• POR IRENEO ACOSTA R.

Colorido en las gra­das. En la cancha, el partido fue intenso, friccionado, tenso, traba­jado por ambos elencos, que intentaron llegar a los arcos rivales. Ninguno encontró el camino, ni espacios para llegar al gol. Olimpia y Cerro Porteño empataron sin goles en el primer clásico de la Libertadores, en el marco del Grupo G.

Arce sorprendió cuando mandó al campo a Piris da Motta como un volante más, dejando a Moreno Martins en forma solitaria, tratando de llegar al área. Cerro apostó a quedarse en su campo, cedió terreno y el balón a Olimpia, que tam­poco encontró el camino para crear y definir. Un nivel que no acostumbran a pre­sentar, mostraron jugadores como Silva, Quintana, Car­dozo y Recalde en el Fran­jeado, siendo destacado el juvenil central Luis Zárate.

Por el lado de los cerristas, Rivas, Cardozo Lucena, Benítez, Carrascal y Aquino no aparecieron en la medida de sus posibilidades. Los centrales Patiño y Duarte, además del arquero Fernan­des, fueron los mejores.

Es cuestionable la jugada donde Zárate comete falta dentro del área a Cardozo Lucena. Con su tibieza, el árbitro Daronco no se animó a marcar penal. El brasileño no controló el trámite. Los jugadores hasta se agredie­ron mútuamente, inclusive hasta el final del encuentro, camino a vestuarios. No se las­timaron los dos equipos y los goles quedaron relegados para sus próximas presentaciones.

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