- POR ÓSCAR GÓMEZ
- Periodista
- oscar.gomez@gruponacion.com.py
Todo lo que podía salir mal en una noche que debía ser perfecta salió mal. El colorido de la previa no alcanzó al juego de Olimpia, que tuvo una noche negra, de terror y quedó fuera de la Copa Libertadores.
Dos situaciones claves marcaron el difícil partido: el gol de Liga de Quito, que llegó tras una desatención de Alfredo Aguilar, fue el golpe que hizo tambalear al Franjeado y el penal, errado por William Mendieta en el segundo tiempo, terminó por sepultar a un equipo visiblemente desesperado y ansioso por la incapacidad de concretar las oportunidades generadas.
Desde las ganas de intentar y buscar, es cierto que nada se le puede reclamar a los de Garnero, pero definitivamente, por cómo se desarrolló la noche a partir del tanto de los visitantes, los goles no iban a llegar.
El trámite fue uno muy similar a los partidos de Olimpia del torneo local: el Franjeado dominando ante un equipo bastante cerrado que consiguió un gol temprano, pero con la diferencia de que anoche la presión y obligación estaban elevadas a la máxima potencia y, evidentemente, al equipo de Garnero le cuesta lidiar con esto. Mucha presión que desencadena en desesperación y menor capacidad para pensar las jugadas de ataque correctamente.
El fútbol ultradefensivo de Pablo Repetto, que ya era así con 11 en cancha y fue aún más cuando se fue expulsado Jhohan Julio, terminó dándole resultados gracias a su gran arquero Gabbarini, que sacó todas, y de sus dos centrales, que se cansaron de rechazar los centros a los que Olimpia terminó recurriendo en su desesperación por llegar al gol.