Era el último super­clásico para encami­nar definitivamente hacia el título a Olimpia, última chance de Cerro Por­teño de meterse en la pelea por el premio mayor.

Pocos imaginaban que sería tan fácil. Explotó de júbilo el Defensores del Chaco con un público de Olimpia desbor­dado de felicidad, ya que su equipo tuvo una gran demos­tración de contundencia, se dio un festín y castigó duro a un pobre Cerro Porteño, que no se enteró que estaba jugando un partido clave.

El Decano golpeó pronto. A los seis minutos ganaba 2-0, al final del primer tiempo gozaba arriba 3-0 con alta moral para ir rumbo al título de campeón 47 de su historia.

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A los tres minutos, el delan­tero Erik López marcó el pri­mer tanto con un derechazo esquinado, aprovechando el mal rechazo del volante azul­grana Robert Piris da Motta. La jugada se inició con una larga pelota metida por el late­ral César Olmedo para Hugo Benítez, quien cedió pase y la peleó después Rodney Redes.

El defensor Manuel Capasso (30) puso el tercero para Olimpia con un impecable golpe de cabeza, aquí lo festeja con todo en el cierre del primer tiempo.FOTO: NÉSTOR SOTO

Apenas tres minutos después, Richard Ortiz se mandó otro golazo con su sello personal, de media chilena, ganando en el área la habilitación de cabeza de su compañero Manuel Capasso, quien ganó en el área rival por arriba.

Cerro estuvo atontado, sin ninguna reacción. Tardó en presentarse en la cancha y tímidamente comenzó a tener la pelota, pero sin dañar. Algu­nos chispazos con un par de corridas de Gabriel Aguayo no prosperaron. Federico Carrizo trató de organizar el juego en medio del desorden.

Jugando a placer, Olimpia facturó el tercero, lapida­rio y definitivo. Tremendo cabezazo del defensor cen­tral Manuel Capasso, lanzado al ataque para aprovechar un gran centro del ofensivo Rodney Redes. Para ir al des­canso y tener a mano todo para el arranque del segundo tiempo.

El último periodo fue de trá­mite, nunca hubo la más mínima posibilidad para que la historia cambie. Olimpia se plantó, esperó a Cerro y dis­puso de varios contragolpes que pudieron terminar en el cuarto gol ante un rival al que le salió todo al revés.

Un remate del lateral Alan Núñez tapado por el arquero Gastón Olveira fue lo más importante que generó un Cerro Porteño, sin alma y rebeldía. Olimpia fue todo lo contrario. El ganador del superclásico presionó, mordió la can­cha, fue punzante, contun­dente. El Decano castigó duro a su rival de todos los tiempos, puso punto final con una soberana goleada a la seguidilla de siete empa­tes. Para sentirse a pasos del título de campeón, a falta de cinco jornadas para el final.

Etiquetas: #Olimpia#Cerro

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