- POR MARTÍN VILLAGRA
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River, el puntero solitario del torneo Clausura, fue mejor y anoche mereció más que el empate sin goles en su cancha.
Cerro Porteño fue demasiado flojo en su propuesta, un equipo lento por largos pasajes y anunciado durante todo el partido, que además sufrió la falta del creador distinto. Claudio Aquino no es el mismo del año pasado y termina siendo muy inoperante, en medio de tanta imprecisión.
El Azulgrana suma su tercer empate seguido y hasta se salvó de perder de milagro, por esas cosas del fútbol.
Otro cantar hubiese sido si el delantero Dionicio Pérez marcaba la más clara opción de los locales al inicio del segundo tiempo. Un gran pase dio el defensor Alex Garcete, quien tras robar una pelota, dejó mano a mano a su compañero con el arquero. El remate fue al travesaño, y la pelota caprichosamente rebotó hacia afuera. El uruguayo Borges, quien ingresó en River sobre los últimos minutos, también entró solo hasta el fondo y sobre la hora. Con el arquero cerrista enfrente, remató muy mal, cuando sus compañeros tenían las gargantas listas para gritar el tanto de la victoria. Oportunidad clarita, una vez más desperdiciada.
Cerro apostó a cuidar el balón, abusó con los toques, fue demasiado predecible cuando no había por dónde entrar en la defensa contraria.
El conjunto azulgrana tuvo algunos chispazos, producto del aguante de Robert Morales y un par de corridas del brasileño Mateus Goncalves, quien todavía no logra concluir bien una sola jugada. Alta calificación para todo el equipo de River, que sabía a qué jugar, nunca se desesperó, supo cerrar todos los caminos y causó estragos con sendos contragolpes.