En duelo por la sexta fecha del torneo Apertura ante una multitud en el Defensores del Chaco, Olimpia se quedó con el primer superclásico del año y prolongó su racha positiva de los últimos tres años sobre Cerro Porteño.

El Decano hizo pesar su mayor oficio, jugó con deter­minación y más carácter en el segundo tiempo para remon­tar y meter un triunfazo que lo acerca a la punta, además igualó la cantidad de victorias del historial local sobre su tra­dicional rival.

El inicio fue trabado, impreciso y cauteloso. A la media hora, se sacudió el partido con el gol de Cerro Porteño mediante Juan Manuel Iturbe, quien ganó el mano a mano a Júnior Barreto y definió de zurda con poten­cia. Francisco da Costa forzó el error y robó el balón a Richard Ortiz para concluir un contra­golpe letal.

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Olimpia reaccionó y solo cinco minutos después llegó al empate a través de Derlis González, cuyo remate ini­cial fue desviado por Gatito Fernández, pero al tomar nuevamente el rebote, no falló para decretar la pari­dad con tiro alto y potente.

Más entero Olimpia, tuvo el segundo gol antes del final del primer tiempo en los pies de Hugo Fernández y Derlis Gon­zález, quienes definieron mal desde buena posición.

Iván Leguizamón (29) intenta eludir a Gustavo Velázquez (23), en un profundo avance de Olimpia.FOTO: JORGE JARA

En la complementaria, Olim­pia entró con más ímpetu y anestesió a un Cerro Porteño dormido, que se quedó sin combustible, fue rebasado en lo físico y futbolístico.

En la parte culminante del caliente partido, Rodney Redes marcó el tanto de la vic­toria e hizo delirar a la mayo­ritaria parcialidad del Olim­pia, que colmó el Defensores del Chaco.

Recién ingresado el argentino Darío Benedetto lanzó un largo centro, antes de caer el balón y tirándose al suelo definió Redes. Virtud del delantero, floja marca de la defensa azul­grana e intervención estéril del arquero Roberto Fernández.

Quedó poco y a partir de ahí, Olimpia lo tuvo controlado a un Cerro Porteño que se lanzó desesperado, pero sin clari­dad en busca del empate, que nunca llegó.

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