- (Nota realizada por ADS para “Expresso”,
- programa emitido por GEN y la 979 AM)
- FOTOS: NADIA MONGES
Es más que interesante entrar al mundo de la masonería de la mano de su máxima autoridad en el Paraguay, el gran maestro de la Gran Logia Simbólica del Paraguay, Édgar Sánchez Caballero. Y mucho más hacerlo en el entorno que representa el templo de esa Gran Logia, que tiene un diseño muy particular, un interior con símbolos y elementos vedados para quienes no pertenecen a la masonería.
–¿Qué son los masones? ¿Son secretos, discretos? ¿Es una logia secreta con códigos desconocidos?
–En primer lugar, la masonería es una institución reconocida por el Estado paraguayo. Al ser reconocida por el Estado paraguayo, no puede ser secreta porque sus estatutos civiles están inscriptos y a la vista de cualquier persona. Los signos, toques y palabras son secretos, de transferencia oral entre masones, y esos no están escritos en ningún lado.
–¿Y qué son los signos, toques y palabras?
–Son la forma de reconocimiento entre masones. Es decir, es una tradición. Entonces, la masonería es, en ese sentido, abierta. Más aun ahora que nosotros, cuando inauguramos este espacio, dijimos al intendente de Asunción que es abierto a la comunidad y se puede organizar eventos de tipo cultural y social. Ya se han hecho conciertos, encuentros, etc.
–Yendo un poco a la historia de la masonería en Paraguay específicamente. ¿Cómo se inició aquí?
–La masonería llega a Paraguay por primera vez de manos de un italiano que crea una logia sin ningún respaldo de regularidad, pero ahí se registra el primer movimiento masónico del Paraguay. Luego llega un barco británico, en el que la mayoría de los militares, tripulantes del mismo, era masón. Atraca en el Puerto de Asunción. Y es ahí donde se genera la primera iniciación de un paraguayo militar, invitado por esos militares, y que queda registrado en la Gran Logia de Inglaterra como iniciación de un paraguayo.
–Y así comienza…
–En realidad, las logias realmente paraguayas surgen ya en plena Guerra de la Triple Alianza, cuando se fundan las logias Fe, Esperanza y Caridad en Humaitá, todo ello bajo el patrocinio del Gran Oriente de Brasil. En Asunción se crean con el auspicio de la masonería uruguaya las logias que hasta hoy día existen que son la Autora del Paraguay Número 1, luego la Sol Naciente Número 2 y luego la Federico el Grande Número 3, que son las tres logias fundadoras de la Gran Logia Simbólica del Paraguay.
–En esos tiempos de la Guerra de la Triple Alianza y en años anteriores y posteriores, en toda América Latina la masonería es una presencia fuerte.
–Fue una presencia muy fuerte, ya que en todos los países de América Latina, salvo en Paraguay, sus libertadores, las personalidades que lucharon por la libertad, como O’Higgins en Chile, San Martín en Argentina, Simón Bolívar en Colombia y Venezuela eran masones. Ellos crearon en su momento las logias Lautarinas, un movimiento muy fuerte con mucho protagonismo en la liberación de América, que fue trascendiendo posteriormente porque prácticamente todos los militares de alto rango de entonces pertenecían a la masonería.
–¿Había afinidad entre los principios de la masonería y los de los independentistas de América?
–Por supuesto. Esto es continuidad de la Revolución Francesa. Hace unos cinco años, cuando la Gran Logia Nacional Francesa abre sus archivos, se encuentran actas de logias que muestran su ligazón con la Revolución Francesa, motivados siempre por los tres principios de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, que hasta hoy en día son la divisa de la masonería.
–Volviendo a Paraguay, sería interesante recordar algunos nombres clave de la historia relacionados con la masonería.
–Bueno. El principal, digamos, quien es el fundador de la Gran Logia Simbólica del Paraguay es el general Bernardino Caballero. Él estuvo preso en el Brasil, entre comillas, digo, porque nunca estuvo en una celda. Se inicia en la masonería en Río de Janeiro. Luego viene al Paraguay, se afilia a la Logia Gran Aurora del Paraguay Número 1. Y cuando la Gran Logia de la Masonería del Uruguay le otorga la carta patente para constituir la masonería paraguaya, encarga a una comisión presidida por Bernardino Caballero para consagrar la Gran Logia Simbólica del Paraguay. Y así lo hace con esas tres logias antes mencionadas. Entonces, podemos decir que Bernardino Caballero es el masón más prominente de nuestro país.
