El portero paraguayo Júnior Fernández dejó atrás momen­tos oscuros por lesiones para vivir un año de ensueño en el Botafogo, campeón de la Libertadores, a un punto del Brasileirão (mañana se define) y la Albirroja absoluta, que se encamina al Mundial.

El experimentado futbo­lista de 36 años recordó los episodios más compli­cados que tuvo que pasar en el conjunto de Río de Janeiro a causa de una serie de lesiones importantes que lo tuvieron a maltraer.

“Fue mucho tiempo fuera y yo lo sufría muchísimo. Ese fue el momento más difí­cil en los últimos años en el club, estaba peleando para no caer y yo no podía estar en la cancha con mis compa­ñeros”, indicó en charla con “Versus radio” por la 970AM de Nación Media.

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LÁGRIMAS DE IMPOTENCIA

“Recuerdo muy bien que yo iba a los partidos de Bota­fogo a mirar a mis compa­ñeros, ellos entraban a la cancha y yo me iba al baño a llorar, porque no aguan­taba todo lo que yo estaba viviendo, no veía una luz al final del túnel con respecto a mi lesión. Eso era algo muy incierto por lo que yo venía pasando en el club y con la lesión”, ilustró el excelente portero guaraní.

En ese sentido, Gatito Fer­nández se extendió un poco más y explicó qué fue lo que le pasó exactamente en esa época en la que desapareció prácticamente de la escena futbolera.

“Al final de 2019 venía jugando con una molestia en la rodilla, siempre jugando con remedios. En el 2020 también comienzo jugando con la misma molestia. Luego tenemos la parada de la pandemia, luego el dolor empeoró”, contó.

“Venía jugando así hasta que coincidentemente fui a jugar con la selección, des­pués de ese partido no con­seguía más jugar, la rodilla me dolía muchísimo, no podía tener una vida social normal. A partir de ahí fueron un año y 5 meses sin poder actuar, yo intentando volver a entrenar, no lo conseguía. Pasé por una cirugía”, contó Fernández, un hombre con fe en Dios.

“Siempre digo a todo el mundo que Dios hizo un milagro, porque nunca más sentí ningún dolor, ninguna molestia después de tanto sufrimiento”, resaltó, pese a que los doctores le dijeron que no llegará a jugar hasta los 40 años como él quería para entrar con su hija a la cancha. “Pensé que era el fin de mi carrera”, expresó.

PESADILLA SIN FIN

“Luego, cuando parecía que ya había pasado el mal momento y que era tiempo de buenas noticias, Júnior volvió a sufrir otro durísimo golpe. “Ahí comencé a jugar en el 2022 y faltando dos fechas para que terminara el campeonato, en un partido contra Atlético Mineiro, me rompo el hombro y termino el año operándome del hom­bro. Parecía una pesadilla sin fin, que salía de una para volver a entrar en otra. Parecía que el 2022 era un año maravi­lloso, porque vol­vía a jugar casi todo el año y faltando dos fechas ocurrió eso”, recordó.

Hace 8 años que llegó a Boto­fogo y se sintió como en casa siempre. Este mes fenece su contrato y piensa seguir en la entidad en donde los diri­gentes e hinchas lo idolatran, porque siempre se mantuvo firme hasta en el descenso. “Sentía en mi corazón que tenía un propósito en el club”, confesó.

El portero de la selección gua­raní dijo que el técnico Gus­tavo Alfaro es la pieza clave, porque no pierde tiempo y trabaja en la parte táctica y sicológica, destacó. “Es un momento maravilloso lo que pasamos en el grupo con el presente de la selección para­guaya”, se alegró el Gatito.

Etiquetas: #Gatito#portero

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