- Por Luis Irala
- Periodista – Nación Media
En uno de los peores partidos del torneo Clausura, General Caballero y Tacuary empataron sin abrirse el marcador. El empate perjudica a los dos.
La primera etapa fue para el olvido y tanta fue la desidia que lo más resaltante fueron un cabezazo de Clementino González que fue salvado por Acevedo sobre la línea y un tiro libre del barriojarense Víctor Dávalos, que fue sacado cerca del ángulo izquierdo por Arévalos. Para colmo de males, el árbitro Juan López también se sumó a la malaria general ordenando dos dudosas expulsiones. La primera por un agarrón de Navarro a Ruiz, que se escapaba, pero aún muy lejos del arco y la segunda por una infracción común de Jorge González, exhibiendo la segunda amarilla a Torito, en evidente intención de compensar la primera expulsión, dejando a ambos equipos con 10 hombres.
Si la primera etapa fue mala, la segunda resultó lamentable. Ni siquiera los cambios en ambos conjuntos pudieron darle un poco de frescura al partido. Por lo expuesto ninguno de los dos equipos merecieron la victoria, pero de todas maneras el empate tampoco favorece a los dos mirando el promedio.
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Empate que daña a ambos equipos
Nacional y Ameliano en un cotejo de muchas equivocaciones sellaron la paridad, resultado que no le conviene a ninguno, ya que los frenan en la tabla.
Nacional pronto se puso en ventaja, superando de esa manera una sequía de 364 minutos sin marcar un gol. Tres minutos de juego y Gustavo Caballero, que recupera el balón ante la desidia de Gonzalo Areco, pase a Gaona Lugo, quien despide el centro para que Rodrigo Arévalo conecte el balón, que se introduce en el arco del arquero Rossi. Pareció que llegaría el segundo de la Academia, pero todo quedó en el amague y por el contrario, Daniel Rivas devolvió gentileza y un error garrafal suyo derivó en el empate de Ameliano, por intermedio de Leonardo Villagra, aprovechando un centro de Fredy Vera, quien le robó el esférico al dormido Rivas.
Al inicio de la complementaria, Gustavo Caballero, el mejor de Nacional, estuvo cerca del gol, pero Rossi desvió el remate que fue a pegar al travesaño.
Ameliano también tuvo sus oportunidades, pero se mostró impreciso al momento de definir. Los minutos finales fueron de ataque por ataque, pero la igualdad no se modificó y ambos equipos quedaron en deuda.
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Ambos equipos pusieron todo en la cancha, pero no hubo ganador
- Por Luis Irala
- Nación Media
En partido que se jugó a mil por hora, Cerro Porteño y Libertad empataron. Por momentos, el cuadro liberteño fue el dueño de la pelota, pero sin hacer daño, mientras que el equipo azulgrana con menos posesión del balón fue más contundente. En los primeros 45 minutos no se abrió el marcador.
De entrada, la defensa de Cerro tuvo muchos inconvenientes en la fracción inicial, es que no es sencillo jugar con línea de tres zagueros sin una buena preparación previa. Con el ingreso de Bruno Valdez al Ciclón no le quedó otra opción más que jugar con tres centrales. Tampoco la retaguardia liberteña jugó tranquila y en cada ataque del cuadro azulgrana mostraba muchas grietas.
Libertad pudo marcar su gol a través de Óscar Cardozo tras brillante habilitación de Martínez, pero Tacuara remató débil permitiendo la reacción de Jean.
El Ciclón también pudo llegar al gol, especialmente en dos apariciones rápidas de Iturbe. En la primera, el arquero Martín Silva abortó con infracción a Iturbe y en la segunda, Viera, también con jugada ilícita interrumpió el avance azulgrana, costándole al zaguero la correcta expulsión.
En la complementaria llegaron los goles. Cerro con las modificaciones volvió a jugar con línea de cuatro zagueros y antes del primer minuto, Fernando Fernández anotó el gol azulgrana. El técnico Galeano realizó tres cambios simultáneos y enseguida llega el empate convertido por Matías Espinoza de cabeza, tras un córner y varios cabezazos dentro del área. Al final de la etapa bajo el ritmo del encuentro y ni siquiera los cambios lograron levantar el ritmo. Fue empate entre los máximos aspirantes al título del torneo Apertura.
REACCIÓN
- JUAN ITURBE
- DELANTERO AZULGRANA
“Nos relajamos y nos empataron”
“Hicimos un buen primer tiempo, pero en el segundo con el gol nos relajamos y nos empataron rápidamente. No supimos aprovechar el hombre de más que tuvimos. También el primer tiempo hicimos un desgaste inmenso. La cancha no estaba en condiciones, creo que debemos mejorar, pero no es una excusa. Ahora a seguir trabajando, porque esto es largo. Enfrentamos a un grandísimo rival”, explicó Juan Iturbe.
