- Por Luis Irala, periodista
El viernes 27 de abril de 1984, 36 años atrás, el arquero de Olimpia, Éver Almeida, entraba de nuevo a la historia grande de la Libertadores. Ya lo había hecho por primera vez al ganar el torneo del 79. Aquella noche, en la ciudad de La Plata, frente a Estudiantes, se convertía en el primer golero en marcar un gol de penal en la Copa.
Hubo otros arqueros goleadores, como José Luis Chilavert, el brasileño Rogelio Ceni y el colombiano René Iguita, pero Éver plantó la primera semilla y fue el espejo en el que todos miraron. Con el paso del tiempo, Almeida alcanzaría otros registros, como el de haber sumado 113 partidos en la Libertadores, como ningún otro atleta lo hizo.
El Olimpia había hecho una gran campaña en el grupo 1 de la Copa Libertadores del 84. La serie era bastante complicada, por la presencia de los equipos argentinos Independiente, que al final fue el campeón de la competencia, y Estudiantes de La Plata. El acompañante del Decano era el siempre difícil Sportivo Luqueño, que estuvo a punto de campeonar en la temporada de 1983.
Aquel 27 de abril del 84, en el último partido del grupo 1, Olimpia visitaba a Estudiantes, en La Plata, con la necesidad de ganar y golear para poder acceder a la fase semifinal. Independiente ya había jugado todos sus partidos consiguiendo 9 puntos y 6 goles a favor. Los olimpistas acumulaban 7 unidades y tenían 2 tantos de ventaja. El Decano debía triunfar por 5 goles de diferencia para poder clasificar a las semifinales. En aquel entonces las victorias se premiaban con 2 puntos.
A los 12 minutos de iniciado el encuentro, Olimpia desperdiciaba un penal. El arquero Luis Islas (actual entrenador de Sol de América) atajó el disparo de Gustavo Benítez. Sobre los 37 minutos de la complementaria, el Decano tuvo otra oportunidad desde los doce pasos.
En ese instante emergió toda la personalidad de Almeida, al solicitar ejecutar el penal. Su disparo bajo y esquinado no pudo ser contenido por Islas. A pesar de no haber conseguido el objetivo de clasificar (Olimpia ganó 1-0), el gran Éver entraba de nuevo a la historia grande del fútbol sudamericano, al convertirse en el primer arquero en marcar un gol en la Copa Libertadores.