En la conti­nuidad de la fecha 14 del torneo Clau­sura, la propuesta de este sábado es suma­mente interesante. A primera hora (17:30) en el Defensores del Chaco, Cerro Por­teño (21 puntos) busca impulsarse en el estreno de su nuevo entrenador Car­los Jara Saguier y enfrenta al Sportivo Luqueño (11 uni­dades), que también va por el despegue, en una cam­paña marcada por la irre­gularidad.

El Ciclón fue goleado 3-0 hace una semana por el 2 de Mayo, resultado que costó el puesto al entrenador español Manolo Jiménez, cuyo cargo hoy es ocupado por Carlos Jara Saguier, un histórico del Ciclón, que este año condujo a la Albirroja Sub-23 al título de campeón Preolímpico en Venezuela y quedó libre luego de la participación de Paraguay en los Jue­gos Olímpicos de París 2024.

Por el lado de Luqueño, no ha encontrado la fór­mula del éxito, aún con el cambio del anterior entre­nador Julio César Cáceres, sustituido por el argentino Juan Pablo Pumpido.

El Auriazul, que llega a la cita de hoy con muchas bajas, viene de empatar (1-1) con Sol de América.

En el 12 de Junio de Villa Hayes a segunda hora (20:00), se cruzan Liber­tad (19 puntos) y Guaraní (18 puntos), en un verda­dero clásico por la cre­ciente rivalidad entre estos equipos. Los dos tienen una de las últimas chances para meterse en la pelea por el título, pero necesaria­mente deben ganar.

El Aurinegro igualó sin goles frente a Trinidense, mientras que el Gumarelo cedió 2-1 ante Nacional.

Libertad, con mucha suficiencia, aunque tardando un poco en marcar diferencia, le ganó 2-0 a Encarnación y ya se instaló en los cuartos de final de la Copa Paraguay. De esta manera, ya espera por el ganador de Cerro Porteño o Sol de América, que se enfrentarán en la otra llave.

Como era de suponer, el protagonismo fue inme­diato por parte del Guma­relo. Hizo valer la diferen­cia de categoría y ya a los 2 minutos se perdía una oca­sión clara por intermedio de Julio Aguilar.

Garnero metió algunos cambios significativos, comenzando desde el arco, con la reaparición de Rodrigo Morínigo. Esto, en relación con el equipo que viene jugando en el Clausura.

Sin bien el dominio no fue abrumador en ese primer tiempo, las veces que ace­leró acorraló a Encarna­ción, que intentaba generar algún que otro contra­golpe, sin mucho éxito.

Fue así que entre el pro­pio Aguilar, Rubén Lez­cano y en alguna medida Alejandro Silva buscaron marcar la diferencia aun­que esta no llegó en ese primer periodo, en gran parte también por las grandes intervenciones del arquero encarnaceno José Aquino.

Con el ingreso de Roque Santa Cruz, el ataque gumarelo se reforzó y rencontró el éxito en una jugada de pelota parada. Silva centró y Aguilar des­vió de cabeza para vencer a Aquino.

Cuando Roque Santa Cruz tuvo tiempo de girar y con­vertir el segundo gol, con un disparo frontal y prácti­camente sin oposición en el minuto 76, ya Encarnación bajó totalmente la guardia y se resignó.

De todas formas, no hizo mucho, más allá de la voluntad que tuvieron sus jugadors de frenar el intento ofensivo liberteño, que si bien no luce, sigue ganando y ya se instaló entre los ocho mejores.

En el otro partido de la jornada y entre equipos de primera división, Guaraní logró su clasifica­ción a los cuartos de final de la Copa de Todos al vencer (4-3) en los penales a Sportivo Ameliano.

El partido en tiempo normal terminó 1-1. Richard Torales (62′) puso adelante a la V Azulada y lo empató Richard Prieto (68′). En la tanda, Gaspar Servio se convirtió en figura al retener los rema­tes de Juan Patiño y Alejandro Samudio. Ade­más, marcó el suyo en el inicio de la serie.

De esta manera, el cuadro aborigen enfrentará en cuartos de final al equipo de Carapeguá, de la División Intermedia, que logró su pase a la otra ronda tras superar por 1-0 a Sportivo Iteño.

• Por Luis Irala
• Periodista Nación Media

Nacional en una estu­penda reacción dio vuelta el partido y tras estar en desventaja, anotó dos goles en la com­plementaria, que le dieron la victoria, quedando cerca de la cima. Los cambios fueron fundamentales para el Albo.

