el Km 2, sobre la entonces Ruta 1 (hoy Avda. Eusebio Ayala), a partir de ahí empezaban Bejarano, Ka’aguyrory, Ypati o Tres Bocas, que eran realmente compañías más que barrios.
Ysaty, que en ese tiempo estaba desconectada de Asunción, empezó a dividirse en barrios como Hipódromo, San Pablo y Nazareth.
NAZARETH, UN PARAJE ALEJADO EN 1950
Allá por 1950 la zona de Nazareth era un lugar de pocos vecinos en casas aisladas unas de otras, muchas zanjas y algunos empedrados, estos decidieron juntarse y levantar en una loma una gruta y colocar el pabellón patrio, así con el tiempo se construyó la iglesia que dio nombre al barrio.
El grupo de pioneros estaba liderado en aquella época por la Juventud Obrera Cristiana, entre ellos don Víctor Araújo, que con su legendaria moto buscaba a los sacerdotes jesuitas del Cristo Rey para oficiar misa en aquel tan alejado paraje de las afueras de Asunción.
Ese es el inicio de este populoso barrio que al caminar por sus calles podemos seguir viendo vestigios de aquella época en alguna que otra pequeña casa popular “a dos aguas” o en el Club Social Primavera fundado en 1964 donde se hacían fiestas de primavera y de donde surge su nombre, vivo retrato de una zona apacible que allá por 1980 empezó a perder su tranquilidad con la llegada de la Terminal de Ómnibus.
LA TERMINAL Y “VILLA LATA”
Es en ese mismo lugar donde hoy se encuentra la Terminal existía un conglomerado de familias sin título de propiedad que ocupaban las 14 hectáreas hasta los años 70, que fueron desalojadas y que serían los precursores de los llamados hoy “sin techo”.
Don Hugo Ferreira, antiguo poblador, nos cuenta en su libro “Mboi Hovy y otros cuentos naif”: “Cuando la disputa concluyó con el desalojo de los vecinos con quien construí parte de mi pasado. Fueron despojados de la tierra que ocupaban desde hacía más de tres décadas y como consuelo obtuvieron un lote de terreno por cabeza de familia en las periferias de Ñemby, a unos 15 kilómetros de la capital”.
Los desalojados bautizaron con el humor propio de los paraguayos al nuevo asentamiento como “Villa Lata”, porque todas las casitas fueron construidas con chapas donadas por el municipio de Asunción.
BALDÍOS, LAGUNAS Y MATORRALES
Existe mucho más que ver en este recorrido por el pasado de este legendario barrio asunceno, por eso decidí hacer varias publicaciones, tratando de imaginar e interpretar en algún dibujo cómo era aquel antiguo tranquilo paraje asunceno en los años 50, mucho más sencillo que algún otro barrio, pero como dice en su libro María Luisa Ferreira: “El ejercicio de la palabra, ese maravilloso don, sirva para rescatar memorias, rincones, baldíos, matorrales, lagunas…”. Los suburbios también tienen sus pequeñas grandes historias.