• POR JUAN VICENTE DUARTE
  • Periodista – Nación Media

Nacional ahondó aún más la crisis de Olimpia, que tragó otro sorbo amargo en el debut del Chiqui Arce, ampliando a tres sus derrotas en este tor­neo Clausura. El 2-1 fue de absoluta justicia para el cua­dro de Pedro Sarabia, que remontó el tanto inicial de Alejandro Silva para dar el golpe de gracia en la agonía del partido.

La iniciativa fue franjeada, pero la claridad estuvo ausente. Se hizo dueño del balón, pero el repliegue de Nacional lo obligó a recurrir a los balones largos. Por el contrario, el equipo de Pedro Sarabia casi no existió en ata­que en esos minutos inicia­les. Replegado, intentó sali­das rápidas que no surtieron efecto.

Fue así que luego de su insis­tencia desordenada, Olim­pia encontró el camino para hacer daño. Lo hizo con el primer remate frontal, por intermedio de Zabala, metido arriba en un ataque. Su fuerte remate encontró la oposición de Carlos Rolón, quien des­vió el balón con el brazo dere­cho. El VAR advirtió la mano y concedió el penal que Ale­jandro Silva, con su calidad habitual, se encargó de trans­formar en el primer gol.

Héctor Espínola no llega a la pelota impulsada por Alejandro Silva, que convirtió su tanto de penal.FOTO:NÉSTOR SOTO – NACIÓN MEDIA

A partir de ahí, se vio otro partido. Nacional comenzó a ganar las segundas pelotas y acercó mayor peligro, con Velazco y Gaona Lugo como generadores del fútbol, ante la lentitud del mediocampo franjeado.

Ese juego punzante del Tri­color se trasladó al segundo tiempo con mayor presión. Sin embargo, llegó al empate en otro de los despistes de la defensa de Olimpia, que en un lateral permitió dos cabezazos en el área. Agui­lar peinó y definió Velazco sin oposición.

Nacional sacó mayor prove­cho del desorden para dar el golpe de gracia. Estuvo mucho más cerca en al menos tres acciones que fueron des­baratadas con muchas com­plicaciones por la defensa de Olimpia, pero Cristhian Ocampos sacó de la galera su oficio de goleador para sen­tenciar el juego ya en tiempo de adición.

Los cambios del Chiqui Arce no le dieron muchas solucio­nes a su equipo y al estratega le espera un arduo trabajo para mejorar este barco que está a la deriva.

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