Cántico, baile, colorido y aliento constante marcaron la jornada del superclásico en el Bosque de Para Uno, en donde el local Olimpia mostró solvencia futbolística plena para dominar de principio a fin al rival de siempre, Cerro Porteño, que llegó al estadio con solo 500 almas en busca de la victoria y un presidente Juan José Zapag con humor picante: “Es importante que haga calor durante el partido, porque acá hace frío”.
El ambiente en la previa era de plena confianza de los franjeados, el día radiante, en una tarde soleada y en un horario inusual, 15:30, especial para disfrutar de un gran espectáculo en familia y con las gradas repletas de los aficionados locales (más de 16.000).
En este entorno ideal, muy pronto la velada se convirtió en una gran fiesta con el tanto tempranero de Brian Montenegro, que abrió el camino del triunfo y una alegría inigualable por festejar ante el tradicional adversario en un escenario de tantas hazañas en el fútbol. Al final, los jugadores corearon y bailaron una canción franjeada junto a los aficionados para bajar el telón de un espectáculo soñado.