Libertad logró evitar el embrollo mayor con un empate sobre la bocina ante Trinidense, que se quedó al borde de lograr una gran victoria. Para el Gumarelo, ese 2-2 fue el alivio de un mal partido y para el cuadro de Trinidad, el sabor amargo de un partido que le hubiera permitido llegar a su primer triunfo en el torneo Clausura.
El Triqui fue picante desde el inicio del partido. Trabajó mejor en la distribución del balón y tuvo a un explosivo Tomás Rayer, para explotar al máximo sus virtudes. Fue así que el extremo no tardó mucho en lograr el primer gol tras una pelota recuperada por Diego Torres, tras mal pase de Hernesto Caballero, en el borde del área grande. El pase a su compañero fue letal y este la picó ante la salida de Silva para poner el 1-0. Un golazo.
Libertad lo salió a buscar, pero lejos estuvo del orden, con algunos jugadores debajo de su nivel actual. Aún así, tuvo un tiro libre a su favor que lo aprovechó al máximo. La defensa de Trinidense hizo poco para despejar el balón, que le quedó a Espinoza. El lateral, de espaldas, conectó de una forma poco común pero puso la paridad.
El complemento fue un calco del primero, porque fue nuevamente Trinidense el que asumió un protagonismo mayor. Y llegó al segundo gol, nuevamente por un error defensivo, esta vez de Viera. Tras un rebote, otra vez Rayer la mandó a guardar, esta vez con disparo fuerte ya desde dentro del área.
En los minutos que siguieron, Trinidense supo manejar el balón y hasta metió algunos contragolpes que pudieron darle el gol de la tranquilidad, aprovechando el adelantamiento de Libertad.
Pero el que obtendría su premio sería el campeón, que ya en el último minuto de adición, logró la paridad. Óscar “Tacuara” Cardozo bajó el balón para Sanabria, que metió el zurdazo salvador en el resultado, más allá del pobre juego exhibido por el campeón.
Para Trinidense fue un castigo demasiado grande, por lo que bien que trabajó el partido a lo largo de su desarrollo.