Todo lo que podía salir mal en una noche que debía ser perfecta salió mal. El colo­rido de la previa no alcanzó al juego de Olimpia, que tuvo una noche negra, de terror y quedó fuera de la Copa Libertadores.

Dos situaciones claves marcaron el difícil par­tido: el gol de Liga de Quito, que llegó tras una desatención de Alfredo Aguilar, fue el golpe que hizo tambalear al Fran­jeado y el penal, errado por William Mendieta en el segundo tiempo, terminó por sepultar a un equipo visiblemente desesperado y ansioso por la incapaci­dad de concretar las opor­tunidades generadas.

Desde las ganas de intentar y buscar, es cierto que nada se le puede reclamar a los de Garnero, pero definiti­vamente, por cómo se desa­rrolló la noche a partir del tanto de los visitantes, los goles no iban a llegar.

El trámite fue uno muy similar a los partidos de Olimpia del torneo local: el Franjeado dominando ante un equipo bastante cerrado que consiguió un gol temprano, pero con la diferencia de que anoche la presión y obligación esta­ban elevadas a la máxima potencia y, evidentemente, al equipo de Garnero le cuesta lidiar con esto. Mucha presión que desen­cadena en desesperación y menor capacidad para pen­sar las jugadas de ataque correctamente.

El fútbol ultradefensivo de Pablo Repetto, que ya era así con 11 en cancha y fue aún más cuando se fue expulsado Jhohan Julio, terminó dándole resul­tados gracias a su gran arquero Gabbarini, que sacó todas, y de sus dos centrales, que se cansaron de rechazar los centros a los que Olimpia terminó recurriendo en su deses­peración por llegar al gol.

Dejanos tu comentario