Una fiesta deportiva con los colores azulgranas predominantes se vivió en la Nueva Olla, escenario del superclásico entre Cerro Porteño y Olimpia.
El Ciclón, que llegó a este duelo con la necesidad de ganar para mantenerse en carrera por la cima, tuvo respuestas en las gradas, pero en el campo el equipo mostró poco ante un Decano cargado de energías positivas tras su gran victoria en la Libertadores. Al final, el partido terminó igualado, sin que puedan festejar en casa ante el tradicional rival.
En la previa se calentó el clima cuando la dirigencia azulgrana redujo la cantidad de 1.300 entradas para los franjeados a 900, lo que generó una molestia de la parcialidad franjeada.