- POR ÓSCAR GÓMEZ
- Periodista
- oscargomez@lanacion.com.py
Cuando Olimpia tiene a Néstor Camacho encendido, es muy peligroso; mucho más de lo que usualmente es con su estilo de juego característico. Ayer le tocó sufrir a Godoy Cruz. Así como cinco días atrás en Lima, el Franjeado volvió a vivir una tranquila jornada de Copa Libertadores y consiguió el grito esperado, en casa, el que debió haberse dado ante Universidad de Concepción, pero se postergó hasta ayer. Pese al dominio claro que tuvo Olimpia, se dejó estar en el segundo tiempo, donde pudo haber extendido la distancia y permitió que el visitante pueda anotar un gol.
Pese a la línea de cinco puesta por Bernardi en el fondo, el Franjeado encontró la forma de crear peligro: Ale Silva recibía constantemente a espalda de los volantes centrales y obligaba a uno de los zagueros a salir a cortar y desbarataba la muralla.
Roque, Tabaré, Ale Silva y hasta Rodrigo Rojas tuvieron la chance de convertir durante el primer tiempo, en el que Olimpia levantó el acelerador tras el primer gol. Pero fue el propio Camacho el que marcó el segundo.
Por su propia voluntad, el Decano no goleó en la complementaria. Manejó el balón, pero sin la necesidad de buscar constantemente el arco rival. Tuvo sus chances, pero no las aprovechó. Ya en tiempo de reposición, llegó el descuento de los argentinos.