Goiania, Brasil. AFP.
Contra el rival más encumbrado de Sudamérica, el Brasil de Tite, Ecuador creyó que podía, empató y se metió en cuartos guiado por el argentino Gustavo Alfaro, un entrenador que le devolvió al equipo el orgullo necesario para anteponerse a la adversidad.
Clasificar cuartos en un Grupo B que solo eliminó de la próxima fase a Venezuela suena fácil. Pero es más que una formalidad para un equipo ecuatoriano que siempre padece en la Copa y que carga con la pesada mochila de ser junto a la Vinotinto las únicas selecciones que nunca gritaron campeón en la Copa. Alfaro lo sabe y está convencido de que solo un baño de humildad, trabajo arduo, valentía y autoestima puede cambiar la historia del combinado tricolor.
“Lo único que le pedí a los jugadores antes del partido es que crean, más allá de todos los pronósticos que nos daban perdedores”, soltó un orgulloso Alfaro, tras empatar 1-1 y romper la racha ganadora de una decena de partidos de Brasil. El empate ante el anfitrión “da confianza para enfrentar a cualquier rival”, advirtió el DT argentino que tiene a Ecuador tercero en el premundial, pero que en las últimas fechas de las clasificatorias perdió puntos que pueden complicar al equipo en la carrera rumbo a Qatar-2022.