Libertad se despidió con una entereza admirable de la Copa Sudamericana. Empató 1-1 con Cruzeiro de visitante, en un gran segundo tiempo, donde mereció más goles, pero le faltó efectividad. El 2-0 en contra que sufrió de local ante el cuadro brasi­leño, evidentemente lo con­dicionó demasiado, pero no por ello dejó de luchar y de dejar hasta la última gota de sudor en la cancha.

Ya en el primer tiempo le jugó de igual a igual a su rival, pero no tuvo fuerza en ataque para aprovechar algunos acerca­mientos. Aguilar y Fernán­dez fueron absorbidos por la marca y para colmo, Kaio Jorge de cabeza, tras gran centro de Marlon, le dio la ventaja inicial al Cruzeiro.

Pero lo mejor del cuadro gumarelo estuvo reservado en el segundo tiempo, sobre todo con el ingreso de Roque Santa Cruz, primero, y de Tito Villalba e Iván Franco después.

Lo de Roque fue magnífico. Siempre pivoteando bien y haciendo jugar de forma distinta a sus compañeros. El delantero ya avisó con un cabezazo al palo antes de aprovechar el gran cen­tro de Iván Ramírez para decretar el empate con un cabezazo, lanzándose de palomita.

Todo lo que vino después fue de Libertad, más aún luego de la expulsión del capitán azul, Lucas Romero, por doble amonestación. Her­nesto Caballero se perdía el segundo en la boca del arco y Tito Villalba después per­mitió la salvada milagrosa de Cassio.

El cuadro de Garnero no dejó de insistir por arriba y desde todos los costados, pero ya no tuvo la efectividad para poder torcer el resultado. Se quedó afuera de la Copa, pero la imagen que dejó fue alta­mente positiva.

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