Malmö, Suecia. AFP.

Con mucho amor mezclado con una pizca de odio, Suecia celebró el lunes la retirada de su “futbolista más grande de la historia”, Zlatan Ibrahimovic, el ‘enfant terrible’ que “influenció a toda una nación”.

Esa mezcla de sentimientos resume la complicada relación que unió a Suecia e Ibrahimovic, hijo de inmigrantes yugoslavos nacido en las afueras de Malmö y convertido a los 41 años en el sueco vivo más conocido del mundo, un plebeyo de barrio autoproclamado “rey”.

Una estrella percibida como arrogante y bocazas con frases grandilocuentes en un país que tiene la moderación y el bien común como sus mayores virtudes. Zlatan molestó tanto a su país como admiración recibió de él.

“Es triste que pare. Es el fin de una era”, dice a la AFP Mohammed Salem delante del estadio del Malmö FF, donde el joven Ibra arrancó su carrera profesional entre 1995 y 2001.

El seleccionador del equipo nacional, Janne Andersson, habló de él como “el jugador sueco más grande de todos los tiempos”.

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