“Comenzamos bien con dos victorias, luego se vino el partido ante 2 de Mayo, que fue lamentable, eso nos perjudicó porque era un partido ganable, y ante General Caballero no supimos aprovechar las oportunidades que generamos y ahora estamos en la semana del clásico que nos va a motivar”, analizó Iturbe.
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El pobre empate que frena a ambos equipos
- Por Luis Irala
- Nacion Media
Resistencia y Luqueño protagonizaron un movido encuentro que terminó sin abrirse el marcador. La igualdad perjudica a los dos equipos.
La irresponsable infracción que derivó en la tarjeta roja a Ruan Silva cambió el rumbo del encuentro. Hasta la expulsión que se produjo a los 23 minutos, tras cambiar el árbitro Derlis López la amarilla inicial a instancias del VAR, el partido era parejo, inclusive el cuadro de la Chacarita estaba dejando mejores sensaciones. Tratando de equilibrar de nuevo a su equipo el técnico Carlos Recalde , tuvo que sacar al atacante Nelson da Silva, haciendo ingresar en su reemplazo al zaguero Marcos Acosta. Con un hombre menos Resistencia ya no tuvo el mismo peso en ofensiva, dejando el protagonismo al conjunto luqueño. Sin embargo, el equipo auriazul, a pesar de la ventaja numérica, tampoco ejerció un dominio absoluto y solo pudo realizar algunos ataques profundos, pero que no fueron suficientes para inaugurar el marcador.
Al promediar la complementaria, Cáceres hizo ingresar a los hábiles Pereira y Fretes buscando superar en velocidad a la firme defensa de Resistencia, pero todos los intentos no surtieron efecto positivo, teniendo en cuenta que la zaga chacariteña, comandada por el arquero Arzamendia, no ofrecía grietas. El luqueño José Leguizamón también vio la roja a los 72 minutos y a partir de ahí todo se emparejó, terminando el juego con el amargo empate.
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En guerra todos pierden
- POR ISMAEL CALA
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Si hay algo que deberíamos tener en claro, aun cuando el frente entre rusos y ucranianos sigue vivo, es que en las guerras siempre pierden todos. Más allá de cómo terminen las historias, y que al final haya un bando de vencedores y otro de vencidos, la verdad es que nunca hay un triunfador.
Parece increíble que, a estas alturas de la vida, cuando se supone que somos ciudadanos más civilizados, en teoría, sigamos queriendo resolver conflictos, y más aún de índole religiosa, con bombardeos y asedios a civiles inocentes.
Si bien ha sido el pueblo israelí quien ha recibido el ataque en esta ocasión, no es justo acusar y perseguir a ciudadanos palestinos, que son tan inocentes en este juego de ajedrez como las vidas de los jóvenes que fueron asesinados y secuestrados en aquella celebración o de las víctimas de los bombardeos sufridos ese mismo día en la frontera con Gaza.
Ninguna lucha justifica el asesinato de civiles, sea cual fuere su religión o postura política, y acusar a unos por otros no nos hace un favor como humanidad. He tenido la fortuna de trabajar y convivir con palestinos e israelíes, o con personas con familiares en ambas naciones, y sé muy bien de la bondad que habita en los corazones de ambos pueblos.
No nos dejemos engañar: un grupo terrorista no representa ni será emblema de ninguna comunidad. Secuestrar y asesinar a mansalva solo es el comportamiento de individuos que no saben convivir con el mundo que les rodea, y señalar a quienes comparten etnicidad con estas personas no ayuda en nada a las víctimas de todo este caos.
Mi corazón, lleno en estos momentos de dolor, se une a la pena de ambas naciones, porque Hamás no puede representar a nadie, solo a sus propios intereses políticos y mezquinos. Esperemos que con el devenir de los días se detenga esta locura porque, aunque ya no se pueda devolver la vida a las víctimas, al menos debemos anhelar y luchar para que la justicia internacional siente ante un tribunal a los grandes responsables de esta masacre.
Yo creo en un Dios que es amor, que es misericordia infinita, que es el obrador de milagros que, con paciencia, está allí para escucharnos y amarnos incondicionalmente, que no juzga ni es intolerante. En Él confío; una vez más, que se haga el milagro.
Ninguna lucha justifica el asesinato de civiles, sea cual fuere su religión o postura política, y acusar a unos por otros no nos hace un favor como humanidad.