La primera etapa se fue con ventaja para Libertad, al aprovechar Roque Santa Cruz el único error de la zaga tricolor.

La Academia era más ver­tical y apostaba al pelotazo cuando tenía el balón. El sector derecho era el más utilizado, donde Orlando Gaona Lugo, con su veloci­dad, creaba muchas grietas en la defensa liberteña, aun­que cada jugada terminaba en la nada por el nulo aporte de los delanteros albos.

La primera etapa iba inexo­rablemente camino al empate sin abrirse el mar­cador, sin embargo, fal­tando dos minutos para que se cumpla el tiempo regla­mentario, un grueso error de Juan Fernando Alfaro en la salida, es aprovechado por la experiencia de Roque Santa Cruz, para convertir el gol liberteño y así casi sin mere­cerlo el Gumarelo se fue con ventaja a los vestuarios.

En la complementaria, el entrenador Víctor Bernay acertó en todos los cam­bios y sobre los 23 minutos empató el partido el recién ingresado Gustavo Caba­llero, tras habilitación de Bailone y posterior corrida del goleador a base de poten­cia y velocidad.

Después de la igualdad el cuadro albo recuperó la con­fianza y se fue adelante bus­cando el tanto del triunfo.

Faltando 10 minutos para el final, otro relevo, Alfredo Martínez, también gana a la defensa albinegra, para concretar el gol de la merecida victoria, que deposita a Nacional a solo un punto del líder Olimpia. Para Liber­tad el panorama se presenta confuso, porque la derrota lo deja muy lejos de la pelea por el título.

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Existen dos grupos que se oponen a las reformas del Estado. Los que desean que todo siga igual porque saben que perderán sus privilegios y los estatistas que, como colectivistas de ideas, son socia-listas e insisten en el intervencionismo gubernamental. Por mi pare estoy con las reformas y como liberal clásico creo en el orden político constitucional, el Estado de Derecho, entendido como aquel sistema basado en las instituciones republicanas de base liberal que garantiza los derechos a la vida, la libertad y la propiedad.

Esto último es importante. En el régimen de la libertad todas las personas somos iguales ante la ley y las insti­tuciones tienen como propó­sito respetar al hombre libre y ciudadano sin privilegios para nadie, sancionando a los criminales que no se desean ser parte de la convivencia societaria.

De ahí que el liberalismo clásico, al que me adhiero, considera que dada la exis­tencia del Estado el mismo debe ser limitado y contro­lado, motivo por el cual se hizo la Constitución, obra esta última del pensamiento de la libertad. Ingresamos a la sociedad política para mantener nuestros sagra­dos derechos, inalienables y anteriores al Estado.

Los estatistas socialistas tienen tanta obsesión por la desigualdad que por tra­tar de corregirla apelan al Estado, el más poderoso y devastador aparato de coer­ción que se haya creado sobre la faz de la tierra. El Estado es capaz de avanzar contra nuestra vida, liber­tad y propiedad para matar, robar, cobras impuestos, impedir que la gente cola­bore y hasta impedir a los padres educar a sus hijos según sus valores.

Aunque los estatistas socia­listas crean que con el agre­gado de la palabra social la naturaleza del Estado puede ser cambiada, sin embargo, los hechos prueban lo con­trario. El Estado crece en su influencia destructiva como la historia lo demuestra al punto que hoy en pleno siglo XXI el problema consiste en su imparable crecimiento y centralización en algunos pocos para así dar el golpe contra nuestra vida, libertad y propiedad.

¿De dónde provienen la infla­ción, las deudas, la falta de ahorro e inversión, las malas leyes, las barreras al trabajo, la falta de educación y salud?

La única igualdad es ante la ley pero no cualquier ley. Es la ley que garantiza que cada quien pueda hacer lo mejor para sí y sus familias, que pueda ahorrar y trabajar sin dañar a sus prójimos. Pero los estatistas no desean la igualdad ante la ley. Desean que el Estado nivele la can­cha como dicen. Se equivo­can. Al nivelar la cancha, el Gobierno reemplaza al ciu­dadano.

El Estado es una maquina­ria destructiva de la libertad, del ahorro y la inversión, es costoso e ineficiente, razón suficiente para las reformas.

(*) Presidente del Cen­tro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”, “Cartas sobre el liberalismo”, “La acredita­ción universitaria en Para­guay, sus defectos y vir­tudes”, y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la República”.