POR LUIS IRALA
En el Mundial de Francia 98, el seleccionado paraguayo volvía a la élite del balompié ecuménico luego de 12 años de ausencia. Liderado por el capitán José Luis Chilavert realizó una estupenda campaña, siendo eliminada en octavos de final por el local Francia, a través del primer gol de oro en la historia de los mundiales.
Llegó al esperado día del debut albirrojo ante la respetable Bulgaria capitaneada por el talentoso Hristo Stoichkov. El balón empezó a rodar a las 8:30 y dos horas después terminaba el encuentro sin abrirse el marcador. El segundo adversario fue la poderosa España, que en los cálculos previos era la mayor candidata para ganar el grupo D. Pero que, sin embargo, había perdido en la primera fecha contra Nigeria por 3-2. Fue de nuevo empate sin abrirse el marcador y la clasificación a la etapa de octavos de final quedaba en suspenso.
En la tercera y última fecha nos esperaba la sorprendente selección de Nigeria, que ya estaba clasificada, tras dos victorias seguidas. Por fortuna para la Albirroja aparecieron los goles justo en el momento más oportuno y el 3-1 a favor sirvió para asegurar el segundo lugar del grupo D y el boleto a los octavos de final. Aquella vez “El Peque” Benítez anotó uno de los goles de mejor factura que se recuerde en los mundiales, cuando de un bombazo desde fuera del área metió el balón en la parte alta del arco nigeriano.
En octavos el rival de los paraguayos era el local Francia y como era previsible, durante el cotejo, el ataque del rival sería intenso. Sin embargo, todos los avances galos chocaban una y otra vez contra la defensa de “hierro” de los guaraníes y las manos seguras del arquero Chilavert.
Tras 90 minutos vibrantes en el estadio Félix Bollaert de la ciudad de Lens, el cotejo terminó empatado 0-0 y se tuvieron que recurrir al alargue y sobre los 114 minutos cayó la resistencia del arco paraguayo, marcando Laurent Blanc, el gol de oro, el primero de los mundiales de fútbol, que le dio la victoria a los franceses. Así terminó aquella presentación en Francia, logrando Paraguay una meritoria actuación y el respeto del mundo del fútbol.
LA POLÉMICA
En febrero de aquel 98, la selección paraguaya disputó un amistoso en la ciudad argentina de Mar del Plata contra Boca Juniors, que terminó empatado, 0-0. El técnico Carpegiani convocó para aquel cotejo a Julio César Romero, quien ya tenía 40 años, con intenciones de probarlo en un puesto que a criterio del estratega brasileño, se encontraba acéfalo en el combinado albirrojo.
Sin embargo, Romerito no disputó ni un solo minuto de aquel compromiso creando todo tipo de comentarios en la afición compatriota. Lo que ocurrió fue que Chilavert se interpuso a aquella convocatoria y al llegar a Mar del Plata proveniente del Vélez Sarsfield, se lo hizo saber al entrenador.
La “bomba explotó en mil pedazos” cuando a la vuelta a Asunción Chilavert había declarado a una emisora radial local lo siguiente: “mientras yo esté en la selección Romerito no tiene cabida. Un jugador de 40 años no puede jugar un mundial, ante jugadores más jóvenes y de mayor categoría. En México 86 era capitán y no defendió a sus compañeros. Para finalizar el “1” otorgó un carís político a la convocatoria.