–Y hubo otros referentes muy importantes…
–El primer gran maestro fue Cecilio Báez, hombre reconocido por sus cualidades y vasta cultura. Y luego podemos citar a otros grandes hombres como en la Guerra del Chaco, al gran conductor victorioso José Félix Estigarribia, que se inicia en una logia nacida en Concepción. Y sobre el tema de la Guerra del Chaco, el general Peña Aranda, de Bolivia, también era masón. Tal es así que hay una fotografía de ambos de final de la guerra. Nosotros iniciamos desde el año pasado con la Gran Logia de Bolivia los encuentros denominados de “La Paz del Chaco”. Más tarde tenemos a Eligio Ayala, un hombre austero, excelente ministro de Hacienda. Hay otros nombres como el presidente Cirilo Antonio Rivarola, Eduardo Shaerer. Y el último presidente masón que tuvimos, aunque fue presidente provisional, fue Tomás Romero Pereira.
–Es interesante recorrer otros momentos de la historia relacionados a la masonería. Por ejemplo, en el caso del mariscal Francisco Solano López, ¿era masón él?
–Bueno, se dice que la entrevista de Yataity Corá fue un encuentro evidentemente masónico, que desgraciadamente no terminó con el éxito deseado. Luego de esa entrevista, por ocho meses se detuvo el combate. Todos los que participaron de la entrevista eran miembros de la masonería. Sobre el mariscal López no hay registro de iniciación masónica en el Paraguay, pero sí la hay en Francia. El se inició en la masonería estando allá. Tal es así que cuando en el 2001 se construyó un nuevo templo, se hizo un concurso para darle nombre y se votó eligiendo al de Francisco Solano López. Entonces se preguntó en Francia si tenían registro de que él se había iniciado y la respuesta fue afirmativa.
–Hubo tiempos muy difíciles en la historia para quienes integraran la masonería. Fueron perseguidos en distintos momentos y lugares.
–Sí. Hubo momentos muy duros en los que por el solo hecho de que se sospechara que eras masón, como en Francia, y en épocas más cercanas como en España, en tiempos del franquismo (gobierno del generalísimo Franco, enemigo de la masonería) podías terminar preso o directamente eran ejecutados todos aquellos “sospechosos” de serlo. Así como aquí, durante la dictadura estronista, si eras sospechado de ser comunista.
–Las comunidades que observaron a la masonería han generado diversos mitos, leyendas. ¿Identifican ustedes esos mitos en Paraguay y cuáles serían los más importantes o que perciben en la actualidad?
–Sí. El principal es la visión que algunos tienen que dicen que la masonería tiene que ver con lo satánico, con lo antirreligioso. Pero en realidad la masonería no es una cuestión de creencias religiosas, sino una escuela de librepensadores que nos reunimos para discutir filosofía. Pensamos en cómo ayudar a la sociedad, en cuestiones de filantropía. Aquí está prohibido debatir sobre políticas partidarias, religión, y ahora hasta hemos incluido entre las prohibiciones discutir sobre fútbol porque eso también genera mucho fanatismo.
LAS DOS ETAPAS
“Para hablar de la historia de la masonería hay que distinguir dos etapas. La primera, desde su nacimiento estuvo integrada exclusivamente por quienes trabajaban en las construcciones, especialmente de catedrales y palacios, arquitectos, ingenieros, constructores (de ahí sus símbolos). Se llamaba “masonería operativa”.
Eso fue hasta 1717, un 24 de junio surge la llamada “masonería especulativa” en Londres, donde cuatro logias crean la Gran Logia de Londres y desde ese momento las puertas se abren a todos los que deseen incorporarse, ya no más exclusiva de constructores, pasando a ser una sociedad de élite. Allí se incorporan miembros de la Casa Real Inglesa, profesionales de distintas disciplinas.