- San Pablo, Brasil. AFP.
Sin querer queriendo, Corinthians, de los paraguayos Matías Rojas y Ángel Romero, ganó terreno en la Copa Sudamericana hasta acercarse a un título que nunca ha celebrado. Pero llegar a la final no es cuestión de trámite: su compatriota Fortaleza, al que recibe hoy en San Pablo en la semifinal de ida, es un hueso duro de roer.
El Timão, el segundo equipo más popular de Brasil por detrás del Flamengo, ha recorrido la temporada con una misión alejada de su historia gloriosa: mantenerse en primera división. Por ello, apeló a suplentes y juveniles durante varios juegos del torneo internacional. Con todo, avanzó hasta la semifinal dejando atrás a equipos históricos, como los argentinos Newell’s Old Boys (octavos) y Estudiantes (cuartos).
“He sido muy claro en que la importancia para el Corinthians este año es no caer a la segunda división (...) Pero la Sudamericana surgió de repente y tuve que darle importancia debido a lo que significa conquistarla”, dijo el técnico Vanderlei Luxemburgo la semana pasada. “Ahora en la recta final (de la temporada) necesitamos oscilar menos. El Brasileirão es difícil de ganar, pero en la Sudamericana falta muy poco: son tres partidos para ganar ese título”, dijo el atacante paraguayo Ángel Romero.
El duelo garantiza a la tierra del “jogo bonito” un cupo en la final que se disputará el 28 de octubre en Maldonado, Uruguay, y tiene otra particularidad: ni Corinthians ni Fortaleza han alzado la Sudamericana. El vencedor peleará por el título con el ganador entre Liga de Quito y Defensa y Justicia (ARG), en donde juegan tres paraguayos, el lateral izquierdo Darío Cáceres, el volante Ángel María Benítez y el ofensivo Rodrigo Bogarín, que chocarán mañana en Ecuador.