El equipo de Garnero tuvo anoche su partido más incómodo del 2019. Fue superado durante todo el primer tiempo, estuvo en desventaja en dos ocasiones y hasta sufrió las consecuencias del casi siempre mal arbitraje del colombiano Wilmar Roldán ante equipos paraguayos, pero nunca se rindió y en la agonía del juego consiguió un empate que se festejó como un triunfo, porque lo mantiene bien arriba en la tabla del Grupo C e invicto en la temporada.
El trámite de la primera mitad demostró de manera clara y contundente que a este Olimpia es posible superarlo manejándole el balón y haciéndolo correr tras él, algo que casi nadie en el fútbol paraguayo se anima a hacerlo, ya que prefieren esperar replegados para aprovechar con salidas rápidas los espacios que quedan en el fondo.
La Universidad de Concepción jugó un primer tiempo casi perfecto. Moviendo el balón a su gusto, atacando los espacios y obligando a los errores de Olimpia. Consiguieron la ventaja por intermedio de un penal inexistente sancionado por Roldán, pero independientemente a esto, su supremacía era amplia y evidente. Además, propinó un golpe estratégico volviendo a anotar a minutos del final de la primera etapa, pintando un panorama negro para el Decano en la complementaria.
Pero a Olimpia le gustan los segundos tiempos. Lo mostró el sábado pasado en el clásico y lo volvió a mostrar anoche en Chile. Desde el arranque hasta los 25’ fue todo del Franjeado. Descontó antes de los 10’ y para los 20’ ya había igualado el partido. Mostró su mejor cara, la que todos conocemos y con un poco más de puntería pudo haber dado vuelta el partido en ese tramo.
Un descuido puso de nuevo arriba a los chilenos, pero rememorando viejas noches de Olimpia en Copa, Richard Ortiz encontró el tercero en tiempo adicional para el festejo con desahogo de todos los franjeados.