• Por Luis Irala
• Periodista

El primer enfrenta­miento de Pelé frente a un equipo para­guayo se produjo en la Copa Libertadores de 1962, cuando el mítico Santos brasileño midió a Cerro Porteño por el grupo 1 copero.

En la ida jugada en Asunción “El Rey” estuvo ausente por una lesión. Sin embargo, en la revancha, en Vila Belmiro, reapareció con toda su magia para golear al Ciclón por 9 a 1, con dos goles suyos, pasando el Santos a la siguiente etapa copera, que no paró hasta lle­gar a la consagración.

Tres años después, el Santos de Pelé fue invitado para reinaugurar el estadio Manuel Ferreira de Olimpia. Aquel 15 de mayo de 1965, con la pre­sencia del “10″, Olimpia y San­tos empataron 2 a 2. Pero los festejos estuvieron a punto de empañarse al ceder parte de las graderías Norte. El propio Pelé acudió al auxilio de los aficionados. Por fortuna no hubo víctimas que lamentar. A nivel de selecciones, Pelé enfrentó cinco veces a la Albirroja. En julio de 1968, los combina­dos de Paraguay y Brasil juga­ron dos cotejos por la Copa Oswaldo Cruz, en el entonces estadio de Puerto Sajonia.

En el primer encuentro, la Verdeamarilla goleó 4-0 y Pelé colaboró con dos goles y en la revancha se produjo el espectacular triunfo para­guayo, 1-0, con gol del “Toro” Cabral.

Al año siguiente, en 1969, Paraguay tuvo que enfren­tar a Brasil, Colombia y Vene­zuela, por un boleto al Mun­dial que se desarrollaría en México, en 1970.

En la ida disputada en el estadio de la Liga, los brasi­leños comandados por Pelé dieron una demostración de alto vuelo venciendo 3 a 0 y en la revancha en el Mara­caná, ganaron de nuevo por 1-0, sellando el pasaporte al Mundial.

Previo a la cita mexicana del 70, Pelé jugó el último partido contra Paraguay, en un amis­toso, en abril de ese año, en el Maracaná, que terminó 0 a 0.

“Con profundo dolor, acompañamos la partida de un ícono del fútbol sudamericano y único tricampeón mundial, cuya magia seguirá viva en cada uno de quienes lo supimos admirar. Descansa en paz, ‘O Rei’. A la familia de la nuestras más sentidas condolencias”, expresó la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) en un comunicado.

“El Rey Pelé ha dejado esta cancha terrenal para brillar entre las estrellas del cielo. El fútbol sudamericano y mundial lloran su par­tida, agradeceremos por siempre su maravilloso talento. Mis con­dolencias a la familia y amigos de nuestro querido Pelé”, refirió el titular de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez.

“Con su presencia, en el año 1965, engalanó la reinauguración de nuestra casa: el Manuel Ferreira. Lamentamos la pérdida de esta leyenda del fútbol mundial y uno de los máximos exponentes del continente sudamericano. QEPD, Pelé. 1940-2022″, destacó el club Olimpia.

Raimundo Aguilera, ex golero de Guaraní y de la selección para­guaya, recordó momentos con el rey Pelé, a quien valoró como persona y admiró como atleta.

“Enfrenté a Pelé, para mí era muy difícil de marcar. Jugué con­tra Maradona, vi su jugada, pero Pelé era distinto en la cancha”, recordó el apodado “Arquero de América” en declaraciones a Tigo Sports.

“El humilde siempre vence, esas palabras siempre me decía Pelé”, expresó el ex arquero.

“En el Pacaembú le atajé un penal. Fui el único arquero que le atajó un penal al mejor del mundo en ese entonces. El propio Pelé me felicitó tras esa parada”, agregó.

El rey Pelé tuvo como compañeros en el Cosmos de Nueva York a Julio César Romero y Roberto Cabañas, quienes en 1980 fueron trans­feridos al club neoyorquino, cada uno en casi un millón de dólares. Fueron los únicos compatriotas que oficialmente jugaron al lado de Pelé. Aunque en 1969, el Rey Pelé también fue compañero circunstancial de otros dos paraguayos, cuando en el partido de despedida del uruguayo Emilio “Cococho” Álvarez, en el estadio Centenario, fue compañero de Luis Ivaldi y Vicente Bobadilla en el equipo de Sudamé­rica que enfrentó a su similar Europeo. Entre los años 60 y comienzos de los 70, en el torneo brasileño, Pelé con el Santos tuvo de rival al defensor compatriota Francisco Reyes, quien fue ídolo en el Flamengo y las crónicas de la época cuentan que fue el jugador que mejor le marcó. El arquero Raimundo Aguilera, quien brilló en el Brasil en el Portuguesa y luego en el Botafogo, también tuvo su tarde de gloria, cuando en 1973, jugando por el Botafogo detuvo un tiro penal ejecutado por Pelé.